Por Vassula Rydén

Introducción

Una de las razones por las que Dios creó al hombre fue para probarle a Satanás que no sólo estaba en Su naturaleza el querer comunicar Su gloria a un ser creado, sino que también podía divinizarlo, hacerlo «como el Altísimo», a partir del polvo mismo de la tierra. Esta criatura surgiría de los orígenes fangosos de la materia corruptible y sería elevada a las alturas supremas de la divinidad, convirtiéndose en un dios por participación. El hombre, en su estado restaurado y santificado, está por encima del rango de los ángeles. En el culto ortodoxo, nuestra Santísima Madre es llamada; «la dulzura de los ángeles»; «más alta que los cielos» y «más honorable que los querubines y, sin comparación, más gloriosa que los serafines».

Pero nuestro adversario, Satanás, ha estado en contra de nosotros desde el momento en que Dios nos creó. Envidioso de que Dios nos hubiera creado a Su imagen y semejanza, nunca dejó de usar su libertad para poner al hombre a prueba y tentarlo para hacerlo caer.

El mundo de hoy no cree en la existencia de Satanás como un espíritu maligno, ni cree en ningún otro espíritu maligno, ni en las otras fuerzas oscuras que infestan la creación de Dios. Aceptar que existen los espíritus malignos es ya haber conquistado parte de la batalla espiritual. Pero Jesús nos advirtió que, en nuestros días, el último truco de Satanás sería hacer que la gente no creyera en su existencia, ni en la del infierno. Muchos cristianos de hoy no son conscientes de la presencia de Satanás ni de otros espíritus malignos, ya sea en el sentido físico de las cosas o en el sentido espiritual; ni conocen los efectos que estos espíritus malignos pueden causarnos. Por lo tanto, al rechazar esta realidad, le estamos dando a Satanás y a sus ángeles caídos la libertad de andar circulando sin estorbo y sin ser detectados. Satanás no es solo una forma de maldad, una energía o una idea, sino una personalidad real con inteligencia. Con él hay hordas de otros espíritus malignos que están en la misma batalla contra el Reino de Dios, que si fuesen vistos físicamente por el ojo, oscurecerían el sol.

Hemos aprendido y sabemos que los espíritus malignos nunca se contentan con vagar por marismas y espacios abiertos, sino que siempre están buscando hacer su morada en un cuerpo con alma. Vagan en busca de «aberturas» y oportunidades para alojarse en las almas. Parece ser que los demonios no reaccionan si son exorcizados por personas tímidas y afeminadas, quizás por eso encontramos en la Tradición Ortodoxa la práctica de arrastrar literalmente fuera a los demonios y escupirles. En el rito bautismal se le pide a la persona que está siendo bautizada que golpee y escupa a Satanás tres veces. Un sacerdote ortodoxo dice al respecto: “¡Qué lamentable que algunos sacerdotes hayan abandonado esta costumbre, por encontrarla vulgar y desagradable! ¡Oh, si tan sólo se dieran cuenta del gran servicio que le hacen a Satanás! Seguro que le gustan las personas con cualidades de cortesía y refinamiento y aprecia su cooperación (para quedarse en esa alma).»

Un padre griego ortodoxo dijo: “La Iglesia Ortodoxa, obviamente, tiene una viva conciencia de la realidad del diablo como una personalidad invisible que, no sólo busca apoderarse de las almas y los cuerpos de los hombres, sino que también habita en cosas materiales como los hogares, ciertas habitaciones, el aire y el agua. Antes de que una persona sea sumergida en el agua bautismal, el agua siempre debe exorcizarse para que pueda ser liberada de los poderes demoníacos. Por ejemplo, el sacerdote ruega a Dios que “todos los fantasmas invisibles del aire se aparten de nosotros y ningún demonio de las tinieblas se esconda en esta agua, ni, te suplicamos, oh, Señor, permitas descender, con el que ahora está siendo bautizado, ningún espíritu maligno que provoque deficiencia en la razón o confusión en el pensamiento.” Luego sopla tres veces en el agua, en forma de cruz y, lo sella con la mano, que sumerge tres veces, diciendo: «¡Por la señal de Tu preciosa Cruz, que todos los poderes adversos sean destruidos!»

Muchos cristianos no saben que pueden ser portadores de uno o más demonios. Nunca imaginan que la enfermedad física o psicológica que estén sufriendo pueda ser causada por espíritus malignos que se asentaron en ellos. Muchos desórdenes emocionales, neurosis, crisis nerviosas, miedos infundados, ansiedades, migrañas, asma, alergias y otras enfermedades psicosomáticas son causados muy a menudo por un demonio que ha tomado su morada en el alma y el cuerpo de la persona. En nuestros días, si alguien les sugiere tal cosa, se ríen de la idea de tener un demonio o simplemente piensan que esas ideas son medievales, obsoletas o supersticiosas. Pero dejar que siga allí ese demonio, o simplemente ignorarlo, puede causar más daño, ya que sería una invitación al espíritu maligno a permanecer indefinidamente en la persona.

En este artículo, me referiré especialmente a un espíritu que es muy común y que se encuentra a menudo en los círculos religiosos, aunque también en oficinas, familias y círculos de amigos. Uno puede detectarlo fácilmente si conoce su comportamiento. Es un producto de la carne que abre la puerta a un espíritu maligno. Es un comportamiento que opera a través de una persona para controlar mediante el uso de tácticas manipuladoras, dominantes e intimidatorias. Cuando está en la iglesia, es para interrumpir el fluir del Espíritu. El diablo odia el fluir profético de Dios, porque el ministerio profético exige arrepentimiento y se opone al mal sin compromiso. El profeta siempre molesta al espíritu de Jezabel. Además, las palabras proféticas vienen con un poder creativo, lo que deja al enemigo indefenso. Es muy importante el hecho de que Jezabel quisira destruir a Elías. El espíritu de Jezabel odia a la voz profética e intransigente.

Los jezabeles tienen una personalidad que ha sido moldeada por pensamientos demoníacos controladores. Por lo tanto, la persona está dispuesta a enfrentar la verdad sin piedad y desea conseguir que Dios sea crucificado. La carne y sus circunstancias deben someterse al Espíritu Santo diariamente para que la persona se pueda liberar de forma definitiva.

Jesús había advertido a la Iglesia de Tiatira sobre el espíritu diabólico llamado Jezabel. El objetivo de Jezabel es silenciar a los profetas de Dios porque, al hacerlo, destruye el testimonio de Jesús, que es el espíritu de profecía (Ap 19,10). Nos aleja de la verdad y de las palabras que nuestro Señor nos ha dado para beneficio de Su Iglesia, para adentrarnos en lo que no viene de Dios. Experto en imitar a Dios, puede alejar a muchos fieles de la verdadera revelación profética, que es dada por la gracia de Dios. Dado que un espíritu de Jezabel falsifica la unción profética de dones, llamamiento o autoridad, un líder profético puede convertirse en el objetivo de un espíritu de Jezabel, al igual que una iglesia en la que se tenga en alta estima lo profético.

En estos últimos tiempos, el Espíritu Santo nos lleva a ser más conscientes que nunca de este espíritu maligno por eso nos revela su nombre. Anteriormente se ha infiltrado en algunos de nuestros grupos de oración, causando mucho daño, frustración y disputas, para acabar finalmente en la división y la destrucción, también se ha introducido en las Asociaciones de la Verdadera Vida en Dios. Penetra en el buen trabajo de los Coordinadores, desbaratando su equipo; pero con la gracia de nuestro Señor siempre lograremos discernirlo y sacarlo de nuestros círculos, antes de que se produzca el daño. Al igual que el ángel que quita la cizaña del trigo, tengo la sensación de que en estos tiempos nuestro Señor está limpiando Su hacienda.

Cara a cara con Jezabel

Durante los últimos catorce años, ¡cuántas veces me he encontrado cara a cara con este espíritu, pero sin saber su nombre! He conocido en mis reuniones a personas que llevaban este espíritu maligno, durante encuentros, en grupos de oración y en otros lugares. ¿Cuántas veces he escuchado de esas personas la clásica frase: «Soy como tú. Tengo exactamente las mismas experiencias que tú. Te entiendo. Dios me dice las mismas cosas que te dice a ti”. O, “Jesús también me está dando mensajes muy similares al tuyo. Deberíamos unir fuerzas y trabajar juntos”. O, más directo, «Jesús y la Virgen María me dijeron que deberíamos trabajar juntos». Algunos comentarios son más simples, pero igualmente mortales, por ejemplo: “Nuestra bendita Madre quiere que hagas esto o aquello”, indicándome lo que debería estar haciendo. Estos comentarios pueden ser en forma verbal o por escrito, poniéndolos en mi mano o a través de amigos, un mensaje escrito de «su ángel» para mí, o de «Jesús” o “María», en muchos me adulan para atraerme, y en otros me desuellan porque los rechazo!

Un verdadero don del Espíritu Santo nunca se etiqueta a sí mismo, sino que permite que Dios lo haga descubrir. Dado que es Su obra y que Él tiene la intención de ocuparse de ella, se asegurará de que se conozca a Su tiempo. Si uno tiene un llamado genuino de Dios, la gente lo reconocerá. Pero muchos que no han recibido el don de profecía, andan por ahí con una placa y hacen el ridículo pegándose la etiqueta.

Mientras estaba en tránsito en Niza un día, esperando mi avión, se me acercó una joven que aparentemente me había reconocido. Dijo que había estado leyendo las inspiraciones de la VVeD y estaba encantada con su contenido. Justo antes de irse, sacó su tarjeta privada y me la dio.

Debajo de su nombre figuraba su profesión: «Mensajera de Dios». ¡Qué descaro tienen algunos!

Muy recientemente tuvimos que enfrentarnos otra vez a este espíritu maligno, en varios lugares diferentes. Gracias a la ayuda del P. Abberton y del P. Sullivan, este espíritu maligno fue manejado con gran éxito, pero no sin lucha. Se les aconsejó a los que lo llevaban que fueran en busca de oraciones de liberación y sanación, pero por desgracia no han ido hasta el día de hoy. Es muy difícil doblegar el orgullo o someter el ego de los infestados. Algunos, que dijeron que iban en busca de oraciones de liberación, fueron allí sin estar convencidos de que llevaran este espíritu; negar lo que llevan los perjudica, porque bloquean al Espíritu que está listo para sanarlos.

Al llamarse a sí misma «profetisa», Jezabel estaba dando enseñanza, y extraviando a los siervos de Dios. A lo largo de los siglos, ella siempre ha estado presente, buscando atacar el ministerio profético dado a una persona o a la Iglesia. Allí donde el don profético está presente, podéis estar seguros de que tarde o temprano el espíritu de Jezabel se manifestará. A veces dudo de que la persona que lleva el espíritu de Jezabel tenga conciencia de que lo lleva, ya que la persona está decidida a alcanzar su meta a cualquier precio.

Probablemente lo que más confunde a muchos es que Jezabel era creyente y hacía cosas relativas al culto. Ella era la hija de Ethbaal, que significa «con Baal». Convirtió a su esposo Acab para que siguiera a Baal. Acab se casó con ella en contra del mandato de Dios. El nombre Jezabel significa específicamente «sin morada ni habitación». Una verdadera explicación de Jezabel es decir con claridad que “adora su propia voluntad”.

Algunas características de Jezabel

La gente tiene una batalla muy notoria con el espíritu de Jezabel. En la Iglesia, ese espíritu desea controlar y gobernar al pueblo de Dios. Si no somos personas decididas, caeremos bajo el hechizo del espíritu de Jezabel.

A los Jezabel les encanta proyectar una sensación de poder que no tienen. Usan la intimidación, a fin de nublar la mente de aquellos a quienes desean oprimir. Con mucha frecuencia, ese espíritu trata de ejercer influencia: En la iglesia: «Si toman tal medida, retendremos nuestro diezmo».

En las primeras etapas de mi testimonio, mientras estaba en Suiza, se me acercó una señora que parecía bastante amable y ansiosa por ayudarme con las traducciones al francés. Como aún no tenía a nadie, acepté su oferta. Su marido trabajaba en una escuela y enseñaba literatura francesa. Parecía ser la persona adecuada para traducir, ya que su esposo también podía darle una mano en lo que ella traducía. Pero después de leer el texto que me tradujeron, descubrí que el vocabulario estaba lejos de la terminología bíblica. Las palabras sencillas y claras de Jesús se habían convertido en literatura francesa, perdiendo el toque de intimidad. Y como sabemos, la VVeD tiene vínculos muy estrechos con la terminología de las Escrituras. De hecho, hay muchas citas textuales de las Escrituras. Me tomé la libertad de reemplazar ciertas palabras literarias por otras bíblicas, tomándolas de la Biblia francesa. Cuando se enteró de que me atrevía a interferir en lo que ella llamaba «su» trabajo, me amenazaron y me acusaron de interferir en lo que ella llamaba francés perfecto, tratándome como a una persona ignorante que no conoce el francés refinado, recordándome que el esposo era profesor de literatura francesa, etc. Me escribió una carta dura y me dijo que o lo hacían a su manera, sin que yo modificara su lenguaje y lo pusiera en lenguaje bíblico, o se retirarían. Después de consultar a mi confesor, me aconsejó que los dejara ir.

La llamé y le dije que no aceptaba sus términos. Frustrada, me pidió que le devolviera su manuscrito traducido. Inmediatamente me volví hacia nuestro Señor y le pedí que me enviara un traductor. Esa misma noche me llamó Lucien Lombard y me preguntó si podía hacer algún trabajo, ¿quizás traducciones? Así es como obra nuestro Señor. Si un instrumento le falla, lo reemplaza. No hay problema.

La señora entonces, habiendo sido cesada de su trabajo en las traducciones, escribió su propio libro de “mensajes divinos”. Fue a Bélgica e hizo que los imprimieran. El espíritu de Jezabel también es vengativo. Comenzó a acercarse a muchos de mis amigos para decirles lo malvada que era yo y que ella también tenía visiones. En una de sus visiones, dijo, había visto al Padre Pío, quien le había indicado que yo era realmente muy malvada y que era una falsa profeta.

Otros rasgos de Jezabel: hace el papel de Maestro – hace el papel de Mártir

La autocompasión es una resignación consciente y una entrega a la mentalidad de víctima. “Cuando te pones en el papel de víctima, literalmente pecas con Jezabel, porque no la estás resistiendo”, dice un libro sobre el espíritu de Jezabel. Los Jezabeles hablan de amor fraterno, pero, consciente o inconscientemente, hacen todo lo contrario a amar. Su «amor» no es un amor divino, ni siquiera un amor humano refinado.

He notado que Jezabel tiene muchos rasgos distintos. Adoptará cualquier rasgo de personalidad con tal de lograr su objetivo. La otra fachada para manipular puede ser la de Mártir, en lugar de jugar al Maestro. Con esta fachada, Jezabel intentará manipular a todos, acusándolos de tratarla mal a ella. Los Jezabeles van por ahí haciéndoos creer que los interpretáis mal, y que estáis persiguiendo sangre inocente, como el Cordero del Sacrificio, o que son martirizados como los Santos Mártires.

Os voy a relatar un evento relativo a una persona en particular, que tenía ambos espíritus. Este dirigente de nuestro grupo de oración había permitido que otra persona, que tenía el espíritu de Jezabel, se hiciera cargo de nuestro grupo de oración, además de continuar con sus propias actividades espirituales de su agenda egoísta. Pensó que proclamándose Profeta y Sanador – según el espíritu de Jezabel – ganaría popularidad en un grupo de oración que estaba en decadencia y agonía. Cuando descubrí y confronté a los dos espíritus, el líder, que llevaba el espíritu de Acab, trató de culpar a otras personas inocentes, acusándolos de todo tipo de cosas.

También es bastante común que alguien con un espíritu de Jezabel se presente en la casa de otro, sin previo aviso, diciendo que el Señor le ha dicho que fuera a orar por una necesidad particular. Se sienten obligados a orar por los demás, pero este impulso no proviene de Dios.

Enfrentando al espíritu de Jezabel y Acab

Cuando el espíritu de Jezabel es puesto frente a la verdad, percibe al confrontador como a un enemigo. Entonces contraataca con asaltos a este “enemigo”. De hecho, no existe mayor explosión de ira que cuando a una persona controladora es enfrentada. La persona nunca admitirá culpabilidad ni renunciará a la sensación de poder, y tomará represalias contra el confrontador. Cuando se le hace una sugerencia, la reacción más común es que tome una actitud defensiva. El orgullo, con una mezcla de inseguridad, que está profundamente arraigado en ella, no puede aceptar una corrección, porque toda corrección se percibe como un rechazo. Por lo tanto, nunca oirás a una persona con espíritu controlador admitir que está equivocada. Siempre es culpa de otra persona. Nunca hay confesión de culpa, contrición o verdadero remordimiento.

El espíritu de Jezabel contrasta con la voluntad de Dios. Su propia voluntad se ha convertido en su dios, y por lo tanto, debe cumplirse, independientemente de las consecuencias. Jezabel no sólo roba la autoridad, sino que también manipula a los líderes, usando mentiras y distorsiones. Dios espera que alguien se enfrente a ella, la confronte. Muchos líderes sucumben al espíritu de Acab y simplemente miran para otro lado ante las tácticas de Jezabel. Razonan que, después de todo, ella es religiosa y trabaja duro por la Iglesia. La mayor debilidad entre los líderes es el miedo al enfrentamiento. Quieren paz sin pagar el precio de confrontar las tácticas de manipulación y control del espíritu de Jezabel.

Recuerdo que cuando tuve que confrontar a personas con ese espíritu, ¡qué cantidad de acusaciones brotaron de repente de sus bocas! El odio que comenzó a manifestar de repente me recordó aquella vez, al principio, cuando fui atacada por Satanás. La terminología era exactamente la misma y por eso reconocí a Satanás en esas personas. Antes de eso, me tenían como amiga y apreciaban mucho mi misión, pero después de confrontarme, me arrastraron por el fango y me llamaron todo tipo de nombres, así como “falsa profeta”. A mi misión y mis testimonios calificaron de «Basura total». ¡Lo interesante es que todos reaccionan de la misma manera! Sin embargo, el espíritu de Acab reaccionaría de una manera diferente.

Es interesante ver lo similares que son las reacciones de Jezabel a las de Satanás. Cuando el diablo trató de infiltrarse en mis escritos, al principio, y yo lo descubrí, su lenguaje, que era “divino” se volvió de pronto vulgar. La gente que me “amaba” se convertía en partidaria de destruirme, a mí y a mi reputación, después de la confrontación con ellos.

A veces, el Jezabel se arrepiente temporalmente, pero pronto vuelve a sus tácticas controladoras. En cuanto a la oración, él estaría orando según su propia agenda. No hay valor en eso. La oración de intercesión verdadera y ferviente hace que los corazones cambien del orgullo y la altivez al arrepentimiento y la humildad; y nada traería un golpe mortal más grande al espíritu de Jezabel. Como es típico del Jezabel, se queja de que no lo aprecian lo suficiente. En su naturaleza egocéntrica, haría lo imposible, mintiendo y exagerando, para parecer espiritual; después de todo, al ser egocéntrico, nadie es tan importante como él mismo. El Jezabel dirá una y otra vez que su decisión ha sido el resultado de mucha oración. Sabe cómo ganarse las simpatías echándose a llorar en un abrir y cerrar de ojos y engañando así a casi todo el mundo.

En cuanto al espíritu de Acab, se sabe que abdica de su autoridad. Posee una mentalidad que evita la confrontación y niega las fallas. El espíritu de Acab es débil y temeroso. Ama su posición, pero teme la confrontación. Trabajando en conjunto, los espíritus de Acab y Jezabel forman silenciosamente una relación de codependencia. Ambos se necesitan y se apoyan el uno en el otro para lograr sus objetivos. Un pastor influido por el espíritu de Acab necesitará la ayuda de alguien con el espíritu de Jezabel para mantener su posición y afianzar su popularidad.

¡Sorpresa! ¡Sorpresa!

Un día, uno de nuestros grupos de oración celebró una reunión privada para tratar ciertos arreglos para el futuro. Ese día, inesperadamente, entraron dos caballeros apenas conocidos que afirmaban tener el don de profecía. Nadie les dijo una palabra, a pesar de que se estaban entrometiendo en medio de esa reunión tan especial. En realidad, algunos se alegraron de verlos entrar, pensando que podrían haber sido enviados por Dios para resolver el problema con el que estaban lidiando. Por desgracia, el director espiritual de ese grupo en particular los había estado promocionando en secreto, haciendo creer en ellos a todo el grupo, sin saber que ambos llevaban el espíritu de Jezabel. Esos dos no tenían nada que hacer en la reunión, pero ellos mismos se invitaron y se quedaron. En un instante, una comunicación comenzó con lo Divino y los «mensajes divinos» de los recién llegados comenzaron a llegar para varias personas de allí. Estos mensajes les indicaban qué hacer. Nadie les pidió que se fueran, ya que los “mensajes divinos” eran tan halagadores y elogiosos que dificultaban que cualquiera pudiera hacer algo. Fue un señuelo del diablo. Nadie se atrevió a enfrentarse a ellos. Mucho más tarde, las personas que recibieron esos “mensajes divinos” comprendieron que no habían venido de Dios.

La confrontación es realmente la única «cura» para tratar con un espíritu de Jezabel. El problema es que mucha gente teme a la confrontación, sabiendo que creará una escena desagradable. Por tanto, prolongan lo inevitable.

Manipulación, control e intimidación

Dos cosas siempre han plagado a la Iglesia: el control y el deseo de dominar. Esta lucha por el poder siempre ha dividido y provocado un cortocircuito en el poder de la Iglesia.

La forma más astuta y, sin embargo, más común, en que opera el espíritu de control, es mediante la manipulación. La manipulación se usa de varias maneras: como halagos, como autocompasión, como insinuaciones, etc. El uso de la manipulación para obtener dinero, por ejemplo, se presenta de muchas formas. La forma más ridícula que he oído fue la de una “vidente”, que abrió una casa de oración y puso un aviso que decía que cuanto más dinero se diera por esa casa de oración, tanto menos riesgo había de ir al purgatorio.

Los proyectiles son también otro asunto. Los Jezabeles están continuamente recolectando “municiones”, en forma de información que pueden usar en contra del “atacante”, en caso de que alguna vez comiencen a perder el control del poder. Todo lo que hubieran recogido lo usan contra ti sin piedad. Aquí tuvimos un caso, cuando se estaban formando las asociaciones. A esta persona de la que hablo se le dio en nuestros grupos gran autoridad para tratar con los organizadores, mis reuniones, los informes, uno de nuestros diarios y otras cosas. Se ganó el respeto de uno de nuestros sacerdotes cercanos, logrando manipularlo hasta tal punto, que si yo no estaba de acuerdo con él, me denunciaría al sacerdote y lo pondría en mi contra. Si me atrevía a concertar una reunión tratando directamente con el organizador, sin pasar por él, me denunciaría a ese sacerdote, que me gritaría y me amenazaría con renunciar. ¡Incluso ese sacerdote me dijo que le confiara todo a esa persona, como se hace con un director espiritual o con un confesor! Hizo que el sacerdote me obligara a darle toda la información que llevaba, de lo contrario me denunciaría y estaría con problemas. Él tenía que estar informado de todo.

Como si esto fuera poco, de repente ese hombre comenzó a comportarse de manera extraña, declarando que él también tenía locuciones de Jesús. Entraba en una especie de trance y daba órdenes a todos, declarando más tarde que esas órdenes venían de Cristo mismo. Interpretaba al profeta. En un retiro, reunía a algunas personas que estaban en el mismo país que el suyo, y trataba de tenerlas de su lado, diciendo: “Jesús te dice que me sigas a mí y no a Vassula. Su misión ha terminado”. Su objetivo era dividir nuestro grupo y ganar de su lado tantos como pudiera. Fue tan lejos como para decir: «Jesús me dijo que yo sería el que se haría cargo de los mensajes de la VVeD, porque los mensajes con Vassula terminaron”. ¡Como si la VVeD fuera una herencia! Cuando «moría» en el espíritu, entraba en una «crucifixión» dándonos «mensajes divinos». No me sirvió de nada insistir en que todo lo que él hacía no provenía de Dios, ya que tenía todo el apoyo de aquel sacerdote que mantenía unido al grupo.

Al final, cuando me enfrenté a él y también al sacerdote, se desató el infierno. Perdí a ambos. Para nosotros, no fue una pérdida sino un alivio, porque nos deshicimos de ese espíritu de Jezabel; sólo lamentamos haber perdido también al sacerdote que era un buen sacerdote, aunque cegado y manipulado por ese espíritu. Pasaron muchos años, y al final, ese sacerdote, dándose cuenta de su error, volvió a contactarme. El controlador simplemente desapareció..

Por lo tanto, cuando la gente trata de manipular o dominar la voluntad de los demás, lo hace en directa violación con las leyes de Dios y queda bajo el dominio de Satanás.

El control también consiste en retener información. Un Jezabel ejerce poder sobre ti al saber algo que tú no sabes de una situación. A los ojos de Jezabel, tener información que tú no tienes es un arma poderosa de control.

Tentaciones

Muchas veces he notado que cuando a uno se le da una responsabilidad mayor que a otros, para trabajar en nuestros grupos, comienza a sentirse tentado a pensar que está exento de corrección. Como en el caso anterior. Es de suma importancia permanecer humilde, con el corazón de un servidor y no el de un tirano. El ego probablemente se interpone en el camino, más que cualquier otro factor, al hacerse responsable. Si no se ha tratado previamente con el ego, aquel que se hace cargo de una responsabilidad comienza a pensar que no tiene fallas ni defectos. Jesús es nuestro ejemplo: se opone a los orgullosos.

Una característica importante del controlador es que siempre quiere tener razón. No tolera estar equivocado y rara vez, si es que alguna vez, admitirá haber cometido un error. Un espíritu de Jezabel nunca se equivoca, a menos que sea una admisión temporal de culpa para ganar el “favor” de alguien. Cuando un Jezabel se disculpa nuncaes con verdadero arrepentimiento ni reconocimiento de haber hecho algo malo, sino más bien: «Lamento que tus sentimientos hayan sido heridos».

En un diálogo contigo, el Jezabel cambiará las cosas hasta el punto de hacerte sentir que eres tú quien necesita disculparse por haberle hecho tomar una mala decisión. También he notado alguna otra característica del espíritu de Jezabel. El controlador siempre se llevará la gloria por cualquier cosa que salga bien. Rápidamente pasará por alto a todos los que hicieron el trabajo duro y fácilmente se encumbrará sobre las personas, sacrificando toda etiqueta para ser el que recibe el crédito.

¿Espíritu o carne?

¿Es Jezabel un espíritu o una obra de la carne? Jezabel es un espíritu, pero ha encontrado acceso a través de la carne no crucificada. Nunca tendrás a una persona con espíritu controlador que admita que está equivocada. Siempre es culpa de otra persona. Si se le exige una disculpa enfrentando al controlador, probablemente obtendrá una respuesta a gritos como, «Sí, estoy equivocado. Siempre me equivoco”.

Habla en confusión

Una de sus formas astutas de escabullirse, una vez confrontado, es tratar de confundirte cambiando de tema cinco veces en un minuto. La confusión los mantiene “sin descubrirse” y sin exponerse. Por lo tanto, es imposible conversar lógicamente con un Jezabel. Escribirían varias páginas sobre todo tipo de situaciones distintas de la que se les está echando en cara. El contexto será tan vago que nadie entenderá ni cara ni cruz.

La conversación es un monólogo

Muchas veces, los que llevan el espíritu de Jezabel hablan sin parar. Tienen la necesidad de sentir poder y autoridad, y harán cualquier cosa para lograrlo. Sienten que saben más que nadie; por tanto, dominan todas las conversaciones. Jezabel usa el habla como una forma de control. En una conversación típica, él es quien lleva la voz cantante, ya sea sobre los deportes, el clima o el Reino de Dios. Debido a esta forma de control, nunca recibe información de nadie en su vida. Toda conversación con él es unilateral. Tú solamente escuchas. Y si alguna vez hace una pausa y quieres decir algo, la Jezabel se apaga y no te escucha.

El Ego

En lugar de verse a sí mismos como siervos, comprometidos con los asuntos de Dios, que en un momento se ofrecieron voluntariamente para servir a Dios, se ven a sí mismos como directores ejecutivos de una gran empresa. Dios los ve más como mayordomos. Dios es el Director Ejecutivo. La actitud del Jezabel deteriora su entorno. Mandan a la gente, manejan los asuntos espirituales como un negocio, no como el Reino de Dios. Lo menos que puede decirse es que hay una gran necesidad de morir al propio ego, y optar por la humildad. No hay lugar para el ego en el Reino de Dios.

No hay duda de que Dios nos eligió para servirle sin nuestras propias agendas. Muchos de nosotros hemos decidido servir a Dios «a nuestra manera».

Debemos madurar y reconocer que el liderazgo es Suyo, comprendiendo Sus palabras: “Yo soy la Vid, vosotros los sarmientos, El que permanece en Mí y Yo en él, da mucho fruto;porque sin Mí nada podéis hacer”. (Juan 15, 5).

Algunas personas que tuvieron una conversión, y reconocieron a Dios como el número uno en sus vidas, están haciendo lo suyo por Dios. Son solitarios, no trabajan en equipo. Sin una vida de oración, no hay conciencia de lo que el Señor está diciendo, y la pasividad y la tibieza se imponen. Jesús no vino a la tierra para llevar a cabo Su voluntad, sino para cumplir la Voluntad del Padre.

Hemos aprendido cómo el espíritu de Jezabel está lleno de ego y de envidia. Envidia los dones del Espíritu dados a otros y los querría para su propia gloria, lo cual es un pecado. Se parece al pecado de Caín matando a Abel. Abel agradaba a Dios y, debido a la envidia y otras razones egoístas, Caín le cortó la garganta a Abel. Aquí estoy llamando la atención a aquellos a quienes escuché decirle a la gente: “Volved a casa y practicad el don de lenguas”. ¡Como si uno pudiera practicar este don dado por el Espíritu Santo, como si de una lección de piano se tratase! Recuerdo a un joven sacerdote que pidió a nuestro grupo de oración que fueran a verlo con frecuencia para practicar el don de lenguas.

Recientemente escuché que en uno de nuestros grupos, alguien iba a tomar lecciones de profecía: en otras palabras, a aprender a profetizar. ¿Realmente hemos llegado a eso? ¿Cuánto más podemos desviarnos de las Escrituras?

Cuando un creyente ora en lenguas, está sobrepasando las limitaciones de su cerebro y hablando con Dios en el Espíritu. De hecho, ocurre lo mismo con todos los dones del Espíritu: profecía, palabra de conocimiento, palabra de sabiduría, etc. Ninguna manifestación del Espíritu es producto del cerebro, sino más bien un  don y una manifestación del Espíritu Santo.

Por lo tanto, advertiría a cualquiera que asista a “lecciones especiales” que el Espíritu de Dios es el que lo concede.

Terminaré con esto: gran parte del contexto de este artículo ha sido extraído de los libros escritos por R.T. Kendall, que ha escrito dos volúmenes sobre el espíritu de Jezabel. Al comienzo de este artículo hay pasajes tomados de la carta periódica de un sacerdote ortodoxo griego. El resto son mis propias experiencias.

Aunque tengo a medio hacer las maletas para mudarme, y ahora ya son las 18.00 horas del día anterior a mi salida definitiva de Roma, he logrado terminar este artículo. Perdonad los errores debidos a la prisa, mi mal inglés y quizás los pasajes repetitivos. El objetivo de este trabajo es el bien que nos pueda traer. Leed atentamente y ved si alguno de vosotros comienza a tener rasgos de este espíritu. Si crees reconoceros en alguna cosa, recordad que no todo está perdido, pues hay una ancha puerta de escape, que es el ARREPENTIMIENTO.

Que Dios os bendiga a todos,
En Cristo,
Vassula

 

(Esta carta fue escrita en diciembre de 2004)