2 de mayo de 2001
Hija Mía, tenme siempre en tu corazón y déjame ser siempre como un cántico de alabanza en tu corazón.
¿Ves cómo están Mis Ojos puestos en ti? Seguiré instruyéndote sobre Mi Conocimiento, en Mi Corte Real, enseñándote siempre el camino a seguir. Puesto que soy tu Consejero y Maestro, sonríe, ¡que tu cara sonría porque la gracia te envuelve! Mi gloria retumba en Mi Palacio y en la Corte Real de Mi Reino y todos aquí exclaman: “¡Gloria!”
Yo, que soy Todopoderoso, Rey y Soberano, te he hecho el homenaje de caminar sobre zafiros1 en lugar de brasas. Te he guiado, y a través de ti a muchos otros, por la senda de la unidad y de la reconciliación. Pero, precisamente por este mero acto de Misericordia por Mi parte, falsos testigos se alzaron contra Mí2 y silbaron con violencia en contra de las Palabras que Yo he dado y toda la substancia en ellas que vivifica las almas. Pero no te preocupes. Soy conocido por derribar sitiales, argumentos y poder.
Hoy, en vuestros días, estoy revelando al mundo entero lo que he dicho acerca de la ceguera de algunos de vuestros pastores3. Estos pastores alzan sus manos hacia Mí en el Santuario, exaltando Mi Sacrificio, pero no logran controlar su espíritu de ira y de orgullo, mientras sus ojos lanzan temibles destellos. Proclaman ser rectos y justos, pero en realidad son esqueletos ambulantes. Se dan aires declarando su rectitud, su fidelidad hacia Mí, ¡pero no temen contradecir Mi Evangelio entero, ante los ojos de todos Mis santos y ángeles, aquí en el Cielo! Mis mandamientos resumen la fidelidad, y sus labios deberían haber proclamado Mi Santa Sabiduría, pero lo que oigo de ellos son jactancias, aumentando así Mis Lágrimas en los iconos. Cuando un pastor cae tan bajo, debería volver a aprender de nuevo Mis métodos y los principios elementales de interpretar Mis preceptos y Mi Ley de Amor.
¿No he dicho Yo “amarás a tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, y amarás a tu prójimo como a ti mismo”? ¿No han aprendido que en el Día del Juicio serán juzgados de acuerdo con la medida del amor que tuvieron en la tierra? ¿Cómo pueden creer que viven en Mí y que están enraizados en Mí cuando están a merced del maligno? Rudeza de lenguaje, violencia de corazón, son elementos que contradicen Mi Corazón. No están fijando su atención en la santidad, la fe, el amor y la paz, como os enseña la Escritura. ¿No han leído “un siervo del Señor no debe entablar peleas, sino que ha de ser amable con todo el mundo”?
Dije una vez4 que su Iglesia se está deshaciendo como madera podrida y que todo lo que oigo de ellos es: “¿Acaso hay una sequía?”. Lanzan acusaciones calumniosas contra su fiel hermano5, cometiendo un pecado mortal. Así, a través de sus propios labios, salen gusanos de sus cuerpos en descomposición, pues han establecido un monopolio de ostentación y presunción en su corazón. ¿Cuánto tiempo más he de soportar sus insultos? He salido de Mis iconos para avisarles, pero ellos han dado la vuelta a Mi señal a su favor y se han vuelto incluso más hostiles hacia Mí. Les estaba hablando y no Me escuchaban. Estaba sollozando como una flauta frente a ellos, pero pretendían no ver Mis Lágrimas de Sangre. Estaba protestando contra la violencia que abrigan en sus corazones hacia su hermano6, pero ellos no respondían. Me vi obligado a rogarles, suplicándoles como un mendigo, mientras que la agonía de Mi Corazón se hacía insoportable, pero ellos tuvieron cuidado de evitarme. Clamaba hacia ellos, lamentándome, para evitar que caminasen por la senda de la muerte, pero no hicieron caso. Cuando descienda sobre ellos como Juez, de un modo señorial, y les acuse de sus crímenes —pues efectivamente son crímenes—, con inmenso poder les mostraré cómo han estado mutilando Mi Cuerpo Místico. ¿Dónde irán entonces? ¿Dónde irán para escapar de Mí? ¿Adónde huirán de Mi Presencia? ¿A la cima del monte? ¿Al camino? ¿A la encrucijada? ¿Al Santuario, o a su puerta? Allí estaré Yo…
Definitivamente ignoráis Mis palabras en las Escrituras pues, si las hubieseis seguido de verdad, habríais leído lo que está escrito: “No despreciéis al hombre en su vejez…”7 sino tendedle vuestra mano. Si vosotros, que os llamáis santos y justos, alimentáis rencor contra alguien, ¿podéis entonces pedir Mí compasión? Vosotros que abrigáis resentimiento contra vuestro hermano mayor8, ¿debo perdonaros vuestros pecados? ¿Qué he de hacer con vuestros Kyrie eleisons diarios? ¿Qué he de hacer con vuestros múltiples sacrificios y vuestro incienso? Éstos no conseguirán Mi perdón por vuestros pecados.
Escúchame, he llorado por todos tus fracasos, pero hermano, Mi Corazón es un abismo de Amor y Misericordia. Yo soy Aquel que reaviva tu espíritu y da brillo a tus ojos. Yo devuelvo la salud, doy vida y bendiciones. Si te dijera palabras halagadoras, no sería Yo. He explicado tus faltas para que vuelvas a Mí con un corazón contrito, y Yo te curaré. Mis santos y Mis ángeles, en el cielo, están viendo ahora tu vergonzosa desnudez. Te estás exponiendo tú mismo, hermano, y no solamente ante todas las naciones, sino ante todo el cielo. Sin embargo, a pesar de tu impresionante desnudez, Yo te apoyaré y te vestiré de nuevo de Mí Mismo, si te humillas, arrepintiéndote y tomando en serio todas estas cosas que te he dicho.
Dobla tu rodilla, Grecia, y pide en Mi Nombre ser perdonada. Levántate y resucita de tu muerte y, como un niño, deja que Mi Madre guíe tus pasos por la senda de zafiros9 hacia la santidad. Acude a Ella y deja que tu Santa Madre te restaure de tus actos muertos, para que tus servicios hacia Mí se vuelvan regios cuando se hagan con un corazón puro. Deja que tu Bendita Madre restaure tu santidad y te ayude a crecer de nuevo hacia la salvación.
Implora a los santos para que te muestren el camino hacia el Hogar de la Luz, y que tus palabras no sean huecas nunca más, sino que se conviertan en una melodía de paz, mientras te retractas de todo lo que has estado diciendo contra Mí10, arrepintiéndote en el polvo y las cenizas. Oh, ¿cuándo veré a la Casa de Oriente saludar a la de Occidente con un santo beso? IC.
Hija, mira las profundas heridas que sus bocas han infligido en Mi Cuerpo. Bendita, no te inclines para buscarme. Estoy por encima de ti y junto a ti. Ven, entra en la alegría y la paz de tu Señor. Mira delante de ti y nunca detrás, y permanece injertada en Mí. IC.
(Este mensaje se recibió durante la visita del Papa a Grecia, donde muchos estaban protestando contra su venida. Se entregó en mano a muchos metropolitas y se dejó también sobre la mesa de despacho del Obispo Christodoulos, dos días antes de la partida del Papa Juan Pablo II.)