La Misericordia de Dios nos vincula en la Unidad para Alabar y Exaltar a Dios
por Vassula Rydén
Doy gloria a nuestro Dios Misericordioso que nos ha unido hoy, aquí, para adorarlo, alabarlo y exaltarlo. Dios nunca cesará de llamar a todos para que Le rindan homenaje y Le adoren en Sus Sagrados Atrios. Desde el primer momento que Dios se acercó a mí, me enseñó a ponerlo en primer lugar en mi vida, porque sin Él, mi mesa estaría vacía, pero con Él mi mesa estaría llena.
Hemos nacido no para vivir sólo para nosotros mismos sino para servir a Dios y a los demás. ¿Queremos glorificar a Dios? Entonces deberíamos volvernos un modelo de Compasión, Tolerancia y Caridad, porque estas regias virtudes serán agradables al Altísimo, porque vendrán de Fuentes Divinas, vendrán de Dios. Tengamos presente de quién descendemos y quién es nuestro Padre. ¿Quién nos creó y quién insufló en cada uno de nosotros el aliento que nos ha dado la Vida? Llevamos todos Su Divino Aliento, y esto nos hace a todos nosotros ser los hijos y las hijas del Altísimo; así que realmente somos de Descendencia Real. Venimos de la Soberanía y el Esplendor; pertenecemos al Cielo así que dejemos que Dios nos revista de Su Esplendor…
No seamos de esos que tienen boca, pero no dicen nada, tienen ojos, pero no ven nada; seamos Embajadores del Altísimo, seamos el Eco de Dios, difundiendo paz y unidad en el mundo. Hoy se nos ofrece el Reino de Dios; no pasemos de largo sin notarlo ni le permitamos tampoco que nos adelante. Por el hecho de ser verdaderamente de Descendencia Real, porque nuestro Creador y Padre es el Rey de reyes, deberíamos llevar en nuestro corazón pensamientos nobles, pensamientos puros llenos de la Luz de Dios.
Si vemos en nuestros tiempos que no hay paz, y que el mundo está plagado de desastres, enfermedades, que incluso la naturaleza se rebela contra nosotros, es debido a la gran Apostasía en la que ha caído el mundo. El mundo atrae sobre sí todas estas catástrofes a causa de su indiferencia hacia Dios, el mundo no deja sitio a Dios. El mundo de hoy se glorifica a sí mismo en vez de glorificar a Dios. Dios ha estado llamando a cada ser humano al arrepentimiento, y si lo hacen, Dios nos favorecerá con un período de paz. Todo será descubierto y abierto a los Ojos del Dios Todopoderosos a quien debemos dar cuentas de nosotros mismos el Día del Juicio. Por lo tanto, la Voluntad de Dios es Amar y Perdonar. Ésta será la manera de exaltarlo. Ésta es nuestra llave de entrada al Cielo.
Abramos nuestros ojos espirituales y observemos los Signos de los Tiempos. Hay muchísimos Signos que nos dicen que el Retorno de Jesucristo es inminente. Cristo está en Su camino de retorno para el Juicio, pero justo antes de Su Retorno, Dios, como un último Aviso, revelará la condición de nuestra alma en nuestro interior, bajo Su Pura Luz, ¡mediante una iluminación de la conciencia! Y ¡ay del que del que no se arrepienta! Esto es lo que llamamos el Día del Señor, que, de hecho, es un acto de gran Misericordia que viene de Dios, porque nos dará una última oportunidad de arrepentirnos y hacernos caer en la cuenta de lo inmensamente indigna y manchada que está nuestra alma en su estado de pecado, cuando la pura Luz de Dios sea expuesta en la oscuridad de nuestra alma. ¡Este acto de Gran Misericordia nos hará inclinarnos y arrepentirnos plenamente!
Nuestra alma a partir de ahí sabrá adorarLo adecuadamente y hacerlo con reverencia, entregándonos más a Él mientras Él también se estará entregando más a nosotros. Él irá aumentando en nosotros, llenándonos de Su Amor divino, mientras nosotros iremos disminuyendo en nuestro ego y en nuestro yo, borrándonos a la nada. Llenos de Divinidad, las escamas de nuestros ojos caerán y estaremos reparando nuestras diferencias y promoviendo la paz universal donde hay guerra, la unidad donde hay división, el perdón donde todavía hay venganza.
Esto es lo que el Señor dijo en 1997: «La Llama dentro de Mi Corazón será tu purificación, creación, y esa será la ejecución de Mi Juicio; eso se realizará para retirar vuestro velo y que Me veáis revestido de belleza y santidad gloriosas; ejecutaré Mi acto de amor a fin de ganaros para Mí” 25.9.1997
Y cuando esto esté hecho, Él nos mostrará que el Amor tenía que vivir siempre en la Verdad, porque cuanto mayor es el don de amor, más completo es nuestro conocimiento de Dios. Cuanto más ardiente es nuestro amor a Dios, más ardientes son nuestras oraciones. Cuanto mas perfecto es nuestro amor, más santa es nuestra vida. El Amor se deleita en la Verdad y es nuestra llave de entrada al Cielo, porque el Día del Juicio, dijo Jesús, seremos todos juzgados según la medida del amor que hemos tenido aquí en la tierra.
Vivir la Unidad con amor y humildad no es una cuestión de sentimentalismo, tampoco es negociar con la Fe y la Verdad, sino es poner por obra la Palabra de Dios, porque la Palabra de Dios está viva y activa, es más afilada que ninguna espada de doble filo. Deberíamos dejar de tratar las Escrituras como acontecimientos del pasado, como un libro de historia, porque seguiremos estando muertos a la Palabra de Dios, matando así la Palabra de Dios.
Los Signos de los Tiempos nos están llamando a todos a la Reconciliación. No podemos hacer caso omiso de esos Signos que vienen del Espíritu Santo, y sin embargo hay quien lo hace. ¿Será porque han perdido el sentido de lo sobrenatural, por culpa de un espíritu racionalista, y creen sólo en el materialismo y en lo que ven? Es un pecado grave no hacer nada y quedarse en silencio, volviéndose igual que sepulcros en un vasto cementerio.
¿Tenemos miedo de que nos persigan a causa de nuestra franqueza y nuestro atrevimiento? Yo, por mi parte, he escogido no ser como esas tumbas inanimadas que están dispersas y destrozadas por su espíritu de cobardía, orgullo, prejuicio y propio interés, sino que escojo escuchar el Mandamiento de Dios, y permaneceré en Él porque he leído, con la ayuda del Espíritu Santo, los Signos de los Tiempos que llaman a las Iglesias a la Unidad, compartiendo las Misas alrededor de un solo Altar y proclamando juntas a una sola voz que hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo y un solo Dios que es Padre de todos, sobre todos, a través de todos y dentro de todos. Y no menos la Unidad en la Diversidad, compartiendo nuestro amor fraternal con otras confesiones y tradiciones.
Quiero ser el perfecto Icono de la Unidad, habitando permanentemente en los Brazos de Dios y atrayendo amablemente a todos a vivir “Una Verdadera Vida en Dios”. Por lo tanto, todos nosotros tenemos no sólo un importante papel que desempeñar, manteniendo la paz y la unidad, sino también una obligación. Yo espero sinceramente que llegará el día en que, a través de nuestros esfuerzos y sacrificios, Dios nos concederá la paz que tanto deseamos todos nosotros.
Y termino pidiéndoos que permitáis a Dios esconderos en Su Corazón y abrazaros, porque vosotros sois Sus propios hijos bienamados, Su tesoro, porque tiene vuestro nombre grabado en Su Corazón.