23 de junio de 1997
(Japón)
Vassula Mía, Quédate en paz. Oremos al Padre:
“Padre, por Tu amor fiel,
vuélvete hacia el Japón,
por Tu inmensa ternura
sé presto en Tu misericordia.
Escucha a los pobres y a los desgraciados.
Por Tu poder salvador, levanta al Japón
para que Te glorifique,
Oh, tiernísimo Padre,
enséñales desde niños Tus Leyes
para que puedan proclamar Tus maravillas
y cantarte un Himno incesante.
Que esta nación se convierta
en un himno para el Himno,
un perfume irresistible de incienso.
Yo Te ruego, oh, Señor, y Te suplico que,
mediante Tu Palabra,
puedas llegar a esta nación.
Amén.”
Sí, el Dueño de Todo siempre lo ha amado…1 Habla, Vassula Mía, cuando Yo hable. Sé Mis Labios y glorifícame.
(El Señor me mantuvo cinco semanas en el Japón. Se realizaron muchas pequeñas reuniones. Incluso vinieron ateos y budistas para oír las palabras de Dios. Cinco grupos de oración están empezando ahora a seguir la espiritualidad de La Verdadera Vida en Dios, una espiritualidad Trinitaria.)