31 de julio de 1987

Vassula, ven, voy a aclararte tus temores de desolación sin fundamento. Lo que Yo te estoy enseñando es percepción. No te tomes esto como un abandono por Mi parte. Escribe.

Te estoy dando Mi gracia para que alcances un grado más alto de meditación mientras que, al mismo tiempo, estoy purificando tu alma para este mayor logro. Estate segura, amadísima Mía, de que Yo estoy contigo y nunca lejos. Estoy estimulando tu amor por Mí y fortaleciéndote. El resultado de todo esto será una devoción más profunda y un amor más pleno hacia Mí.

Vassula, deseo que alcances este grado superior de meditación. Debes crecer. Bienamada, borra de tu mente toda sombra de duda, sombras que te angustian. Quiero que progreses, quiero que tu alma alcance la perfección y la pureza. Quiero introducir tu alma en esta luz más elevada y delicada. Así purificada, tu alma será capaz de ofrecerme virtudes recubiertas de perfección y pureza.

Desde la meditación alcanzarás un nivel más alto de contemplación. Esta aridez y sentimiento de desolación que te hacen pensar que todo ha terminado, es porque Yo retiro de ti parte de Mi Luz. Pero no temas, alégrate de sentir la diferencia. Al retirar parte de Mi Luz, refuerzo tu deseo de buscarme y así infundo una Luz más delicada en tu intelecto. Sin embargo, nunca se te retira por completo toda la Luz, porque Yo siempre te dejo alguna Luz para que puedas verla y seguirla, y para impedir que tropieces.

Yo te doy ese vigor de continuar buscándome con más fervor que nunca. Busca en Mí Mis deseos, Vassula. Yo nunca jamás te abandonaré, porque soy tu Padre Celestial que quiere que crezcas y florezcas. Estos son Mis Caminos. No tengas miedo, pero estate alerta, no te duermas nunca, continúa buscando. Aprenderás de Mí, Yo soy tu Maestro. Ámame, Vassula, sonríeme cuando Me veas y toma Mi Mano cuando te la tienda. Recibe Mi Paz y confía en Mí. Ven, te amo.

Oh, Padre, gracias por tranquilizarme y explicarme todo esto. Gracias por todas Tus enseñanzas. ¡Te amo!