13 de junio de 1990
¿Jesús mío?
Yo soy. Soy Yo, tu Jesús. ¡Ecclesia revivirá por Mí! ¡No por ti, humanidad! Yo soy Quien levantará a Mi Esposa. ¿Quieres seguir siendo Mi mensajera a pesar de las persecuciones?
Sí, estoy dispuesta, Señor mío.
Siente cómo Me alegro cada vez que dices: “¡sí!” Yo no te necesito. Como sabes, Me basto a Mí Mismo. ¡Pero tú Me seduces con tu “sí”, en medio de tu debilidad! Tu incapacidad provoca Mi Fuerza y deleita Mi Alma. Tu debilidad y tu miseria hacen desbordar Mi Perdón, y desencadenas la Clemencia de Mi Corazón en toda su plenitud.
Quédate junto a Mí, hijita Mía. Haces las delicias Mi Alma. Yo soy tu Fortaleza. Estate sobre aviso, pequeña Mía, porque entre los que se acercan a ti hay adivinos y falsos profetas.
¿Qué debo hacer, Señor?
Mantén Mis Principios…
¿Me protegerás de ellos, Señor?
Vivirás segura porque Yo te estoy guardando a salvo. Continuaré llevándote sobre Mis Hombros, cordero Mío. Quédate en paz.