3 de noviembre de 2020

Señor, Te confío que nos lleves a una pacífica y silenciosa contemplación; atráenos a la quietud de Tu Corazón, donde nuestro espíritu podrá ser elevado para sentir Tu Santa Presencia y oír Tus amorosos susurros, enseñándonos a rezar le Oración de Unión;

acércanos más a Ti para entrar en una oración contemplativa que no contenga palabras, pero que, por el contrario, eleve nuestra alma a las alturas de Tu gloria, por encima de las contingencias de este mundo, permitiéndonos penetrar en lo más profundo de Ti, Dios mío;

¡ah, hija! ¡todo lo que deseo es que te disuelvas en Mí! aniquilando todo aquello que no es amor; respaldaré tu deseo, amor Mío, de mantener vivo tu anhelo, tu deseo de entrar más profundamente en las entrañas de la Sabiduría, en Mi mismo centro, el centro de tu Dios;

nos has estado pidiendo que levantemos nuestros ojos sólo hacia Ti, que desprendamos nuestro espíritu de las cosas terrenas y que estemos ansiosos de buscar sólo las cosas celestiales que duran para siempre y que nunca se desgastan: luego has dicho al Padre, refiriéndote a Tus discípulos, “que no son del mundo, como Yo no soy del mundo” (Juan 17,16) enséñanos a hacernos como ellos, desprendiéndonos del mundo a fin de pertenecerte sólo a Ti y no al mundo;

¿no sabías que no perteneces ya al mundo cuando te has revestido de Mí como una Vestidura radiante, distinguiéndote del resto del mundo? ¿no sabías que Yo estoy siempre contigo, tú que Me has bebido y Me has recibido como Alimento divino?

nos has estado enseñando la manera de acercarnos a Ti y renacer por Tu Espíritu, dejando atrás el clamor y el desasosiego de este mundo que trastorna tanto nuestra alma, de modo que, en esta armonía del renacimiento, seamos capaces de entender Tu Voluntad; el mundo de hoy, en medio de su pecado, no ha dejado nunca de agitarse, lleno de un desasosiego caótico y sin propósito, de crueldad y violencia;

tú, a quien he atraído lejos, al desierto, para estar a solas contigo, no Me tengas miedo, porque te voy a mostrar que Mi Amor es más delicioso que el vino dulce, perfumándote de nardo y de las más sutiles fragancias; luego, como una columna de incienso, me alzaré ante ti en Majestad, mientras que tu pequeño corazón exclamará: ‘¡exhala sobre mí Tu incienso, riégame, Pozo de Agua Viva, Fuente de Vida; inúndame con torrentes de bendiciones!

¡ah, Señor!¡qué bendiciones derramas sobre mi alma indigna! nos has pedido todos estos años que hiciéramos la Paz Contigo, y que, una vez que establezcamos la Paz en nuestro corazón y unamos nuestro corazón al Tuyo, no deberíamos soltarte jamás; ¿qué es lo que se esconde tras Tu Velo?

tras Mi Velo se encuentra Mi Divinidad; doy Mi Paz a todos aquellos que vienen con humildad y amor, pidiendo hacer las paces Conmigo; a Mi vez, les pido que lleven a Mi pueblo un mensaje de paz; ungidos por Mí con óleo de alegría, enviados por Mí, esos pacificadores se elevarán sobre las naciones con alas de paloma cubiertas de plata, para hacer llover sobre todas las naciones las joyas de Mi ayuda salvadora, a fin de que saboreen los íntimos deleites de Mi Sagrado Corazón;

Tu sola mirada iluminará ciertamente nuestra alma, infundiéndonos valor, y nosotros, en esos momentos de arrobamiento, seducidos por Tu Divino Amor, nos aferraremos a Ti, por miedo a perderte otra vez; Tu Mundo Espiritual es nuestra Vida, Tu Reino es nuestro Hogar, y tienen más valor que todos los tesoros que contiene este mundo; Tú eres el Tesoro Inagotable de nuestra vida, la incalculable Riqueza, la Alegría de nuestro corazón, el brillo de nuestra alma, la Perla inestimable ¡ la Vida Misma!

es verdad, alumna Mía, has mantenido Mi Palabra viva en ti, porque Yo soy el Único que puede darte la felicidad, y un Amor verdadero e incondicional; los que me han descubierto pueden compararme a la Perla inestimable, a un Tesoro Inagotable, al Árbol de la Vida; Mi resplandor cubre a cualquiera que esté unido a Mí y se hace uno Conmigo, disuelto en Mi Luz; porque Yo soy la Luz del mundo; Yo soy como un Manantial chispeante y viva que sale a borbotones como una corriente de luz, semejante a una cascada de diamantes derramándose desde Mi Trono sobre esta tierra; quienquiera que Me beba, tendrá sed de más; los que Me beben son Míos para siempre, porque me convierto en su interior en un Manantial que da la Vida;

¡ah! ¡tengo tanto que aprender! Redentor y Esposo: nos has pedido que estemos a solas Contigo, aunque sea por un breve instante, y gocemos de Tu Presencia en privado; condúcenos al silencio de un desierto, donde Tú hablarás tiernamente a nuestros corazones, Tú y yo, yo y Tú, solos, deleitándonos en la presencia el uno del otro, en privado, bajo la luz de las estrellas; me encanta lo que Tú dijiste sobre Israel a Tu profeta Oseas: “por eso voy a seducirla, voy a llevarla al desierto y le hablaré al corazón” (Oseas 2,16)

entonces abrazaré Tu Paternal e Íntima relación, en esos momentos de intimidad, lejos del clamor del mundo, lejos del caos de este mundo, porque en el desierto infundirás en mi un Entendimiento y un Conocimiento de Ti que excederá a cualquier sabiduría y capacidades terrenales que pueda haber tenido yo, cuando pertenecía al mundo; mi ignorancia al no conocerte y entenderte será cosa del pasado y será enterrada en el país del olvido, si sigo ahora esta Senda que Tú estarás trazando para mí…

obtendrás más que eso en el desierto; vas a renacer de Mí por la gracia que trasciende todo lo que puede imaginarse; tu alma despreciará todo lo que no soy Yo después de que haya hablado a tu corazón; sí, seduciré a aquellos que están vagando sin rumbo por esta tierra, como sombras tenebrosas, como el hollín que desfigura sus almas, pareciéndose a la Muerte, y los atraeré al desierto, y cuando hable a su corazón, su alma, conmovida por Mi Tierno Amor, se fundirá en Mí y ellos se consagrarán a Mí; los revestiré de lo que les falte, empezaré revistiéndolos de Fe, el enemigo de Mi Enemigo, que no soporta ver el deslumbrante brillo de la Fe; en adelante, esa alama se aferrará únicamente a Mi Palabra y Yo creceré en esa alma mientras ella disminuye; entonces nuestra unión espiritual será perfecta; Mi amistosa Presencia se manifestará a esa alma, encantándola con Mis Palabras, porque hablaré el lenguaje del espíritu puro, infundiéndole el Conocimiento y el Entendimiento de Mí; Mis métodos para educar un alma son de ternura, derramando en su corazón rayos de Mi Divinidad;

en Tu Llamada a mí, Señor, has dicho que Tu mera Presencia de Luz me permitirá adquirir Sabiduría y ganarme la amistad de Dios, magnificada por Él con los dones de Instrucción, esos dones que iluminarán mis pensamientos y mis actos con el Conocimiento y el Entendimiento divinos, dones que Tú siempre has querido ofrecernos…

Yo Jesús soy la Fuente de vuestra vida; el Espíritu Santo, en Su benevolencia, es el Testigo que os conoce y os instruye, iluminando vuestros pensamientos; hoy estoy suscitando apóstoles de amor que, llenos de amor, han de salir por el mundo a dar testimonio para que todo el mundo Me conozca: hoy, en vuestros días, Mi querida hija, te he educado a ti para que goces de la Presencia del Espíritu Santo y para que, a través del Espíritu Santo, las palabras que pronuncies inflamen a los que las escuchen, porque lo harán con poder y con un toque de humor; de modo que cada alma grite en el desierto, como San Pedro en el Monte Tabor: “ Maestro, es maravilloso para nosotros estar aquí, Contigo” (cf. Marcos 9, 5 y Lucas 9, 33)

mi deleite está en Ti, Tu fidelidad dura de edad en edad; guárdame enclaustrada en Tu Corazón; Tú Mismo me has escogido antes de que naciera para ser Tu mensajera; que Tu Espíritu Santo me guíe prudentemente en todas mis empresas y me proteja bajo Sus Alas; entonces todo lo que haga será aceptable a Tus Ojos;

como un Rey que da órdenes, Yo, que soy tu Esposo también, concederé éxito a todas tus acciones siempre que continúes estando unida a Mí; hemos viajado juntos todos estos años, mostrándote Mi Reino; día Mi gente que les devolveré con creces todos los esfuerzos que hacen para difundir Mis Mensajes; ¡os amo a todos! Ic