17 de marzo de 1988

Vassula, escucha Mi Voz como al principio de Mi llamada. Mucho antes de que tú existieras, llamé a muchos a servirme. Sí, ésos fueron los Días Virtuosos, cuando las bendiciones tenían acogida. Llamé a almas miserables y ellas nunca dudaron de que era Yo, su Dios y su Salvador, quien las llamaba. Su entorno tampoco dudaba, como duda hoy. Tu era está muerta, Vassula. Han hecho un desierto al condenar Mis Obras de hoy, extendiendo este páramo. Mi Sangre fue derramada para regar vuestros corazones y permitiros vivir en Mi Luz.

Oh creación, ¿acaso fue Mi Sangre derramada en vano? Esta era os dirá: “No escuchéis, cerrad vuestros oídos, porque la voz que escucháis es ciertamente la del demonio”. Y en cuanto a aquellos que he bendecido dándoles visiones, hoy esas almas benditas serán ridiculizadas y desanimadas por los Míos. Desde el interior de Mi Casa estarán decididos, y siempre muy dispuestos, a condenarme. Sí, pese a ellos mismos, Me están condenando en presencia de los hombres, cuando niegan Mis Dones. Cuando Mis Bendiciones eran acogidas, las palabras que Yo escuchaba de los Míos, dirigidas a los que les hablaban de Mi llamada, eran éstas: “Abre tus oídos, hijo, porque efectivamente podría ser Dios quien te llama”. Que Mi creación lea de nuevo la llamada de Samuel1. Ésos fueron los Días Virtuosos, cuando las bendiciones tenían acogida.

Quisiera poder decir hoy sobre ti, creación: “Era de poca Fe”, como antes. Pero sólo puedo decir esto de ti, hoy: “¡Oh era Sin-Ninguna-Fe!”.

Hija Mía, estoy cansado. Déjame descansar en tu corazón, hijita.

¡Oh, ven, Señor!

¿Nosotros?

Sí, Señor.

(Jesús parecía muy triste y cansado.)

Escribe.

Sí, Señor.

(Dios está triste porque hay muchos que pondrían al demonio en primer lugar, por delante de Él. Santa Teresa de Ávila dice: “Yo no comprendo estos miedos. Decimos: ‘¡Oh, el demonio, el demonio!’, cuando podríamos decir: ‘¡Dios! ¡Dios!’, y hacer temblar al demonio”. Hoy sucede muchísimo esto: ponemos al demonio en primer lugar. Luego habrá quienes se burlen y digan: “Ve a que te examinen, querida, tenemos buenos médicos hoy día”. O quienes presuman de sus conocimientos de Parapsicología, porque, para ellos, las Llamadas de Dios están ‘pasadas de moda’. Pero lo peor de todo, a los ojos de Dios, es la hipocresía. Es la respuesta diplomática que no dice ni sí ni no. Son como Pilato, se lavarán sencillamente las manos, como hizo Pilato ante Nuestro Señor. ¿Sabéis por qué’? Porque falta la Fe.)


1 1 S 3, 8-9.