23 de marzo de 1988

¿Jesús?

Yo soy. El Amor triunfará. Yo soy el Amor. Recibe Mi Paz, no temas, soy Yo, Jesús. ¿Quieres venir? Estoy esperando. Te conduciré a donde he conducido también a otros: a amarme. Bienamada, te llevaré a ello. Ora, Vassula Mía. Ten cuidado de las trampas del demonio, porque si Mi creación no cambia ni se arrepiente…

¡Señor ¿Cómo dices “si…”, cuando muchas veces dices que Tú nos cambiarás y que Tu reino vendrá? No lo entiendo.

Escucha y comprende. Os he dado la libertad de escoger. Yo, el Señor y Soberano, la Luz, desciendo sobre vosotros, creación. Desciendo a estas densas tinieblas para ofreceros Mi Corazón en Mi Mano, para redimiros y resplandecer sobre vosotros. Vengo a lavar vuestros innumerables pecados y ofensas contra Mí. Vengo a llamaros de vuelta a Mí. Vengo a unir Mi Iglesia. Vengo a recordaros a quién he dadoYo, el Señor, la Autoridad y las Llaves del Reino de los Cielos. Vengo a enseñaros a todos a honrar a Mi Madre y a doblar vuestras rodillas ante Ella, porque está coronada por Mi Mano y es la Reina del Cielo.

¡Creación! Tened cuidado con el demonio, porque está redoblando sus esfuerzos para haceros caer en su trampa y, mientras tanto, pretende no existir para poder maniobrar sin causar miedo. ¡Oh, creación! ¡Está preparando un gran holocausto con vosotros! ¡Oh, cómo estoy gritando desde Mi Cruz! ¡Creación volved a Mí! ¡No le dejéis que os haga caer en la trampa, al renegar de Mí! Rogad, rogad por el regreso de las almas. Que todas las almas aprendan las oraciones que te he dado1, que aprendan esas oraciones. Yo os amo a todos.

Hija Mía, no te canses de venir a Mí, arrodillándote y escribiendo. Yo soy tu Salvador, tu Esposo que comparte todo contigo. Ven, consuélame, estoy cansado.

¡Oh, ven, Señor!

(Jesús parecía triste y cansado, con Sus anchas espaldas ligeramente encorvadas. Yo siento lo mismo. Quiero agradarle. Ruego a diario para que el Papa acepte ahora Su llamada. Tengo la esperanza de que Su Santidad recibirá el mensaje de Jesús el viernes, día 25.)

¿Recordarás Mi Presencia, Vassula?

Sí, Señor Jesús, lo haré.

¡Nosotros!

Sí, nosotros, para siempre jamás.

(Hoy Jesús está cansado y triste.)

La paz esté contigo, alma.

Estoy cansado, cansado de ver cómo faltan el amor y la sencillez. ¿De qué Me sirven los rituales y los sacrificios si falta el amor entre ellos?

Flor, ¿qué mayor alegría que la de Mis discípulos descalzos2? ¡Cuando no tenían en la mano más que un cayado para guardar Mis corderos! Yo amo la sencillez. La sencillez y la pobreza Me enamoran. Mis verdaderos discípulos iban descalzos, pero eran ricos en espíritu.

Vassula, ¡ánimo! Estoy crucificado, extendido en Mi Cruz por los Míos. Estamos com- partiendo Mi Cruz, Yo y tú, tú yYo. El Amor está sufriendo…


1 Esas oraciones son: El “Acordaos” de S. Bernardo, la “Oración a S. MiguelArcángel” y la “Novena de confianza al Sagrado Corazón”. Yo las digo cada día antes de escribir. En ocasiones las recito dos veces.
2 Sencillos, sin malicia y humildes.