En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, un sólo Dios, Amén.

Doy las gracias a las asociaciones de la Verdadera Vida en Dios.

Doy las gracias a la Sra. Vassula Ryden y a todos los responsables de este bendito viaje.

El tema es: El Amor Divino de los unos por los otros nos enlaza en Unidad junto con Dios.

El amor divino se nos manifiesta de tres maneras:

Primero: El Amor de Dios Creador

Desde toda la eternidad, Dios estaba solo y contento Consigo Mismo, pero no quería permanecer solo, y debido a Su amor por nosotros, aún antes de que existiéramos, optó por crearnos y nuestra existencia fue el fruto de Su amor y el fruto de Su generosidad.

Uno de los signos del amor de Dios por nosotros es que creó al hombre en el sexto día de la creación. Creó todas las cosas para él, de forma que no le faltara nada.

Entre las obras de Su generosidad, creó el sol para iluminar el día, y la luna y las estrellas para iluminar la noche. Puso en marcha las leyes de la astronomía y definió los límites de los mares y los ríos. Dominó la naturaleza de los animales y todos los alimentos; finalmente, creó al hombre después de haber preparado todo para él.

Pero, sobre todo, nos creó a Su imagen, según Su semejanza, en el sentido de que el hombre tiene una mente y un alma y tiene un espíritu eterno definido por la pureza, la inocencia y el amor a la caridad; también en términos de liderazgo y autoridad.

Y porque Dios amó al hombre, lo puso en un paraíso, según leemos en el libro del Génesis: «Luego plantó Yahveh Dios un jardín en Edén, al Oriente, donde colocó al hombre que había formado.» (Génesis 2, 8)

Del mismo modo, debido a Su Amor por el hombre, creó un ayudante adecuado para él. Adán dijo:»Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada ‘mujer’ porque del varón ha sido tomada.” (Génesis 2, 23) “Creó, pues Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó. Y bendíjolos Dios, y díjoles: sed fecundos y multiplicaos, y henchid la tierra y sometedla (…)” (Génesis 1, 27-28)

Todos nosotros somos la creación de Dios, por eso somos hermanos en la creación.

Segundo: El Amor de Dios Pastor

Aún después de la caída del primer hombre, Dios no renunció a Su amor. Mientras estaba castigando a Adán y Eva, mezcló el castigo con una promesa de salvación: que la descendencia de la mujer aplastaría la cabeza de la serpiente. No maldijo a Adán y Eva como maldijo a la serpiente. Como prueba de Su amor por el hombre, lo cuidó a través de la ley y los profetas.

Cuando el hombre se desvió y neciamente dijo en su corazón que no había Dios, el Señor envió profetas para recordarle la voz de Dios y Sus mandamientos. También le proporcionó la Revelación Divina y la Ley escrita y siguió enviándole profetas para guiarlo.

A causa de Su amor por el hombre, Dios fue su Buen Pastor, como David cantaba, diciendo: “Yahveh es mi pastor, nada me falta.” (Psalm 23, 1)

En el Nuevo Testamento, Él dijo: “Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas” (Juan 10, 11)

El cuidado que Dios tiene por Su pueblo cubre todos los detalles. Lo cuida en lo material y en lo espiritual y lo salva de las manos de sus enemigos.

Contestó Moisés al pueblo: “No temáis, estad, firmes y veréis la salvación que Yahveh os otorgará en este día, (…), Yahveh peleará por vosotros, que vosotros no tendréis que preocuparos.” (Éxodo, 14; 13-14) Y en el desierto les dio de comer maná y codornices.

Daniel habló con el rey: “Mi Dios ha enviado a su ángel, que ha cerrado la boca de los leones.” (Daniel 6, 22). En el Salmo 34, 8 leemos: “Acampa el ángel de Yahveh en torno a los que le temen, y los libra.”

Nuestro amor mutuo pone nuestras vidas al cuidado de Dios, al igual que esta Conferencia, este viaje y a todos los participantes.

Tercero: El Amor de Dios Padre

Debido a Su amor por nosotros, Dios nos llamó hijos. Como dijo Juan el Evangelista: “Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, (…)” (1 Juan 3, 1).

Oramos diciendo: «Padre nuestro que estás en los Cielos», y en el libro de Proverbios está escrito: “Dame, hijo mío, tu corazón, y que tus ojos hallen deleite en mis caminos.” (Proverbios 23, 26)

El profeta Isaías dijo: “Pues bien, Yahveh, tú eres nuestro Padre. Nosotros la arcilla, y tú nuestro alfarero; la hechura de tus manos todos nosotros.” (Isaias 64, 7)

La palabra «padre» lleva los significados del amor, de la ternura, del cuidado, la compasión y la piedad, como dice David en el Salmo 103. “Cual la ternura de un padre para con sus hijos, así de tierno es Yahveh para quienes le temen; que él sabe de qué estamos plasmados, se acuerda de que somos polvo.” (Salmo 103, 13-14)

Así que, si el Señor es nuestro Padre, todos somos hermanos, y si tenemos este amor de Dios, debemos amarnos unos a otros.

Os agradezco vuestro amor y que tengáis un viaje bendito.

 

Fr. Rouays El Ourachalimi