Por Vassula Rydén
Introducción
Una de las razones por las que Dios creó al hombre fue para probarle a Satanás que no sólo estaba en Su naturaleza el querer comunicar Su gloria a un ser creado, sino que también podía divinizarlo, hacerlo «como el Altísimo», a partir del polvo mismo de la tierra. Esta criatura surgiría de los orígenes fangosos de la materia corruptible y sería elevada a las alturas supremas de la divinidad, convirtiéndose en un dios por participación. El hombre, en su estado restaurado y santificado, está por encima del rango de los ángeles. En el culto ortodoxo, nuestra Santísima Madre es llamada; «la dulzura de los ángeles»; «más alta que los cielos» y «más honorable que los querubines y, sin comparación, más gloriosa que los serafines».
Pero nuestro adversario, Satanás, ha estado en contra de nosotros desde el momento en que Dios nos creó. Envidioso de que Dios nos hubiera creado a Su imagen y semejanza, nunca dejó de usar su libertad para poner al hombre a prueba y tentarlo para hacerlo caer.
El mundo de hoy no cree en la existencia de Satanás como un espíritu maligno, ni cree en ningún otro espíritu maligno, ni en las otras fuerzas oscuras que infestan la creación de Dios. Aceptar que existen los espíritus malignos es ya haber conquistado parte de la batalla espiritual. Pero Jesús nos advirtió que, en nuestros días, el último truco de Satanás sería hacer que la gente no creyera en su existencia, ni en la del infierno. Muchos cristianos de hoy no son conscientes de la presencia de Satanás ni de otros espíritus malignos, ya sea en el sentido físico de las cosas o en el sentido espiritual; ni conocen los efectos que estos espíritus malignos pueden causarnos. Por lo tanto, al rechazar esta realidad, le estamos dando a Satanás y a sus ángeles caídos la libertad de andar circulando sin estorbo y sin ser detectados. Satanás no es solo una forma de maldad, una energía o una idea, sino una personalidad real con inteligencia. Con él hay hordas de otros espíritus malignos que están en la misma batalla contra el Reino de Dios, que si fuesen vistos físicamente por el ojo, oscurecerían el sol.
Hemos aprendido y sabemos que los espíritus malignos nunca se contentan con vagar por marismas y espacios abiertos, sino que siempre están buscando hacer su morada en un cuerpo con alma. Vagan en busca de «aberturas» y oportunidades para alojarse en las almas. Parece ser que los demonios no reaccionan si son exorcizados por personas tímidas y afeminadas, quizás por eso encontramos en la Tradición Ortodoxa la práctica de arrastrar literalmente fuera a los demonios y escupirles. En el rito bautismal se le pide a la persona que está siendo bautizada que golpee y escupa a Satanás tres veces. Un sacerdote ortodoxo dice al respecto: “¡Qué lamentable que algunos sacerdotes hayan abandonado esta costumbre, por encontrarla vulgar y desagradable! ¡Oh, si tan sólo se dieran cuenta del gran servicio que le hacen a Satanás! Seguro que le gustan las personas con cualidades de cortesía y refinamiento y aprecia su cooperación (para quedarse en esa alma).»
Un padre griego ortodoxo dijo: “La Iglesia Ortodoxa, obviamente, tiene una viva conciencia de la realidad del diablo como una personalidad invisible que, no sólo busca apoderarse de las almas y los cuerpos de los hombres, sino que también habita en cosas materiales como los hogares, ciertas habitaciones, el aire y el agua. Antes de que una persona sea sumergida en el agua bautismal, el agua siempre debe exorcizarse para que pueda ser liberada de los poderes demoníacos. Por ejemplo, el sacerdote ruega a Dios que “todos los fantasmas invisibles del aire se aparten de nosotros y ningún demonio de las tinieblas se esconda en esta agua, ni, te suplicamos, oh, Señor, permitas descender, con el que ahora está siendo bautizado, ningún espíritu maligno que provoque deficiencia en la razón o confusión en el pensamiento.” Luego sopla tres veces en el agua, en forma de cruz y, lo sella con la mano, que sumerge tres veces, diciendo: «¡Por la señal de Tu preciosa Cruz, que todos los poderes adversos sean destruidos!»
Muchos cristianos no saben que pueden ser portadores de uno o más demonios. Nunca imaginan que la enfermedad física o psicológica que estén sufriendo pueda ser causada por espíritus malignos que se asentaron en ellos. Muchos desórdenes emocionales, neurosis, crisis nerviosas, miedos infundados, ansiedades, migrañas, asma, alergias y otras enfermedades psicosomáticas son causados muy a menudo por un demonio que ha tomado su morada en el alma y el cuerpo de la persona. En nuestros días, si alguien les sugiere tal cosa, se ríen de la idea de tener un demonio o simplemente piensan que esas ideas son medievales, obsoletas o supersticiosas. Pero dejar que siga allí ese demonio, o simplemente ignorarlo, puede causar más daño, ya que sería una invitación al espíritu maligno a permanecer indefinidamente en la persona.
En este artículo, me referiré especialmente a un espíritu que es muy común y que se encuentra a menudo en los círculos religiosos, aunque también en oficinas, familias y círculos de amigos. Uno puede detectarlo fácilmente si conoce su comportamiento. Es un producto de la carne que abre la puerta a un espíritu maligno. Es un comportamiento que opera a través de una persona para controlar mediante el uso de tácticas manipuladoras, dominantes e intimidatorias. Cuando está en la iglesia, es para interrumpir el fluir del Espíritu. El diablo odia el fluir profético de Dios, porque el ministerio profético exige arrepentimiento y se opone al mal sin compromiso. El profeta siempre molesta al espíritu de Jezabel. Además, las palabras proféticas vienen con un poder creativo, lo que deja al enemigo indefenso. Es muy importante el hecho de que Jezabel quisira destruir a Elías. El espíritu de Jezabel odia a la voz profética e intransigente.
Los jezabeles tienen una personalidad que ha sido moldeada por pensamientos demoníacos controladores. Por lo tanto, la persona está dispuesta a enfrentar la verdad sin piedad y desea conseguir que Dios sea crucificado. La carne y sus circunstancias deben someterse al Espíritu Santo diariamente para que la persona se pueda liberar de forma definitiva.
Jesús había advertido a la Iglesia de Tiatira sobre el espíritu diabólico llamado Jezabel. El objetivo de Jezabel es silenciar a los profetas de Dios porque, al hacerlo, destruye el testimonio de Jesús, que es el espíritu de profecía (Ap 19,10). Nos aleja de la verdad y de las palabras que nuestro Señor nos ha dado para beneficio de Su Iglesia, para adentrarnos en lo que no viene de Dios. Experto en imitar a Dios, puede alejar a muchos fieles de la verdadera revelación profética, que es dada por la gracia de Dios. Dado que un espíritu de Jezabel falsifica la unción profética de dones, llamamiento o autoridad, un líder profético puede convertirse en el objetivo de un espíritu de Jezabel, al igual que una iglesia en la que se tenga en alta estima lo profético.
En estos últimos tiempos, el Espíritu Santo nos lleva a ser más conscientes que nunca de este espíritu maligno por eso nos revela su nombre. Anteriormente se ha infiltrado en algunos de nuestros grupos de oración, causando mucho daño, frustración y disputas, para acabar finalmente en la división y la destrucción, también se ha introducido en las Asociaciones de la Verdadera Vida en Dios. Penetra en el buen trabajo de los Coordinadores, desbaratando su equipo; pero con la gracia de nuestro Señor siempre lograremos discernirlo y sacarlo de nuestros círculos, antes de que se produzca el daño. Al igual que el ángel que quita la cizaña del trigo, tengo la sensación de que en estos tiempos nuestro Señor está limpiando Su hacienda.
Cara a cara con Jezabel
Durante los últimos catorce años, ¡cuántas veces me he encontrado cara a cara con este espíritu, pero sin saber su nombre! He conocido en mis reuniones a personas que llevaban este espíritu maligno, durante encuentros, en grupos de oración y en otros lugares. ¿Cuántas veces he escuchado de esas personas la clásica frase: «Soy como tú. Tengo exactamente las mismas experiencias que tú. Te entiendo. Dios me dice las mismas cosas que te dice a ti”. O, “Jesús también me está dando mensajes muy similares al tuyo. Deberíamos unir fuerzas y trabajar juntos”. O, más directo, «Jesús y la Virgen María me dijeron que deberíamos trabajar juntos». Algunos comentarios son más simples, pero igualmente mortales, por ejemplo: “Nuestra bendita Madre quiere que hagas esto o aquello”, indicándome lo que debería estar haciendo. Estos comentarios pueden ser en forma verbal o por escrito, poniéndolos en mi mano o a través de amigos, un mensaje escrito de «su ángel» para mí, o de «Jesús” o “María», en muchos me adulan para atraerme, y en otros me desuellan porque los rechazo!
Un verdadero don del Espíritu Santo nunca se etiqueta a sí mismo, sino que permite que Dios lo haga descubrir. Dado que es Su obra y que Él tiene la intención de ocuparse de ella, se asegurará de que se conozca a Su tiempo. Si uno tiene un llamado genuino de Dios, la gente lo reconocerá. Pero muchos que no han recibido el don de profecía, andan por ahí con una placa y hacen el ridículo pegándose la etiqueta.
Mientras estaba en tránsito en Niza un día, esperando mi avión, se me acercó una joven que aparentemente me había reconocido. Dijo que había estado leyendo las inspiraciones de la VVeD y estaba encantada con su contenido. Justo antes de irse, sacó su tarjeta privada y me la dio.
Debajo de su nombre figuraba su profesión: «Mensajera de Dios». ¡Qué descaro tienen algunos!
Muy recientemente tuvimos que enfrentarnos otra vez a este espíritu maligno, en varios lugares diferentes. Gracias a la ayuda del P. Abberton y del P. Sullivan, este espíritu maligno fue manejado con gran éxito, pero no sin lucha. Se les aconsejó a los que lo llevaban que fueran en busca de oraciones de liberación y sanación, pero por desgracia no han ido hasta el día de hoy. Es muy difícil doblegar el orgullo o someter el ego de los infestados. Algunos, que dijeron que iban en busca de oraciones de liberación, fueron allí sin estar convencidos de que llevaran este espíritu; negar lo que llevan los perjudica, porque bloquean al Espíritu que está listo para sanarlos.
Al llamarse a sí misma «profetisa», Jezabel estaba dando enseñanza, y extraviando a los siervos de Dios. A lo largo de los siglos, ella siempre ha estado presente, buscando atacar el ministerio profético dado a una persona o a la Iglesia. Allí donde el don profético está presente, podéis estar seguros de que tarde o temprano el espíritu de Jezabel se manifestará. A veces dudo de que la persona que lleva el espíritu de Jezabel tenga conciencia de que lo lleva, ya que la persona está decidida a alcanzar su meta a cualquier precio.
Probablemente lo que más confunde a muchos es que Jezabel era creyente y hacía cosas relativas al culto. Ella era la hija de Ethbaal, que significa «con Baal». Convirtió a su esposo Acab para que siguiera a Baal. Acab se casó con ella en contra del mandato de Dios. El nombre Jezabel significa específicamente «sin morada ni habitación». Una verdadera explicación de Jezabel es decir con claridad que “adora su propia voluntad”.
Algunas características de Jezabel
La gente tiene una batalla muy notoria con el espíritu de Jezabel. En la Iglesia, ese espíritu desea controlar y gobernar al pueblo de Dios. Si no somos personas decididas, caeremos bajo el hechizo del espíritu de Jezabel.
A los Jezabel les encanta proyectar una sensación de poder que no tienen. Usan la intimidación, a fin de nublar la mente de aquellos a quienes desean oprimir. Con mucha frecuencia, ese espíritu trata de ejercer influencia: En la iglesia: «Si toman tal medida, retendremos nuestro diezmo».
En las primeras etapas de mi testimonio, mientras estaba en Suiza, se me acercó una señora que parecía bastante amable y ansiosa por ayudarme con las traducciones al francés. Como aún no tenía a nadie, acepté su oferta. Su marido trabajaba en una escuela y enseñaba literatura francesa. Parecía ser la persona adecuada para traducir, ya que su esposo también podía darle una mano en lo que ella traducía. Pero después de leer el texto que me tradujeron, descubrí que el vocabulario estaba lejos de la terminología bíblica. Las palabras sencillas y claras de Jesús se habían convertido en literatura francesa, perdiendo el toque de intimidad. Y como sabemos, la VVeD tiene vínculos muy estrechos con la terminología de las Escrituras. De hecho, hay muchas citas textuales de las Escrituras. Me tomé la libertad de reemplazar ciertas palabras literarias por otras bíblicas, tomándolas de la Biblia francesa. Cuando se enteró de que me atrevía a interferir en lo que ella llamaba «su» trabajo, me amenazaron y me acusaron de interferir en lo que ella llamaba francés perfecto, tratándome como a una persona ignorante que no conoce el francés refinado, recordándome que el esposo era profesor de literatura francesa, etc. Me escribió una carta dura y me dijo que o lo hacían a su manera, sin que yo modificara su lenguaje y lo pusiera en lenguaje bíblico, o se retirarían. Después de consultar a mi confesor, me aconsejó que los dejara ir.
La llamé y le dije que no aceptaba sus términos. Frustrada, me pidió que le devolviera su manuscrito traducido. Inmediatamente me volví hacia nuestro Señor y le pedí que me enviara un traductor. Esa misma noche me llamó Lucien Lombard y me preguntó si podía hacer algún trabajo, ¿quizás traducciones? Así es como obra nuestro Señor. Si un instrumento le falla, lo reemplaza. No hay problema.
La señora entonces, habiendo sido cesada de su trabajo en las traducciones, escribió su propio libro de “mensajes divinos”. Fue a Bélgica e hizo que los imprimieran. El espíritu de Jezabel también es vengativo. Comenzó a acercarse a muchos de mis amigos para decirles lo malvada que era yo y que ella también tenía visiones. En una de sus visiones, dijo, había visto al Padre Pío, quien le había indicado que yo era realmente muy malvada y que era una falsa profeta.
Otros rasgos de Jezabel: hace el papel de Maestro – hace el papel de Mártir
La autocompasión es una resignación consciente y una entrega a la mentalidad de víctima. “Cuando te pones en el papel de víctima, literalmente pecas con Jezabel, porque no la estás resistiendo”, dice un libro sobre el espíritu de Jezabel. Los Jezabeles hablan de amor fraterno, pero, consciente o inconscientemente, hacen todo lo contrario a amar. Su «amor» no es un amor divino, ni siquiera un amor humano refinado.
He notado que Jezabel tiene muchos rasgos distintos. Adoptará cualquier rasgo de personalidad con tal de lograr su objetivo. La otra fachada para manipular puede ser la de Mártir, en lugar de jugar al Maestro. Con esta fachada, Jezabel intentará manipular a todos, acusándolos de tratarla mal a ella. Los Jezabeles van por ahí haciéndoos creer que los interpretáis mal, y que estáis persiguiendo sangre inocente, como el Cordero del Sacrificio, o que son martirizados como los Santos Mártires.
Os voy a relatar un evento relativo a una persona en particular, que tenía ambos espíritus. Este dirigente de nuestro grupo de oración había permitido que otra persona, que tenía el espíritu de Jezabel, se hiciera cargo de nuestro grupo de oración, además de continuar con sus propias actividades espirituales de su agenda egoísta. Pensó que proclamándose Profeta y Sanador – según el espíritu de Jezabel – ganaría popularidad en un grupo de oración que estaba en decadencia y agonía. Cuando descubrí y confronté a los dos espíritus, el líder, que llevaba el espíritu de Acab, trató de culpar a otras personas inocentes, acusándolos de todo tipo de cosas.
También es bastante común que alguien con un espíritu de Jezabel se presente en la casa de otro, sin previo aviso, diciendo que el Señor le ha dicho que fuera a orar por una necesidad particular. Se sienten obligados a orar por los demás, pero este impulso no proviene de Dios.
Enfrentando al espíritu de Jezabel y Acab
Cuando el espíritu de Jezabel es puesto frente a la verdad, percibe al confrontador como a un enemigo. Entonces contraataca con asaltos a este “enemigo”. De hecho, no existe mayor explosión de ira que cuando a una persona controladora es enfrentada. La persona nunca admitirá culpabilidad ni renunciará a la sensación de poder, y tomará represalias contra el confrontador. Cuando se le hace una sugerencia, la reacción más común es que tome una actitud defensiva. El orgullo, con una mezcla de inseguridad, que está profundamente arraigado en ella, no puede aceptar una corrección, porque toda corrección se percibe como un rechazo. Por lo tanto, nunca oirás a una persona con espíritu controlador admitir que está equ