9 de septiembre de 1997
(Rodas, Grecia)
Mi esperanza está sólo en Ti,
mi vida está sólo en Tus Manos.
Por favor, inclínate sobre mí,
¡ven a gobernar mi alma, Señor!
Yo Soy.
Flor, sacia tu sed con Mi Presencia. Con todo Mi Corazón, sí, con todo Mi Corazón te digo: ama a Quien más te ama y nunca te falla. Honra Mi Amor y hónrame a Mí. Crece en Mi Amor y en Nuestra Unidad.
Vassula, te llamaré más tarde para que escribas Mis Suspiros, esos Suspiros que salen de las profundidades de Mi Corazón, cada minuto del día. Quienquiera que Me ofende, hiere realmente su propia alma. No quiero perderos a ninguno de vosotros. Por eso Mi Alma suspira de dolor, afligiéndose por encima de todo entendimiento humano. Tengo Conmigo riquezas y abundancia perdurables, y estoy tan deseoso de compartirlas con vosotros… ¡Ay, pero tantos de vosotros estáis atrapados en el mismo sueño, un sueño de apatía!
Pedidme que perdone vuestra mala voluntad pasada, y vuestras infracciones, y os daré una columna de luz para iluminar vuestra espantosa noche. Y tú, Vassula Mía, resiste Conmigo y no permitas que el enemigo te engañe para caer en hastío, sino continúa siendo como un eco de Mi Voz, rebotando desde las grietas de las montañas.
Habiendo probado Mi Pan1, tu alma siempre lo ansiará. Mi queridísima alma, pon todo tu esfuerzo en hacer el bien en tu misión. No es tanto el sacrificio, ni las vigilias nocturnas, ni los trabajos corporales, ni cualquier acción digna de alabanza, realizada en Mi honor, lo que Me deleita, sino más bien un alma que viene con el corazón en la mano, y Me lo ofrece proclamando su amor por Mí, aunque suene como un balbuceo…
Quien Me encuentra, encuentra vida. Dichoso el hombre que Me descubre y llega a conocerme. Te he dado ahora el Pan de Vida, para que el Día que estés ante Mi Trono, puedas venir con las manos llenas de buenos frutos, y Nos2 presentes tu ofrenda.
Haz que el mundo Nos conozca y recuérdales que la Palabra de Dios está viva y activa. Proclama un Cristo Resucitado, supremo en todo y sobre todo, y que viene en vuestros días para recordaros la Esperanza y la Promesa3. Proclama un Cristo Resucitado, presente en todos los tiempos y entre vosotros, pero también dentro de vosotros. Un Cristo Resucitado, rico en gracia y estimado más que cetros y tronos, y que, en Su Divinidad, se encuentra un Poder único en pureza, e inmaculado, todopoderoso y amantísimo del hombre. Instrúyelos en los misterios que se encuentran dentro de Mí, pero también cómo los revelo a los pobres de espíritu y a los que se Me acercan con pureza de corazón. Todo lo que Yo voy a revelar, será revelado por Mi Espíritu Santo, y entonces ellos Nos conocerán como Tres Veces Santos en el Espíritu Santo.
Queridísima alma, cultiva todas Mis palabras y sígueme. Yo, Jesucristo, te amo y te bendigo.