2 de abril de 1990

Quiero conservar siempre mi amor por Ti.
Sé que no puedo detectar mis propios fallos.
Por eso he venido a pedirte
que me guardes de toda tendencia perversa.
Líbrame del pecado grave.
Permíteme, dulce Yahveh, refugiarme en Ti.

Bienamada de Mi Alma, Yo te concederé la seguridad que anhelas, puedes estar contenta. Elige siempre lo que Me agrada. No temas jamás, Yo Soy está a tu lado. Deseo de ti amor, obediencia, anonadamiento, humildad, docilidad, y así conseguirás desarmar al odio, la desobediencia, la pomposidad, la vanidad y la maldad. ¡Alégrate, alma! No mires hacia atrás, mírame a Mí, mírame de frente y abandónate a Mí.

Mi venida está próxima y todo el que Me teme a Mí, el Señor, lo entenderá. Mi Espíritu está sobre ti, amadísima Mía. Yo que te he criado, te recordaré siempre Mi Amor. ¡Siéntete feliz! ¡Siéntete feliz! ¡Alégrate! ¡Alégrate, te digo! ¡Permite a Mi Espíritu obrar en ti! Yo soy capaz, a pesar de tu extrema debilidad, de lograrlo todo. Cuanto menos seas tú, tanto más Soy Yo. Acepta Mi Gracia y borra tu pasividad. La Paz esté siempre contigo.

Acaríciame con tu corazón, no Me descuides jamás. Yo te enseñaré muchas más cosas. Te pondré al corriente del verdadero Conocimiento. Aprenderás de Mi Boca. La Sabiduría viene ante ti y es tu Educadora. Todo lo que hagas, hazlo con amor. Embellece Mi jardín, embellece Mi Cabeza, reemplazando la Corona de Espinas por una Corona de Rosas.

Yo, el Señor, espero con gran impaciencia el día de Mi Gloria.