Archimandrita Eugene Nicolau Pappas (Ortodoxo Griego – Nueva York)
Espero que me oigáis, porque me gusta tener las manos libres – no soy un esclavo del micrófono. Tenía que esclavizarme para escribir la conferencia; pero os habéis salvado y yo también me salvé, por-que los que me precedieron leyeron sus conferencias y yo me dije: ‘No haré eso’ (risas).
Quiero referirme a algunas pocas cosas de las que Vassula mencionó antes. Vassula habló de volverse Dios, de ser deificados. Ayer, en la Iglesia Ortodoxa en todo el mundo celebramos el ‘Kyriaki tis Orthodoxias’, el domingo de la Ortodoxia. Es un día muy especial; lo reservamos para el primer domingo de Cuaresma porque es el día en que los Iconos fueron devueltos a las iglesias. Algunos sabrán por la historia de la Iglesia que desde el siglo VIII hasta el X, del 700 al 900, hubo 200 años de persecución: no podíamos tener iconos; no era permitido. El Emperador de Bizancio los prohibió, pero la gente conservó los iconos, los veneró y rezaban ante ellos. Hubo una gran persecución porque los iconos eran un símbolo de Cristo. Para nosotros el icono es un signo viviente de que la Encarnación es un hecho histórico, que Dios se hizo hombre para que el hombre pueda ser deificado y vuelva a Dios en un estado más perfecto. Este es el ciclo de nuestra existencia.
Negar el icono es negar la Encarnación y negar la Encarnación es negar al Mesías, al Redentor, que es Jesucristo; por lo cual esta es una fiesta importante para nosotros, porque nos señala que nuestro Dios ha visitado a su pueblo, que nuestro Dios ha prometido venir nuevamente y que le reconocemos a Él en la imagen de Jesucristo.
Desafortunadamente, nuestros hermanos judíos y nuestros hermanos musulmanes que creen en el mismo Dios, ellos no Lo han visto porque ellos no han aceptado la Encarnación. Nosotros aceptamos la Encarnación y nuestro Dios es un Dios viviente al que conocemos, al que reverenciamos, al que veneramos. El mismo Dios, el mismo Jesús, es Uno, y precisamente como Cristo no puede ser dividido, tampoco puede ser dividida la Iglesia.
La Iglesia no está dividida. La Iglesia es Cristo. La Iglesia no está dividida, pero son más bien. los sacerdotes, los obispos, quienes están separados.Esta es la verdad.
Y cualquier pastor – y llamo pastores a los sacerdotes y a los obispos – cualquier jerarca de la Iglesia les dirá, si es honesto consigo mismo, que el pueblo está unido; los fieles Católicos y los Ortodoxos y un buen porcentaje de Protestantes también. El pueblo Cristiano está unido en el amor. Ellos están unidos en la fe. Ellos están unidos en el espíritu. Es una pena que los pastores no vean ya esa unidad.
Vassula habló hermosamente acerca del segundo Pentecostés. Si recuerdais el primer Pentecostés, cuando los apóstoles estaban escondidos en la sala de arriba (el Cenáculo), hubo un tornado, un ruido de viento impetuoso, un ruido que se oyó por afuera. En el interior ellos no oyeron el ruido, pero los de afuera, que sí lo oyeron, respondieron a él.
El pueblo de Jerusalén se dijo, ‘¿qué es lo que está ocurriendo allí arriba?’ Nosotros, aquí en Jerusalén, todavía oímos claramente el ruido. Sentimos el viento, y apreciamos la turbulencia. Está entre nosotros, moviéndonos y pidiéndonos que abramos las ventanas y las puertas de nuestra sala de arriba personal, y permitamos al Espíritu Santo que entre en nuestra morada y viva con nosotros.
Vassula habló de volverse dioses. Estamos llamados a ser deificados, a volvernos como Dios y regresar a esa fuente que es Dios. A Él, de Quién venimos, y a Quién debemos retornar; inevitablemente regresaremos a Él, tanto si lo queremos como si no, volveremos un dia y nos hallaremos frente a Su Trono desde el cual Él separará las ovejas de las cabras. Los fieles de los infieles. Habrá también algunos asnos en ese gentío. En Griego decimos ‘yparhoun vodia kai gaidouria’ (existen vacas y bueyes). Sí, incluso en ese tiempo habrá allí algunos que se resistirán. Pero, antes de alcanzar ese punto debemos pasar por la ‘Kenosis’, el vaciamiento, el hacer espacio dentro nosotros para gozar de esa ‘Theosis’, esa comunión con Dios. No somos llamados a volvernos nuevas criaturas, sino a ser renovados en la imágen deseada por nuestro Creador, según su Divina Voluntad.
Es algo parecido a tomar el viejo recipiente, romperlo, y mezclar nuevamente la arcilla con agua y dar forma a algo fresco, algo nuevo, algo más fuerte y eso es lo que estamos llamados a ser. Vassula habló anteriormente sobre ser esclavizados a Cristo, la Cristodoulia, la sumisión total ante Cristo. El Señor mismo hizo esto, en su ‘Akra Tapinosi’ (humildad extrema, en griego). Cristo, Dios, el Verbo encarnado acepta ser crucificado. ¡Él acepta ser crucificado! Esto indica una rendición incondicional a la humildad. El libre de pecado, toma sobre sí los pecados del mundo. Dios es el ‘Tapeino’ (en griego, significa disminuirse uno mismo, abajarse) y nosotros estamos llamados nada menos que a seguir este Divino ejemplo. Uno sólo puede hacerlo convencida y voluntariamente, abandonándose a la Voluntad de Dios y al plan que Él tiene para la humanidad.
El comienzo de la rendición a la Voluntad de Dios por las diversas confesiones cristianas ocurrió en las últimas décadas. Vimos en los últimos 50 – 60 años el gran movimiento ecuménico con el Consejo Mundial de las Iglesias el Consejo local de Iglesias y el Consejo Nacional de Iglesias en el que las comunidades cristianas se juntaron sea como miembros, sea como auditores o como representantes. Fue un buen comienzo porque significó que reconocimos la existencia de gente que profesa la misma fe pero no llama a la misma puerta. Eso fue un buen comienzo.
Y ahora, en este siglo, tenemos que llegar a realidades. Yo no puedo esperar otro milenio, es demasiado largo, nosotros debemos hacerlo ahora y ya ha comenzado, en… (déjenme ver aquí un segundo) marzo de 1977 comenzó aquí en el Medio Oriente. Todo el Consejo de Iglesias del Medio Oriente (las Iglesias Ortodoxas, las Iglesias Orientales) y el Consejo Mundial de las Iglesias, se reunieron en Aleppo, Siria, para ver si ellos podían resolver el gran escándalo con respecto a los no cristianos. Para que ya no nos escandalice más cuando Judíos y Musulmanes nos pregunten: ‘¿Cómo podéis estar separados en la fiesta esencial en la que Cristo se confirma a Si Mismo como el Señor Resucitado?
¿Cómo podéis estar separados en ese acontecimiento?’ Ocurrió, es histórico, es trágico, pero no podemos continuar con ello.Y de esta forma se reunieron y aquella particular decisión del Consejo Mundial de las Iglesias y del Consejo de Iglesias del Medio oriente solamente fue respaldada, la semana pasada, por las comisiones de diálogo Ortodoxo-Luterana y Católica-Ortodoxa, en el sentido de que se realizará un intento, comenzando el próximo año 2001, de calcular la fecha de Pascua de un modo más preciso para no traicionar la tradición del Este ni la tradición del Occidente y tampoco poner una fecha fija – el tercer domingo de abril, el segundo domingo de abril – que sería artificial, sino, más bien, calcular la verdadera fecha de Pascua de acuerdo con la tradición apostólica: que debe ser un domingo, en la primavera, después de la primer luna llena de primavera y que debe ser posterior a la pascua de los hebreos. Y que se calculará, si no me equivoco, justamente aquí – será calculada de acuerdo con precisas modernas determinaciones astronómicas del Meridiano de Jerusalén, porque este es el lugar histórico donde Jesús murió y resucitó. Así volvemos a casa.
Qué glorioso será cuando todo el mundo, desde Europa oriental hasta Europa occidental, desde Africa hasta Sudamérica y hasta el Asia, en todo el mundo, en esa noche singular, levante sus velas y diga: ‘Christos Anesti. Alithos Anesti’, (Cristo ha resucitado. Verdaderamente ha resucitado.) Y no que una iglesia lo haga esta semana, otra lo haga tres semanas después, otra lo haga el mes próximo. Esa fue la confusión inicial en el período apostólico cuando no había un calendario fijo y los peregrinos viajaban de ciudad en ciudad y se confundían y escandalizaban. ‘Bien, Yo celebré Navidad en Roma hace dos semanas, y ahora que estoy en Tesalónica estáis celebrando Navidad mientras que en Armenia ellos están todavía esperando un mes más’. Por lo cual la Iglesia tiene que corregir estas cosas y estos temas importantes porque son estas las cosas que nuestro pueblo ve y nuestro pueblo comenta, ‘¿Por qué están los dirigentes sordos y ciegos frente a este escándalo?’
Lo que debemos hacer, obviamente, a nivel local es no volver a comenzar a dialogar, aunque eso sea esencial. Hemos estado dialogando y dialogando y dialogando pero debemos comenzar arezarjuntos, porque la oración es absolutamente vital. Todas nuestras intenciones se han ido por la ventana. Nuestra gente ora junta. No es inusual ir hoy a una iglesia y ver Ortodoxos sentados con Católicos y Católicos sentados con Ortodoxos y Protestantes sentados con Ortodoxos y Protestantes sentados con Católicos.
Nuestro pueblo está unido en el Espíritu de Cristo y lo que muchos de nosotros podamos pensar que es esencial y muy importante para la fe, desafortunadamente, o quizá, afortunadamente no es importante para la gente. Ellos ven a un Cristo, a una Virgen Madre, ellos ven una Salvación, ellos ven un Dios; y si enciendo dos velas o cuatro o seis velas o siete velas, (podría darles una explicación simbólica para cada número), o yo no enciendo ninguna vela y rezo en la oscuridad, mi oración será escuchada; de modo que debemos rezar por estos temas, lo debemos hacer con humildad, y comprendiendo que puede haber cambios en la Iglesia. No podemos ir para atrás y decir que siempre fue de este modo. No fue siempre de esta manera. Lo que nosotros hacemos hoy no fue hecho hace 500 años. Lo que ellos hicieron hace 500 años no se hacía 1000 años antes. La Iglesia está en constante fluir, en constante cambio, en constante crecimiento, en constante vitalidad y parte de esa vitalidad es la venida del Espíritu Santo de la que hablé antes. Estamos viviendo en esos tiempos.
Se podría considerar el Antiguo Testamento como la era de Dios Padre, quien creó el Cosmos, creó el mundo, creó todas las cosas. El Nuevo Testamento es el período de Cristo y de Su Ministerio y de Su Salvación para el mundo, la Redención. Mas ahora estamos viviendo la tercera Era, el tercer Kairos que es el ‘Kairos tou Agiou Pnevmatos’, es la era del Espíritu Santo.
No Le atemos las Manos al Espíritu Santo, no Le tapemos los oídos. No Le cosamos los labios, no Le cerremos los ojos. Dejémoslo vivir y vibrar en ti y en mí, para que seamos un ejemplo que haga que el mundo se dé vuelta y diga, ‘¿qué ocurrió?’ ‘¿Cuándo comenzó?’ ¡Ya comenzó ayer!
Hay muchas otras cosas de carácter dogmático que quisiera compartir con vosotros pero el tiempo es precioso en este particular encuentro y, siendo mi mensaje de amor y unidad, simplemente os traigo las buenas noticias que sucedieron, y vosotros sois parte de ello. Vosotros sois la levadura. Vosotros sois la levadura que fermentará el pan que se convertirá en el Cuerpo de Cristo. No necesitamos una gran cantidad de levadura, sólo necesitamos un poquito y ese poquito hará grandes cosas. ¿Por qué Dios os eligió? ¿Por qué Dios eligió a Vassula? ¿Por qué Dios me habla en estos términos? No lo sé. Si lo supiera sería otro profeta. Pero Él nos ha hablado.
Vosotros os habéis gastado vuestros buenos dineros para venir aquí. Podríais estar en Cancún o en la playa. Probablemente habrá veces en que desearíais estar allí. Pero os habéis gastado buen dinero para venir aquí porque Dios os lo inspiró. Dios os urgió, Dios os atrajo y ahora Él os urgirá y os impulsará y os llevará de vuelta a vuestras comunidades, de regreso al lugar de donde vinisteis para decir a la gente, y no para mantenerlo en secreto: ‘No podéis creer lo que experimenté en Jerusalén;todos los tamaños y formas y colores de sacerdotes y obispos, con vestimentas de todos los colores, cruces y joyas, cada uno representando una gran tradición, y ellos se juntaron, y eran como niños.
Estamos en el umbral de tiempos emocionantes de unidad cristiana, solidaridad y apostolado. El portal ha sido ampliamente abierto, entremos en él y regocijémonos en la comunión cristiana en el camino común hacia la Theosis.