8 de septiembre de 2002

Escribe: Las Escrituras dicen:

“Si un hombre alimenta ira contra otro,
¿puede entonces pedir compasión al Señor?
Si no muestra ninguna compasión
por un hombre como él,
¿puede entonces suplicar
por sus propios pecados?”1

Recuerda Mi Ley de Amor y permanece devoto a Ella… Deja atrás todo rencor y todos los pensamientos violentos, y vuélvete a Mí…Vassula, hay tantos con este pecado en esta generación…, el pecado de la ira y del rencor. Esclavos de vuestras pasiones y campeones cuando se trata de hacer el mal…2

Nadie es justo, sin embargo, Yo, Jesucristo, he revelado Mi bondad y Mi exuberante Amor a la humanidad, y no me preocupaba ni buscaba cualquier bondad o rectitud por vuestra parte. Mi compasión por vosotros era tan grande que obligó a Mi Misericordia a ser benigna con vosotros, para salvaros por medio del agua limpiadora del renacimiento y renovándoos con el Espíritu Santo.

He colocado un tesoro3 ante ti, generación, pero tu alma sigue sin verlo. Continúas pasando a su lado la mayor parte del tiempo, sin ver nada. Y, ah, cuántas veces no te he tendido Mi Mano para atraerte a Mí y que Me descubras. ¿Acaso te escondo Mi tesoro? Yo soy el Tesoro mismo. ¿No te ha dicho nunca nadie que Yo soy tu Esposo Celestial? Yo soy las refulgentes aguas limpiadoras del manantial que da Vida, cuyas aguas purifican, renuevan e infunden Vida en ti.

Yo soy la Resurrección. Así pues, no vaciles más, abre tus ojos y corre hacia Mí. Deja de estar alejada, distante. ¿Te ha enseñado alguien que el acto supremo de amor es la aceptación de Mi Cruz? Mi Cruz, que es tu Instrumento de redención, es, en otras palabras, el Árbol que da vida. Por medio de tu Instrumento de redención, tus pies cruzan desde el valle de la muerte hasta la Visión Beatífica.

Yo soy la Resurrección y, a través de Mí, he hecho que seáis todos hijos e hijas de la resurrección. Si permaneces en pecado y sin perdonar a tu prójimo, inflexible en tu corazón, lleno de rencor, te será negada la visión de la Divinidad. El Espíritu Santísimo no Se te mostrará si estás en deuda por el pecado, pues habrías estado rechazando conscientemente el acto de compunción, un acto de amor…

Si permaneces en este pecado, es como si Me dijeras: “Maestro, prefiero quedarme en mi tumba. Elijo permanecer muerto y vivir entre los muertos”. Tu carne ya está en descomposición, te estás pudriendo, ¿y aún rechazas la Vida? Negar tu pecado es similar a negar la Vida. En lugar de esto, ven a Mi lado y al lado de los santos, y de aquellos que en la tierra se están acercando a la perfección, que se hallan serenos mientras permanecen en Mi contemplación, que saturo de inefables riquezas y misterios celestiales.

Santísima Trinidad Consubstancial,
la transgresión y el rechazo de Dios,
en nuestros días,
han destruido parte de la Iglesia de Cristo.
¿Cómo se puede reconocer en nosotros
el Cuerpo de Cristo,
en nuestro tan deplorable estado?

Estamos dispersos, Señor,
como materia inanimada,
hechos pedazos por nuestro ego
y por un espíritu de orgullo.
¿Dónde está en nosotros
el signo distintivo de la fe que es el amor?

Las tendencias de oposición siguen ahí,
incluso los rencores del pasado
están aún muy vivos4;
un espíritu que no perdona
habita en muchos.

¡Ah, bienaventurado acto de perdón, acto de caridad, benditos sean los que te han acogido! Ya no estaréis manchados, sino que recibiréis en vuestra frente el Beso de vuestro Redentor. Bendito el que renuncia a su pecado: Me verá a Mí, el Tesoro, y entrará en la senda de la santidad. Bendito el que abrace Mi Cruz con entusiasmo y pasión, ¡entrará en la visión Beatífica y su alma conocerá gozos inefables!

Hoy, generación, os estoy abrumando con prodigios y con el sonido de Mi Voz. Para sacaros de vuestra deuda y del fango del pecado, he cantado para vosotros el cántico del Cielo5 , os he mostrado los secretos de la Cámara Nupcial de Mi Corazón. Para eximiros de todo mal, estoy continuamente en vuestra presencia. Y si vuestros ojos no ven a vuestro Esposo, es porque están sellados por escamas de pecado…

Como os he dicho, dejad atrás todos vuestros pensamientos violentos y no deis pie a Satanás, agarrándoos a vuestro resentimiento contra alguien, pues el Padre del Cielo os tratará severamente. No seáis como el siervo malvado6 que envió despiadadamente a su compañero de servidumbre a prisión por la deuda que tenía con él. No permanezcáis sin vida, sino pensad en la indescriptible Misericordia que Yo tengo por vosotros, generación. Así pues, poned en práctica todo lo que he dicho y recibid el Espíritu Santo de Gracia.

Sed uno.


1 Si 28,3-4.
2 El Señor hablaba a los que están en pecado grave.
3 Significa ricas instrucciones.
4 Aquí me vinieron a la mente algunos incidentes del pasado, de cómo algunos clérigos ortodoxos aún alimentan rencores, por no decir más, contra los hermanos católicos, desde el cisma.
5 Nuestro Señor quiere decir Sus Mensajes.
6 Mt 18,23-35.