3 de marzo de 1987

Soy Yo, Jesús.

Perdóname por todos mis pecados.

Te perdono. Ven, Me deleito en ti. ¿Te acuerdas del día en que te mostré Mi Gloria?

¡¡Sí!!

¿Deseas continuar con ello? ¿Sí?

(Me sentía insegura.)

Padre, ¿puedo esperar un poco?

Que así sea. Te lo volveré a preguntar más tarde. Me gustaría mostrarte más de Mi Gloria para que seas capaz de describir a Mis hijos cómo es Mi Reino.

En cuanto a Mi anterior mensaje, cuando sienta que estás preparada para escribirlo te lo haré saber, Vassula. ¿Me dejarás hoy que Me sirva de ti?

¿De qué modo, Señor?

Utilizando la esencia del amor que Me tienes. Ámame, pues, con fervor, Vassula. Deseo salvar de una caída a un alma muy especial; es una de Mis elegidas. Todavía podemos salvarla, Vassula.

Dejaré dos gotas puras de Mi Sangre en tu corazón. Esas dos gotas serán suficientes para cubrir tu corazón entero y hacerte sentir Mi dolor.

¿Qué debo hacer?

¿Puedes obrar con amor, por el Amor?

Lo intentaré, Señor.

Únete a Mí. Restableceremos su alma hoy, la fortaleceremos.

Te enseñaré cómo obro, pues éstas son Obras Divinas. Todas las Obras Santas vienen de Mí. La Sabiduría te está instruyendo. No olvides nunca esto: tú eres Mi flor que dejo crecer a Mi Luz. Purificaré tu tierra y te daré lo que te falta. Volveré para hablarte sobre el corazón de esa alma Mía especial. Te amo. Ámame, Vassula, porque tantos dependen de este amor…

(Después, por la tarde, fui atacada por el maligno que me culpaba. Yo sabía que no era Dios, puesto que ya estaba enterada de que Él no me culparía nunca.)

Te bendigo, hija. Nunca te culparé por lo que Yo, Yahveh, te he dado.

Me deleito en ti. Te he elegido para revelar Mi Rostro. Medita, Vassula Mía. Siente, siente este amor que tengo por ti. Pronto Me verás. Sí, voy a venir.

Señor, cuando me lleves, no esperaré nada, puesto que nada he hecho y soy incapaz de hacer algo. Repito una vez más la palabra “indigna”. Sin embargo, ¡cuánto deseo estar junto a Ti!

Vassula, siente Mi mano. Mi mano intenta con mucho empeño agarrarte y guardarte junto a Mí. Estoy deseando protegerte. Me encanta tomarte y lanzarte a las profundidades de Mi Corazón y esconderte allí, toda para Mí. Pareces olvidar Mis palabras. ¿No te he ligado a Mí para toda la eternidad? ¿No te he unido a Mí, colocando una guirnalda de Amor encima?1 Bienamada estamos trabajando juntos. Yo soy tu Dios y tu Guía.

Señor mío, soy débil y te necesito. Necesito ser fortalecida en todo para poder glorificarte.

Vassula, observa Mis manos. Coloca tus manos de manera que las yemas de tus dedos toquen las Mías.

(Vi una especie de rayos que salían de Sus dedos, como si fuera electricidad2. Coloqué mis dedos tocando la yema de los Suyos. Esto sucedía en medio del discernimiento y la meditación.)

Siente Mi Santidad. Mi Fuerza está penetrando a través de las yemas de tus dedos. Estas obras son Obras Divinas. Te bendigo. Apóyate en Mí. Ahora Me has absorbido. Conserva tus manos en las Mías y siente Mi calor.

(Más tarde:)

Vassula, escúchame. Ahora hemos salvado esa alma de la caída ¡Alégrate! He utilizado la esencia de tu amor. Estamos trabajando juntos para ayudar y sanar a las almas. Hija, nunca te canses de sanarlas.

(Volví a ser atacada por el maligno. Me decía: “¿Vas a desaparecer de aquí de una vez?”)

Vassula, ven, acércate a Mí, recibe Mi Amor. ¿Comprendes por qué te odian? ¡Estás arrebatando al maligno Mis amadísimas almas, trayéndolas de regreso a Mí!

Señor, ¿no Te ayuda también el amor que Te tienen los demás?

¡! Todo el amor sirve para restablecer y sanar almas.

(Continuación del mensaje de la Paz.)

Mi Reino se extenderá y continuará creciendo gracias al amor que se da.

En verdad te digo que todos Mis Sufrimientos no serán en vano. Con inmensa Gloria triunfaré de todo el mal. Inflamaré cada corazón, esparciendo así Mis semillas de Amor y de Paz, uniendo a Mis hijos. Mi Luz se derramará sobre el universo entero, pues tal es MiVoluntad.

Hónrame amándome, Vassula. Besa Mis manos.

(Lo hice místicamente, y también sobre una imagen.)

Glorificadme siempre. Yo os amo a todos. Acercaos más a Mí, bienamados, pues Mi Amor por vosotros es mucho mayor de lo que podréis imaginar jamás.

(Sentí que emanaba de Dios tanta felicidad… ¡Dios estaba tan contento…!)


1 Sobre nuestra unión.
2 “Su brillo es como el día, su mano destella velando su poder. Ahí se esconde su poder.” (Ha 3,4).