21 de enero de 1991

“Tú, que has visto mi miseria
y has conocido las angustias de mi alma”1,
ten piedad de mí,
ten piedad de todos nosotros.

Hija, cuando este tiempo de Gracia termine, también lo hará Mi Misericordia. Entonces, vuestra era tendrá que enfrentarse a Mi Justicia. Yo te bendigo por prestarme tu oído, tu tiempo y tu mano. Te bendigo a ti y a tus compañeros. Toma Mi Mano. Te voy a ofrecer Alegría y Paz.

El Amor está cerca de ti. Recibe Mi Paz.


1 Sal 31,8.