9 de octubre de 1989

La paz esté contigo. Ora por los que siguen tratando de destruir Mi Viña por la noche. Ora, Vassula Mía, para que Mi ira contra esas almas disminuya. Tengo Heridas que hacen que la Justicia de Mi Padre se inflame a causa de todos los crímenes de esta generación. Cuando Él ve cómo tratan Mi Expiación y lo magullado, flagelado y desgarrado que está Mi Cuerpo, Su vivo deseo de dispersar las naciones, reduciéndolas a un montón de polvo, es grande. Hasta Mis Ángeles tiemblan por lo que le puede sobrevenir a la tierra entera. Mi Abba sólo está cediendo por aquellas pocas almas que se inmolan y Me aman.

¡Ah Vassula! Mis sufrimientos son enormes. Pequeña alma, te amo con pasión. Yo afino y purifico a las almas generosas, almas que están dispuestas a reparar y a expiar por otros. Necesito almas víctimas que se hagan víctimas del Amor, víctimas de Mi Pasión, víctimas que mueran a su propio yo, víctimas que estén dispuestas a compartir Mi Cruz. Necesito almas generosas que estén dispuestas a ser moldeadas por Mi Propia Mano en crucifijos vivientes. ¿De qué otra manera podría apartar la Mano de Mi Padre e impedir que os golpee?

El mundo ha de cambiar, convertirse y vivir en santidad. No consentiré por más tiempo que Mi Santo Nombre sea profanado. Mi Pasión se está repitiendo en Mi Cuerpo Místico y Yo sufro tanto como sufrí en Mi Pasión. Hija, estoy recorriendo, una y otra vez, el mismo Camino del Calvario, estoy siendo crucificado cada hora. Yo, que Soy Amor, ¿merezco todo esto?

Exhala tu Aliento sobre nosotros para que nos hagamos víctimas del Amor y seamos capaces de expiar por los demás, Señor Jesús.

Alma Mía, tú puedes aliviarme con tu amor. Ámame y repara, ayuna y sacrifícate. Todo esto detiene la ira de Mi Padre. Vassula, permíteme llenarte, permíteme servirme de ti. Ah, hija… Tus lágrimas Me consuelan. Flor Mía, que tus lágrimas se disuelvan en las Mías y se hagan sólo unas. Cuando Mi Padre vea tus lágrimas en las Mías, se apaciguará.

Yo, Jesús, te bendigo y bendigo todos los objetos sagrados que tienes en tu casa1. ¡Repite eso!2

¡Ah, cómo deseo consolarte!

¡Ah, Vassula! Me consuelas deseando consolarme. Te he creado para que Me consueles, te he creado para que Me des descanso, Me ames y compartas Conmigo Mis sufrimientos. Recuerda: pronto estaré contigo.


1 Dije a Jesús: “¡Ah, cómo quisiera consolarte!”
2 Como si se hubiera sorprendido, Jesús, exclamó: “¡Repite eso!”. Sentí que Su Sagrado Corazón saltaba de alegría.