El pasado 2 de noviembre de 2001, se envió, al Foro de la VVeD, un mensaje titulado: «Obediencia – Un sacrificio más grande que el ayuno», escrito por el Padre John Abberton, en relación con las dificultades que pasó Ana Lizarralde con su obispo en Uruguay.

El presente mensaje contiene la respuesta de Vassula a la carta del Padre John.


«Querido Padre John:

Leí su carta en relación al caso de Ana. Hay algunas cosas que quisiera entender; ciertas cosas que usted dijo, y perdóneme si contradigo parte de su carta.

El Obispo, como usted dijo, no está actuando de acuerdo con el Cardenal Ratzinger y no está siguiendo la regla correcta de la Ley Canónica. Por lo tanto, en ese asunto, no está en unión con el Papa. En otras palabras, el Obispo está desobedeciendo completamente. ¿No estaría usted desobedeciendo a la Iglesia, al Papa y a la Voluntad de Dios, si escuchara y se convirtiera en el colaborador_de un anarquista, que hizo sus propias leyes para regir a las personas? ·

Usted dijo que no conocía ningún santo que haya ‘desobedecido’ a su superior. ¿Me equivoco al decir que Santa Juana de Arco no escuchó, ni obedeció, a su Obispo Cochon? Solo escuchó la Voz de Dios, y no hizo caso a lo que su Obispo le ordenaba hacer. Ella cumplió su misión exitosamente.

La Madre Tekla, de las hennanas de la orden de Santa Brígida de Suecia, me dio un pequeño libro titulado: «La Madre de Dios y Santa Brígida», publicado por la prensa Políglota Vaticana, en 1983. En él, leí lo siguiente en las páginas 34 y 78: «Por el bien de la obediencia, es preferible someter la propia voluntad, aún cuando ésta sea buena, para obedecer a un superior, A MENOS que la voluntad del superior sea perjudicial ‘ para la salvación del alma, o sea, en cualquier forma, irrazonable». También, al referirse a un sacerdote dice: «Él debe, humildemente, obedecer a su superior en todo aquello QUE NO SEA CONTRARIO a Dios».

La virtud de la obediencia requiere discernimiento, y una gran luz interior para determinar si lo que se pide viene de Dios y es conforme a Su Voluntad. Si lo que ordena un superior u Obispo, no va de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia, la Ley Canónica, ni la Voluntad de Dios, de acuerdo con lo que Nuestra Señora le dijo a Santa Brígida, ¿me equivoco al decir que uno no debe obedecer, sólo por decir «obedecí»? Uno necesita astucia porque, corríjame si me equivoco, si este Obispo o superior incumple la Ley Divina y la Voluntad de Dios, entonces, lo que está haciendo es contrario a Su Voluntad. Él es el que está desobedeciendo y, en este caso, está retomando algo que está muerto y derogado, es decir, el Índex. Me parece que este obispo ha hecho sus propias reglas y leyes canónicas,,, Si, como un ejemplo extremo, la próxima vez el Obispo le dice a Ana que vaya y se cuelgue, ¿debe ella escuchar algo que está contra las Leyes de Dios y matarse? ¿Qué le aconsejaría usted en este caso?

Si la Iglesia nos enseña a ser buenos Cristianos y nos alienta, a nosotros los laicos, a evangelizar y orar, ¿debemos obedecer al Obispo que irrumpe diciendo que debes disolver tu grupo de oración? ¿debemos obedecer este pedido?

Es verdad que un Cristiano, como usted dice, debe leer las Escrituras y escuchar las enseñanzas de la autoridad eclesiástica. Entonces, debemos escuchar lo que las Escrituras dicen en Hechos 4,18-20: «Llamaron, pues, a los apóstoles y les ordenaron que de ningún modo enseñaran en el Nombre de Jesús, que ni siquiera lo nombraran. Pero Pedro y Juan respondieron: “Juzgad vosotros si es correcto delante de Dios que os hagamos caso a vosotros, en vez de obedecer a Dios. Nosotros no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído». También, en Hechos 5,29: «La obediencia a Dios está antes que la obediencia a los hombres».¿Se le ha ocurrido a usted pensar que la reacción de ese Obispo es muy parecida a la manera en que se comportan los francmasones, y que, seguramente, él debe ser uno de ellos y por lo tanto, enemigo de la Iglesia?

También se puede citar a Mateo 12,1-8, especialmente, las Palabras de Cristo: «Lo que Yo quiero es misericordia, no sacrificio». A mí me parece que Ana ha sacrificado mucho, por lo que uno debe preguntarse: «¿Este hecho ha agradado a Jesús?».

De nuevo, perdóneme por cuestionarlo. Le agradeceré que me responda y me corrija en aquello en que me equivoco.

En el amor de Dios,
Vassula