8 de diciembre de 2014

Mi Paz te doy;(…) ahora escúchame:

Vassula Mía, este don de oírme y mantener tu espíritu en Mis Atrios Celestiales, cerca de Mi Trono, es para que Yo te dirija a Mi pueblo de todas las naciones y credos; mira, éste es Mi último aviso; he dicho en los Atrios del Cielo: “voy a mostrarme a Mi pueblo de esta manera, y naciones enteras Me escucharán por medio de una hija de Mi Elección, una hija de Egipto, la tierra que Me alimentó… la tierra que Me protegió de la muerte; bendito sea Egipto, Mi pueblo, la tierra que siempre guardaré con cariño en Mi Corazón”;

tenía decidido Mi Plan para acercarme a ti, hija, y confortarte e instruirte con la Sabiduría; Me deleitabas, aunque sigas sin entender por qué, Me encantaba verte en Mis Manos; dije: “trazaré una senda para ella, una senda que no se desvíe de la Verdad; para el bien común de Mi pueblo; instruiré a un gran número de personas, de manera sagaz, para que aprendan directamente de Mi Boca; Mi Voz será escuchada como cascadas de agua viva; Mi amistad será como hierbas medicinales; porque Mi consuelo será otorgado a muchos; consolaré a Mi pueblo; les haré sentir Mi Presencia en esta vida y gobernaré a Mi pueblo y a naciones enteras de esta manera;

Yo sabía, Vassula Mía, las dificultades a las que te enfrentarías por Mi Causa; por eso te he dicho que Mi don a ti no cesará y que tu retribución será que se te permitirá llamarme en cualquier momento de esta manera, y que Yo siempre te contestaré; un don distinto de todos los que he escogido;

he estado viajando contigo a través del desierto; así que ahora permíteme continuar Mi plan en ti, permíteme utilizarte como Mi Eco a fin de que pueda seguir recordando a Mi pueblo, antes de que la ira de Mi Padre desintegre esta tierra, que suya era la dignidad real, sí, desde el día que os creé a todos;

cesad de volcar vuestro desprecio sobre Mí, vuestro Dios, y cambiad vuestro corazón, creación, y no os acerquéis a Mí sólo cuando caigan sobre vosotros desastres y penurias; ¡levantad vuestros corazones a Mí y Yo los sanaré! ¡ah, hija, alegría de Mi Corazón, sé una Conmigo!

Mi boca no cesará jamás de alabarte y de suspirar por Ti;

Yo soy tu sólido Refugio, bienamada, contenta Mi Corazón y ámame; ic