29 de julio de 1988
(Festividad de Santa Marta)
¡Amadísimos! Floreced con amor. Sentid Mi Presencia entre vosotros. Sentid el profundo Amor que os tengo a todos. Creed en este Amor. Yo soy la Fuente del Amor. Mi Espíritu está sobre vosotros. Venid… Deseo que os hagáis puros, santos, humildes y misericordiosos. Permitidme aumentar ese amor que tenéis hacia Mí hasta un amor sin límites. Permitidme a Mí, vuestro Señor, derramar en vuestros corazones Mi Amor sobreabundante y colmaros, impregnándoos de un Divino y Sublime Amor para que pueda desbordar e inundar este mundo, honrando a Mi Iglesia. Permitíos extraer de este Infinito Amor y llenar vuestros corazones.
Todo lo que os pido, bienamados hermanos, es amor, fidelidad y pureza. No os desaniméis, pequeños, cuando vengan las pruebas. Yo no os abandonaré jamás. Soy vuestro Pastor y os guardo cobijados bajo Mi Manto. Conmigo, comeréis. Conmigo, nunca tendréis sed.
Trataos los unos a los otros, como Yo os trato. Amaos unos a otros, como Yo os amo. Respondeos los unos a los otros, como Yo respondo a vuestras plegarias. Alimentaos de Mí y no aceptéis los frutos de Satanás, que son la deslealtad, la envidia, la desunión y la impureza. ¡Sed como si fuerais uno! ¡Sed perfectos! Que Mi Casa brille de pureza. Permitid que Mi rocío de Rectitud descienda sobre vosotros y disuelva esas pesadas nubes de tormenta, dispersándolas. Dejad que Mi Luz las atraviese para que desaparezcan toda oscuridad y todo mal. Sed como flores expuestas al sol y dejad que Mis cálidos rayos reaviven vuestra santidad, vuestra pureza, vuestra integridad y vuestro amor. Seguid siempre Mi mandamiento de amaros los unos a los otros como Yo, el Señor, os amo. Yo, el Señor Jesucristo, os amo infinitamente. Volveré pronto. Os bendigo a todos.