10 de enero de 1988

Dios mío, es estupendo oír hablar, de cuando en cuando, de almas que reciben Tus Obras como yo, de forma Sobrenatural, pero de manera diferente. Ya he oído hablar de dos señoras que reciben casi los mismos mensajes que yo, dados por el Espíritu Santo, ¡pero durante el éxtasis, como San Juan!

Ofrezco gratuitamente Mi Palabra y lo haré siempre. Compláceme, bienamada y ora Conmigo. Mi Alma te ha favorecido. Ven, oremos1:

“Padre Justo,
estoy dispuesta a hacer
Tu Santa Voluntad.
Estoy dispuesta a progresar
y a complacer a Tu Corazón,
siempre tan Sensible,
reemplazando las espinas con mi amor,
esas espinas que están todavía en Ti.
Amén.”

Ven, te enseñaré otra oración de reparación muy eficaz. Repite después de Mí estas palabras:

“Yo creo, adoro, espero y Te amo.
Amén.”

Pero, Señor, esto lo dijo Tu ángel de la Paz en Fátima.

Yo he enseñado a Mis ángeles a orar de esta manera. Ahora enseño a Mis hijos a orar de esta manera, en reparación.

Sí, Señor,
Tú eres realmente mi Esperanza,
Tú eres mi Felicidad, mi Sonrisa.
Yo creo en Ti.
Tú eres la Alegría de mi vida,
Tú eres mi Vida.
Yo Te adoro y te rindo culto
por siempre jamás.
Amén.

Ahora ven a Mí2. Sí, haz la señal de Mi Cruz.

(Me levanté y fui hacia Él. Me arrodillé y me santigüé.)

Sí, en la Trinidad. Te amo, hija Mía. ¿Nosotros?

Sí. Señor.

Díselo… díselo…

(El Señor quería decir con esto que, al hacer yo la señal de la cruz, la hice como me ha enseñado la Iglesia Ortodoxa: el dedo pulgar, el índice y el medio juntos. Un signo trinitario, confirmando la Santísima Trinidad.)


1 Jesús se acercó a mí y puso Su Mano sobre mi hombro.
2 Jesús quería decir ante la imagen de la Sábana Santa.