24 de septiembre de 2017

levántate, pequeña amiga y toma refugio en Mi Corazón; Mi Corazón es tu morada; todas Mis Enseñanzas a ti no han sido en vano “¿no has oído que Mis Ojos están fijos en los que Me aman? ¿y que soy su protección poderosa y su apoyo firme? soy su pantalla contra el viento del desierto y su refugio contra el sol de mediodía, una Salvaguardia contra los tropiezos, una garantía contra las caídas” 1;

Yo soy tu Bienamado que se ha apoderado de tu corazón desde tus primeros días para conducirte y cuidarte bien; yo soy Cristo, hija, y te he desposado Conmigo para que me glorifiques;

vivo en el silencio de tu corazón; no permitas que nadie te aceche; Yo soy el Único que será tu sostén, y si alguien te difama, estará amontonado ascuas sobre su cabeza; amadísima, se ha derramado mirra sobre ti, goteando de Mis Dedos para ungirte, para embellecerte, de modo que Mi Rostro aparezca en ti y que tus facciones se mezclen con las Mías, ¿lo ves?

cuando converso contigo, Mi dulce conversación es tal que deleita tu alma con Mi abrazo; y para que Mis Palabras, que te dirijo, no se queden almacenadas en ti, sino que se derramen en cascadas inmensas de ríos, como vino dulce, sobre toda Mi creación, ungiré tus labios con un cántico de alegría y alabanza, cumpliendo los votos que Me has hecho; de este modo transmitirás entonces Mi Amor — el don de Mi Amor;

quiero que permanezcas modesta, pero con el noble corazón de un guerrero; sedienta de Mi Amor, pero no de alabanza humana; en cambio, sé como una lámpara brillando en un sagrado candelero; te he enviado muchas pruebas, pero mediante ellas, se ha dado gloria a Mi Nombre; ésta fue Mi manera de prepararte para que crecieras rectamente en el propósito de aprender;

así que, a ti, amadísima Mía, a quien la dulce conversación Me ha unido, y a ti a Mí, te digo: ¡nunca vacilaré en apaciguarte con Mi Presencia! ¡Yo, Jesús, te bendigo, y a todos aquellos que he llamado para que te ayuden en tu misión!


1 Eclesiástico 34, 16-17.