2 de junio de 1991

(Aquí, Jesús, descifra Ap 21 y parte de Ap 22, y Dn 11,31-39)

¿Señor mío?

Yo Soy. La paz esté contigo.

Pronto, muy pronto ya, te despojaré de tu antiguo comportamiento y de tu viejo yo, creación, para revestirte de Mi Divinidad1 y recordarte el Verdadero Conocimiento. Por tanto, amadísimos Míos, escuchad a Mi Espíritu Santo. Permitidme prepararos a todos para que estéis prestos a recibir Mi Reino. Yo el Señor invito a todos a ver Mi Gloria y a compartirla Conmigo.

Mi Corazón está loco de amor por vuestra generación… ¡Ay de los que, cuando llegue Mi Día, sigan cargando con su pecado, enroscado en su interior como si lo estuvieran gestando!2 Orad para que todo el mundo esté preparado cuando llegue ese día. Sufrid por vuestros hermanos que viven todavía en la oscuridad y han rechazado Mi Gloria por una imitación sin valor, la misma de la que habla el profeta Daniel3.

Os voy a hablar con toda claridad, considerando el estado de vuestra alma y vuestra falta de Conocimiento. Yo no vengo a vosotros por la fuerza, con Mi Espíritu Santo, para violar vuestra libertad, ni vengo tampoco a condenaros. Vengo a vosotros por Misericordia, para concederos gratuitamente el pleno Conocimiento de Mi Voluntad. Por medio de Mi Perfecta Sabiduría, vengo a aumentar en vosotros el Conocimiento que Yo Mismo os he dado. No vengo a añadir cosas nuevas a lo que ya se os ha dado, sino que vengo a establecer Mi Reino en el centro de vuestros corazones.

¡Ciudadelas!4 ¿No lo habéis entendido todavía? ¿No habéis comprendido aún que Yo el Señor, vivo en vosotros? ¿No habéis comprendido que sois Mis santuarios? Cuando os hablo de cosas celestiales, ¿estáis preparados para recibirlas?

Escuchad, las Escrituras dicen: “El celo por Tu Casa me devora”. Ciertamente, hoy, de nuevo, Mi celo ha llegado a su cenit, y desde lo alto caerá el Fuego y devorará Mis santuarios5. Yo os transformaré, Ciudadelas6, a un estado de Gracia en el que ya no tendréis recelo en desear Mi Gloria ni temeréis admitir Mi Divinidad7.

El Expoliador8 se ha infiltrado como el humo en vosotros; vosotros que sois el santuario de Mi Espíritu Santo, el santuario-ciudadela de Mi Divinidad. El humo de Satanás ha penetrado a través de las rendijas y agujeros, invadiéndoos durante vuestro sueño, porque no Me habíais reconocido en Mi Divinidad, sino que, por el contrario, habíais seguido vuestras propias ideas irracionales. Os lo digo: llenaré vuestra oscuridad de Mi Luz, porque me propongo desposaros con Mi Espíritu Santo9.

Ha sido dicho que el Rebelde os alimentaría a la fuerza, un día con una porción de Racionalismo y al día siguiente con una porción de Naturalismo, con la intención de abolir y extinguir la poca luz que queda en vosotros, vosotros que sois Mi templo. El Invasor10 ha invadido muchas de Mis Ciudadelas11, introduciendo a la fuerza en vosotros su desastrosa abominación12 y aboliendo Mi Sacrificio Perpetuo13 en vuestro interior14, para erigir en su lugar una imitación sin ningún valor15, una imagen de hombre mortal, que es una abominación para Mi Santidad16.

Vosotros sois Mi Ciudad Santa17,

Y vosotros, los que habéis permitido que Mi Espíritu Santo fluya en vosotros como un Río18, vosotros sois Mi Nueva Jerusalén19, las Primicias20, los únicos que tuvieron constancia y fe21. Y como rocío saliendo de Mi Boca, como gotas de lluvia sobre la hierba, pondréis Esperanza en muchos corazones áridos, porque toda la Gloria radiante de Mi Corazón se reflejará en vosotros, haciéndoos brillar como una joya preciosa de diamantes cristalinos22.

Os lo digo solemnemente: muchos de vosotros que no han nacido del Espíritu recibirán de lo alto, por Mi Gracia, el Espíritu de Verdad. El Espíritu de Verdad descenderá del Cielo con toda Su radiante Gloria y hará Su Morada en vosotros. Mi Espíritu Santo os desposará para haceros Su esposa23, embelleciéndoos con Su Santidad, y, de repente, las cosas Celestiales se harán visibles en vuestros corazones, y Mi Reino, todavía oculto a los corazones, se hará visible y claro como el cristal, con toda su Gloria.

Amadísimos de Mi Alma, Ciudadelas, bienaventurados los que seáis hallados intachables24. (Ésta25 es Mi forma de enseñaros las cosas celestiales. No se hace sin esfuerzo, hijita Mía, pero ten la certeza de que todo lo que Yo tenga que decir será escrito y leído. Esta es la Sabiduría que te enseña, Vassula Mía. Te amo y Mi Amor por ti es eterno).

26Dejaré que todos se maravillen de Mis primicias y, poco a poco, el viejo mundo se desvanecerá27 y se desgastará como un vestido28. Dentro de muy poco ya, todo lo que estaba cubierto se descubrirá y lo que estaba oculto será revelado ante vuestros propios ojos.

¡Mis Nuevas Jerusalenes! Vosotros que sois las primicias de Mi Amor, vosotros a quienes sedujo Mi Espíritu Santo por medio de Mi Nuevo Himno de Amor, vosotros a quienes Yo he desposado, salid a las naciones y cantadles Mi Nuevo Himno de Amor29. Trabajad por la Paz, sembrad las semillas que Yo os he dado, sed como árboles que crecen en las orillas del Río de la Vida30. Que vuestras hojas sean un bálsamo medicinal31 para los desdichados, y dejad que vuestras ramas produzcan frutos de santidad.

Sed Mis reparadores de brechas,32 restauradores de Mis santuarios en ruinas. Dad a los que cayeron en las impías redes de Satanás y fueron alimentados con porciones de Racionalismo y de Naturalismo. Y el Agua sanadora de Mi Pecho, ese torrente que fluye de Mi Santuario33, os llenará y os sanará. Nadie podrá detener ese arroyo. El torrente seguirá fluyendo profusamente de Mi Corazón. Fluirá por todas partes, dividiéndose en varios brazos, separándose en otros tantos arroyos corriendo en todas direcciones. Y dondequiera que fluya esta Agua sanadora, TODO EL MUNDO, enfermo, cojo, ciego, será curado. Incluso los muertos volverán a la vida. Nadie podrá impedirme que os purifique.

¡Ah, bienamados! De los rebeldes extraeré sacerdotes levitas. A los que Me estáis deshonrando os convertiré en perlas, ciudades radiantes de luz que Me honren. Y Yo viviré en vosotros porque estaréis revestidos de Mi Propia Santidad. Yo, el Señor, estaré en la tierra de los vivos, y a aquellos que sofocan Mi Espíritu Santo y lo ven todo como una necedad, os digo: guardo cosas que sobrepasan vuestras mentes. Os demostraré el poder de Mi Espíritu, y haré que vuestros labios se abran y vuestro corazón Me grite:

“¡Abba!”

El Amor os perfeccionará. La Sabiduría os enseñará a reconocer Mi Espíritu Santo y haré que os reunáis también con los santos.

Os bendigo a cada uno, dejando Mi Suspiro de Amor en vuestra frente. Sed uno bajo Mi Santo Nombre.

Y tú que eres el Mi instrumento, elegido para manifestar Mi Amor ante los paganos y los rebeldes, continúa tu viaje Conmigo. Permíteme llamarte cuando lo desee.

Yo Soy está contigo y te ama. Ven.


1 Alusión a los Nuevos Cielos y la Nueva Tierra (Ap 21,1).
2 Alusión a Mt 24,19.
3 Los incrédulos que ya no creen en el Sacrificio Perpetuo, que es la Sagrada Eucaristía, ni en la Resurrección.
4 Dios levantó la voz llamándonos ‘ciudadelas’. (Ver Daniel 11,31-39) Nosotros somos casas de Dios, ciudadelas para Dios.
5 Nosotros.
6 Es decir, nosotros.
7 Dios quiere decir aquí que convertirá con Su Gracia a los no convertidos y a los incrédulos que rechazan la Sagrada Eucaristía y niegan la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía.
8 Satanás.
9 Ap 21,2; Ap 21,9-11.
10 Satanás.
11 Nosotros. Alusión a Dn 11,31: “De su parte surgirán fuerzas armadas, profanarán el santuario-ciudadela”.
12 Sectas como la “Nueva Era”, etc. El materialismo y el racionalismo que conducen al ateísmo.
13 Cuando estas personas caen en esas sectas o en el ateísmo, también dejan de recibir el Sacrificio Perpetuo que es la Sagrada Eucaristía (Dn 11,31).
14 Leer Dn 11,31-39; Ap 13,14-18; Ap 21,1-27.
15 Las sectas que remedan la Palabra de Dios.
16 Jesús lloraba.
17 Jesús dijo esto con gran majestad (Ap 21,2).
18 Leer Ez 47,1-12; Ap 22,1-2.
19 Ap 21,2.
20 Ap 14,4.
21 Ap 13,10.
22 Ap 21,11.
23 Ap 21,2.9.
24 Alusión a Mt 5,19-20.
25 Jesús me habla ahora a mí.
26 Continuación del mensaje.
27 Ap 21,4.
28 Hb 1,11.
29 Ap 14,3.
30 Ap 22,1.
31 Ap 22,2; Ez 47,12.
32 Is 58,12.
33 El Cuerpo de Cristo, Su Sagrado Corazón (Ez 47,12).