3 de diciembre de 1992
(Antes de mi misión en Australia.)
¡Mírame! ¡Recibe a Aquel que más te ama! Cordero Mío, Yo estoy contigo y Mi Palabra será llevada a tu boca, y cortará y atravesará sus corazones. Buenos y malos te escucharán. Predicarás y enseñarás el Conocimiento que Yo Mismo te he dado durante estos años. ¿Perseverancia? ¿Es eso lo que necesitas, pequeña?
¡Sí, Señor!
Yo te haré compañía para reanimar tu alma. Mi presencia dará ánimos a tu corazón y tú perseverarás. Estamos asociados, ¿no es cierto?
¡Lo estamos!
Entonces, no tengas miedo. Yo y tú, tú y Yo, y el poder de Mi Espíritu Santo te levantará, y te susurrará y recordará las sólidas Enseñanzas que te he dado. No temas, Yo nunca te he fallado. Te daré elocuencia de palabra para honrar a tu Rey.
(Más tarde:)
Cristo, Tú eres el tema de mi alabanza
en nuestras asambleas.
He atesorado las instrucciones
que he recibido de Tus Labios.
Te invoco ahora, Sagrado Corazón,
para que me ayudes a exponer
la Insondable Ternura,
el Amor de Dios Todopoderoso, Nuestro Padre,
la delicadeza de Tu Sagrado Corazón
y las Infinitas Riquezas de Tu Espíritu.
He rasgado los Cielos y he bajado a tu habitación. Así pues, únete al coro de los santos y canta con todo tu corazón, sí, de todo corazón. Mi gloria será compartida con las almas inocentes, los pobres y los que han unido sus corazones al Mío. Expondré Mi Amor y enseñaré a todos que no encontraréis un Amor más grande que el Mío. ¿Ves lo que tienes? El Amor Mismo viene a tu habitación para hablar contigo. Me has visto cara a cara.
Yo, Jesús os bendigo desde el fondo de Mi Corazón. Siéntete amada. Yo Jesucristo, estoy resucitado y vivo y estoy cerca de ti, ahora… IC.