31 de octubre de 2000
A todos los que aman Tu Corazón, dales constantes motivos para decir:
“El Corazón del Señor al final triunfará.
El Corazón del Señor
es como una Liturgia divina,
que trae paz a su pueblo.
El Corazón del Señor es inamovible
y reina trascendentalmente en las alturas.
Venid, venid todos los que aún vaciláis
en decidiros por la causa del bien.
Venid a nuestro Señor
y floreceréis en Su Corazón.
Meditad esto
y aprended que vuestro refugio
está en Su Corazón…”
Paz a ti, Mi flor.
Dime, ¿hay en la tierra mayor alegría o mayor gloria que comprender Mi Corazón? ¿Qué capacidad tiene el hombre sin que Yo derrame en su intelecto Mi divina luz de entendimiento? El Santo que te habla, y que lo trasciende todo, satisface tu sed con la melodía de Su Voz, para que transmitas Mis divinas Palabras a todas las naciones. ¿Qué son Mis Palabras? Mis Palabras son una contemplación mística para iluminar vuestra mente por medio del Espíritu Santo, y haceros penetrar en el sublime conocimiento de Dios.
Pronto visitaré la tierra. El Soberano, Aquel que la mayoría de vosotros ha olvidado, te dice, generación: “Tomaré Mi puesto en la tierra”. Así, muchos de vosotros preguntáis: “¿Cómo ha de venir Él?” A lo que Yo respondo:
“¿No sabéis que desde que empezó el tiempo y el hombre fue puesto sobre la tierra, el triunfo del malvado ha sido siempre breve? Ahora el triunfo del malvado está casi acabado, puesto que será tragado por Mi Triunfo. Igual que convertí el cayado de Aarón en una serpiente que se tragó las serpientes del Faraón, del mismo modo Mi Triunfo golpeará y se tragará el triunfo del hombre malvado ¡a fin de que, por este triunfo, ensalcéis todos Mi Santo Nombre!
“Entonces Yo estaré en medio de Mi pueblo… y vosotros viajaréis Conmigo, vuestro Dios. Caminaréis Conmigo. Caminaréis con Aquel que antes creíais inaccesible… Hablaréis1 con Aquel que hace tiempo excluisteis de vuestra mente. Conversaréis con Mi Divinidad, pues Yo, la Divinidad, estaré presente en vuestro corazón revelándoos, como buen consejero, el camino de la Vida. Daré a vuestra alma templanza, prudencia y justicia, fortaleza y todo aquello de lo que el alma necesita estar revestida para caminar entre Mis ángeles y Conmigo. Entonces será restaurado2 Mi Reino sobre la tierra.
“Sí, os es posible ver a Dios también en esta vida. Es posible contemplarme mientras estáis todavía en la tierra. ¡Sí! Os es posible penetrar en las profundidades de Mí, vuestro Dios y vuestro todo, y poseerme mientras estáis aún en la tierra.
“Este será el comienzo de vuestra nueva vida3, pues no Me conoceréis solamente de oídas, o a través de palabras y libros, sino en verdad, y por una metanoia, mediante la gracia que os da el Espíritu Santo. Contemplarme a Mí es vida en sí misma, puesto que os ofrece la inmortalidad… De este modo es como visitaré la tierra, hijos Míos.
“¿Habéis entendido ahora Mi misterio?” IC.