25 de septiembre de 1987
(Esta mañana sentí de nuevo el aroma de incienso. Supe que en ese lugar específico estaba Él.)
Resto Mío, sólo te pido amor. Ámame. Difunde Mis palabras, que son:
“Yo, el Señor,
bendigo a Mis hijas de Garabandal.
Las amo.”
Bienamada, reúnelas, únelas, acepta todo lo que ha de venir, ya sea alegría o sufrimiento. Yo estoy delante de ti.
Sí, Señor. Que se haga Tu Voluntad y que Tus deseos se realicen.
Ven, siénteme; compartámoslo todo.