Amor verdadero en Dios

Hermanos y hermanas, portadores de la tutela de esta existencia. Os amo en Dios.

No lo digo con pretensión o por halagaros, ni movido por las circunstancias de nuestro encuentro en su forma, tiempo y lugar, lo digo con toda fe y sinceridad conmigo mismo y con mi credo. Os amo en Dios, porque el profeta Mahoma (la paz sea con él) al principio nos mandó revelar nuestro amor a aquellos a quienes amamos, y también nos mandó que nuestro amor estuviera en Dios y por Dios. Dios Todopoderoso dice: «Y Yo no creé al genio y a la humanidad más que para adorarme»(Adh-Dhariyat 56). La adoración de Dios sólo puede realizarse a través de conocerlo y amarlo. Amar a Dios sólo puede hacerse a través del amor a Sus criaturas y creaciones. Los místicos siempre han repetido un verdadero y santo dicho del Profeta acerca de Dios: «Yo era un tesoro escondido; Me encantaba ser conocido. Por eso creé el mundo: para que Yo fuera conocido», por lo tanto, toda creación es el resultado de la voluntad del amor.

Empiezo dando gracias a la Asociación de la Verdadera Vida en Dios, y agradezco a Vassula y a todos sus ayudantes y simpatizantes por difundir el amor y trabajar por el amor en una época en la que el mal está creciendo entre los pueblos y las naciones. Compiten por las riquezas y los recursos de la tierra y compiten por grandes armamentos, motivados por el amor propio en lugar del amor al prójimo. ¡Si supieran lo que nosotros hemos experimentado desde el amor por el otro, no por interés propio, sino en la verdad! «Si amas a los que te aman, ¿qué crédito es eso para ti? Incluso los pecadores aman a los que los aman.» (Lucas 6:32) ¿No sentís el peso de estas enseñanzas, que nos llevaron, de ser transeúntes en esta vida, a ser amantes de la existencia, esta existencia eterna, que requiere que seamos eternos en nuestra verdad, ya que no podemos serlo en nuestro cuerpo? La vida de nuestros cuerpos es corta, pero nuestra verdad es tan inmortal como la inmortalidad de la Verdad Divina. Y, sin la eternidad, no podemos lograr la intención del Sagrado Corán de llevar la tutela (Custodia) de la existencia: «En verdad, ofrecimos tutela a los cielos, y a la tierra, y a las montañas, pero éstos se negaron a soportarla y la temían; pero el hombre [undertook to] ejercerla. Pero en verdad, era injusto e ignorante.» ” (Al-Ahzab 72)

En el podio de «La Verdadera Vida en Dios» acostumbro a no ser tradicional. Por esta razón, les digo que hoy todo el sistema de este mundo, que ha sido establecido por las guerras, y la balanza del poder a lo largo de la historia, han fallado en preservar la dignidad humana sobre la faz de la tierra, porque los poderosos y los que controlan los recursos de la tierra no están interesados en la conservación de la existencia y en el desempeño de la tutela. Sólo están interesados en preservar sus propios intereses; y en lugar de ser compasivos con las naciones débiles y pobres, los vemos explotándolas dondequiera que encuentren la manera de hacerlo. De ahí la importancia de nuestros encuentros en esta forma y en esta diversidad y bajo el lema de «amarnos y conocernos». Agradezco mucho a los patrocinadores porque, al hacerlo, demuestran que son defensores de la bondad en estos tiempos. Los invito a que persistan y perseveren. También hago un llamamiento a las asociaciones y organizaciones para que avancen más hacia la difusión del amor y se comprometan en la búsqueda de la equidad y la paz para la humanidad, a fin de dar a las naciones sus derechos, en lugar de negociar la paz política basándose en el intercambio y la distribución de intereses. Si me permito soñar frente a ustedes, sólo soñaré con ver ejércitos de amor que reclutarían a sus caballeros para hacer el bien y construir y promover la paz, en lugar de ver esos ejércitos de los Estados y los gobiernos, que cometen violencia implementando políticas de codicia para defender sus propias políticas y evitar la paz. Llegan al extremo de crear amenazadores métodos de control y sofisticados escenarios de exterminio masivo de otros ejércitos, bajo el pretexto de la autodefensa.

 

Jeque Daneel Abdul Khalek