En la literatura de Medjugorje, existe un relato acerca de nuestra Bendita Madre diciendo a los videntes que una mujer musulmana, llamada Pasha, era la persona más santa del pueblo. Los videntes respondieron: “¡Pero Pasha es musulmana!”, y María reconoció este hecho. Este anuncio, por supuesto, fue una revelación impactante para todos los seguidores de los mensajes de Medjugorje, dados por Nuestra Señora de la Paz.

Pero tratemos de entender por qué Nuestra Señora decidió referirse a esto. ¿Cuál era el propósito de Nuestra Señora al transmitirnos tal revelación? ¿Estaba tratando de enseñarnos que no debemos juzgar a la gente por su apariencia, o de oídas, o por su religión, porque hacerlo así sería diferenciarse del juicio de Dios que conoce los corazones de cada uno? ¿Significa esto que Dios es injusto? ¡De ninguna manera! ¿No le dijo Él a Moisés: “Yo concedo mi favor a quien quiero y tengo misericordia con quien quiero”? (Ex 33,19) No debemos nunca olvidar que, en la Sagrada Escritura, S. Pablo nos advierte, en Rm 10,14, 14:10, “ “Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? Y tú, ¿por qué desprecias a tu hermano? Pensemos que todos hemos de comparecer ante el tribunal de Dios”. Por lo tanto, recordemos lo que está escrito en Isaías 55, 8-9, donde Dios dice, “…porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni mis proyectos vuestros proyectos –oráculo de Yahveh-. Pues cuanto se elevan los cielos de la tierra, del mismo modo se elevan mis proyectos sobre los vuestros y mis pensamientos sobre los vuestros.” Dios no juzga por la religión, sino por la moral y las virtudes que contiene el corazón de cada persona. ¿Podría ser que el corazón de esa mujer fuera puro y semejante al de un niño? ¿Podría haber amado a Dios y, a la vez, a todas las personas de su entorno? Dejadme también recordaros lo que Jesús nos dijo en los mensajes de La Verdadera Vida en Dios:“Dije en una ocasión que, el día del Juicio Final, cada uno será juzgado de acuerdo con la medida del amor que haya prodigado en la tierra”. (5 de agosto de 2000).

Por supuesto que hubo dudas por parte de cristianos que cuestionaron si este mensaje de Medjugorje procedía realmente de nuestra Bendita Madre, porque aquí, de nuevo, cuando el Cielo expone la manera de juzgar que tiene Dios, que es completamente diferente de la nuestra, nuestro orgullo y nuestros arraigados prejuicios hacia los demás no ceden fácilmente. Preferimos dudar de lo que Jesús o nuestra Bendita Madre dicen en sus mensajes antes de aceptarlos, confiar y creer en la rectitud de Dios.

Es más, veamos también otro mensaje de la Reina de la Paz de Medjugorje, cuando explicó a los videntes que Dios es el Dios de todos y que es el hombre el que hace divisiones. Esto es lo que la Bienaventurada Virgen María dice, cuando Ella también “enfatizó los fallos de las personas religiosas, especialmente en pueblos pequeños – por ejemplo, aquí, en Medjugorje, donde existe una separación entre los ortodoxos serbios y los musulmanes”, dijo la vidente Mirjana Dragicevic Soldo. “Esta separación no es buena. La Gospa siempre insistió en que hay un solo Dios, y que la gente ha propiciado una separación antinatural. Uno no puede creer, realmente, ser un verdadero cristiano,si no respeta también otras religiones”. (Daniel Maria Klimek, Medjugorje and the Supernatural: Science, Mysticism, and Extraordinary Religious Experience, Oxford University Press 2018, p. 41.)

Todos nosotros, en este planeta, pertenecemos a Dios y somos hijos de Dios. Otra vidente, Vicka, explicó un día como Nuestra Señora le hizo entender nuestra creación. Le dijo: “Nada es coincidencia. Todo es un proyecto de Dios. Antes de que Dios hiciera este mundo, nos ideó a cada uno de nosotros. La Santa Madre me dijo que Él nos conocía a todos. Nos llamó por nuestro nombre antes de crear el mundo. Cada uno de nosotros es totalmente conocido y amado por Dios antes de ser colocado en el vientre de nuestra madre. Eligió el siglo concreto en el que naceríamos: nuestra nacionalidad, nuestra familia, nuestro sexo, nuestras fuerzas y nuestras debilidades. Todo lo que somos y tenemos son dones de Dios”.

(https://centromedjugorje.org/)

Y en otro pasaje, nuestra Bienaventurada Madre reveló a los videntes de Medjugorje: “Decid a ese sacerdote, decid a todo el mundo, que sois vosotros los que estáis divididos en la tierra. Los musulmanes y los ortodoxos, por la misma razón que los católicos, son IGUALES ante mi Hijo y ante mí. Sois todos mis hijos. Ciertamente, no todas las religiones son iguales, pero todos los hombres son iguales ante Dios… Los que no son católicos, no son menos criaturas hechas a imagen de Dios y destinados a reincorporarse un día a la Casa del Padre.” (The Final Harvest, Wayne Weible pag. 85-86).

Es esencial entender esta diferencia. Nuestra Señora de la Paz nos dice que es cierto que todas las religiones no son iguales, pero que todos los hombres son iguales ante Dios. Doctrinas y almas no son la misma cosa, de modo que no debemos nunca confundir estos dos aspectos. A continuación, transcribo una entrevista de la vidente Ivanka Ivankovic con el P. Svetozar Kraljevic, en febrero de 1983. (Fr. Michael O’Carroll, Medjugorje: Facts, Documents, Theology, p. 254)

P. Svet: Es importante que las personas de buena fe, independientemente de su denominación, no se vuelvan unas contra otras. Pero dime más acerca de esto. ¿Qué dijo la Gospa sobre ello?
Ivanka: La Gospa dijo que las religiones están separadas en la tierra, pero que las personas de todas las religiones son aceptadas por su Hijo..

P. Svet: ¿Quiere eso decir que todas las personas van al Cielo?
Ivanka: Depende de lo que se merezcan.

P. Svet: Sí, pero muchos no han oído hablar nunca de Jesús.
Ivanka: Jesús sabe todo eso; yo no. La Gospa dijo que, básicamente, las religiones son similares; pero que muchas personas se han separado unas de otras a causa de la religión y se han hecho enemigas entre sí. .

P. Svet: ¡Gracias, Ivanka, por esta conversación y este testimonio!

Así que ahora lo sabemos -y deberíamos haber sabido- que no se le escapa nada a Dios y que nada ocurre por azar. ¡Tenemos que dejar de cuestionar a Dios! No existen las coincidencias con Dios. Dios nos conocía antes de que naciéramos. Lo sabía todo sobre nosotros. Como Él dijo en los mensajes de La Verdadera Vida en Dios: “Te conocía antes de que nacieras”. A veces tendemos a tomar esta frase en sentido simbólico, tratando de interpretarla de diferentes maneras, pero no deberíamos hacerlo. Realmente, Él nos conocía antes de que naciéramos. “Así pues, todos los perfectos tengamos estos sentimientos; y si en algo pensáis de otra manera, también eso os lo hará ver Dios. Por lo demás, desde el punto a donde hayamos llegado, sigamos en la misma dirección.”(Flp 3, 15-16).

Nací el 18 de enero, como ya lo sabe la mayoría. Esta fecha, en la que Dios eligió que yo naciera, es significativa para esta misión apostólica que Él tenía la intención de encomendarme antes de que el mundo llegara a existir: llamar a todas las Iglesias a reconciliarse y unirse en su diversidad. El 18avo de enero es el primer día del octavario de Oración Universal por la Unidad de la Iglesia. Cuando yo nací, esa fecha era también la Festividad de la Cátedra de S. Pedro.

En la Basílica de S. Pedro en Roma, se conserva piadosamente la venerable reliquia de la Silla de Pedro , un viejo asiento de madera del siglo I, que el senador romano Pudens, convertido por el apóstol Pedro, le regaló, y en el que San Pedro solía sentarse para enseñar durante su estancia en Roma, hasta su martirio. Más tarde, este asiento de madera se convirtió en símbolo de la autoridad papal -su Santa Sede- y fue utilizado subsiguientemente por varios de sus sucesores. Desde 1653, esta venerable Sede o Cátedra (ambos términos se refieren tanto a la Silla material, como al símbolo de la autoridad papal), recubierta, por orden del Papa Alejandro VII, de una chapa de bronce, obra de Gian Lorenzo Bernini, está situada en alto, al fondo del ábside de la basílica de S. Pedro de Roma.

El Señor me infundió, por medio del Espíritu Santo -aunque haya nacido en una familia greco-ortodoxa y siga siendo ortodoxa- el deseo de defender la Cátedra de Pedro. Sabemos que el Espíritu viene a ayudarnos en nuestras debilidades, y por supuesto yo no podía ser más débil cuando Dios me llamó, y totalmente incapaz de imaginar siquiera que un día sería elegida para obedecer la llamada a la unidad y ser enviada a muchas naciones, a requerirles oración, arrepentimiento, reconciliación, paz y unidad.

Por supuesto, cuando defiendo al Papa y su Cátedra de los que están tratando furiosamente de eliminar, incluso ahora mismo, al Papa Francisco, algunos de mis hermanos ortodoxos me consideran una traidora, una Judas. Pero mi conciencia, en unión con el Espíritu Santo, me asegura que debemos permanecer fieles a este Papa. No obstante, cuando Jesús no estaba contento de que los cristianos juzgaran al Papa, y me dio un mensaje sobre esto para difundirlo, los que ya tenían una opinión negativa sobre este Papa ¡no creyeron que el mensaje venía de Cristo! Algunos incluso se burlaron de mí, no sólo por ser una ortodoxa defendiendo la Cátedra de Pedro y al mismo Papa, ¡sino porque, irónicamente, estoy siendo perseguida por la misma gente que rodea esa Cátedra! Yo no gano nada defendiendo la Cátedra de Pedro y al Papa, pero el Espíritu Santo me urge a hacerlo. Sin embargo, Dios era consciente todo el tiempo de que esto iba a suceder, y me había hablado de tales persecuciones desde el principio mismo de mi llamada, y de ahí precisamente me viene la fuerza: de ser consciente de que Dios está a mi lado; no tengo miedo. ¡No dudo ni me preocupo porque Él lleva el control de todo!

Según el plan de Dios, junto con la fecha de nuestro nacimiento, también el nombre que llevamos es importante. Mi nombre, Vassiliki, significa hija del Rey o regia. Mi segundo nombre, Paraskevi, también tiene un significado simbólico: significa ‘prepara el camino`del Señor’. En griego, ‘paraskevi’ significa también ‘viernes’, el día de la semana, o día de la preparación del shabbat. He estado preparando el camino del Señor, con la ayuda del Espíritu Santo, que dice que el Regreso de Jesús es inminente, difundiendo Sus mensajes por todo el mundo, llamando a la gente al arrepentimiento y a la conversión; instándoles a convertir sus vidas en una oración incesante; llamando a las Iglesias a reconciliarse, diciéndoles que éstos son los últimos días de misericordia y gracia de nuestro Dios. ¡Deben estar preparados y orar, deben reconciliarse porque estamos al borde de esos dramáticos acontecimientos que han sido predichos!

He compartido mis experiencias espirituales sobre el momento en que Dios Padre se acercó a mí por primera vez y me habló. ¡Mientras hablaba era como si Le conociera! Como si me hubiera encontrado con Él antes. Y no sólo eso, me hizo sentirme segura y que estaba en casa; no en mi casa de la tierra, sino en mi casa del Cielo. De repente, mi padre terrenal ya no contaba como antes, puesto que él era también un instrumento para que yo pudiera nacer. Esta toma de conciencia no era sólo un sentimiento en mí, sino una gran certeza: ¡lo sabía! Sabía dentro de mí, sin la menor duda, que Dios es mi verdadero Padre y nadie más, que yo soy el hueso de Su Hueso y la carne de Su Carne. ¡Por eso, las palabras de Cristo pidiéndonos que llamáramos a nuestro Creador, “Abba”, son tan importantes y tan ciertas! Pero ¿hemos penetrado alguna vez, plenamente, en ellas y las hemos entendido a fondo? Sabía, en esos momentos de arrobamiento, que de verdad pertenecía a Dios, que provenía de Él, que yo era Su simiente, y que era Suya.

Además, lo que era impresionante era Su sencillez y Su manera paternal de hablarme. Su ternura era tan natural y tan consoladora, llenándome de calor y de seguridaddurante Su presencia… Esos pocos minutos en que me habló se quedarán para siempre atesorados en mi memoria, porque se han hecho inolvidables. Su presencia y Su manera de hablar conmigo era como si no fuera la primera vez que lo hacía, ¡porque el tono de Su Voz sonaba como si lo hubiera oído antes! Era tan familiar que me sentí emparentada con Él. En ese momento sentí esa paz, esa seguridad y esa libertad que deberíamos tener cuando hablamos con Él, sin temor, sabiendo que no seremos malinterpretados, porque Él estará ahí para escuchar con deleite a Su hijo/a. Esta inmerecida experiencia espiritual de Dios Padre me hizo caer en la cuenta de que quería quedarme para siempre con Él, porque supe sin la menor duda que desciendo de Él ¡y de que Él es mi verdadero Papá!

Por lo tanto, todos descendemos de Él. Él es Amor Infinito. Como me dijo en los Mensajes de La Verdadera Vida en Dios, ama a todos de la misma manera, sin importarle quiénes son o en qué país han nacido. No abriga ninguna hostilidad en Él, ni rastro de prejuicios, ni rastro de oscuridad, porque Él es pura Luz. Entonces, ¿qué derecho tenemos de ser hostiles a personas que les ha sucedido heredar otra fe que la cristiana? ¿Quiénes somos nosotros para juzgar? ¿Nos hemos vuelto tan pomposos y tan seguros de nuestra recta actitud, al guardar distancias con otras personas que practican otra fe, que nos creemos que estamos haciendo lo correcto y que eso agrada a Dios? S. Pablo nos recuerda en Rm 2,1: “Por eso, tú que juzgas, quienquiera que seas, no tienes excusa, pues al juzgar a otros, te condenas a ti mismo, ya que haces lo mismo que aquellos a quienes juzgas.”

Si vivimos con prejuicios, necesitamos ser sanados. El Espíritu del Señor está constantemente, y con poder, abriendo el camino y atrayéndonos a reconciliarnos y hacer las paces con todos. Y lo más importante: Jesús quiere mostrarles Su amor a través de nosotros, a través de nuestra aceptación de considerarlos como hijos de Dios y amarlos como Dios los ama. Nuestra Bendita Madre insiste en esto en muchos de Sus mensajes a los videntes de Medjugorje, y como lección para todos nosotros.

Jesús me condujo en mi misión paso a paso, muy suavemente. Su manera de preparar a alguien como yo es poco menos que un milagro: educarme a mí que ignoraba por completo las Escrituras, los asuntos de iglesia, totalmente desinteresada de la religión, no habiendo recibido jamás ninguna catequesis, alguien que nunca rezaba ni iba a la Iglesia, sino que llevaba un estilo de vida de jet-set… Sus instrucciones, que son divinas, me condujeron despacio hacia la manera en la que Él quería hacerse uno conmigo: “Permíteme moldearte como Yo quiero que seas…” (cf. VVED, 19 de abril de1992), solía decirme. Quería que yo fuera un testigo de la unidad o, como Él decía: “sé el icono de la unidad” (cf. VVED, 30 de octubre de1993). Quiere que cada uno sea un icono de la unidad.

Durante varios años el Señor me fue instruyendo para que entendiera que Él quiere que yo reúna a todas las Iglesias, a fin de reconciliar y hacer añicos la barrera de nuestra división. Esta barrera que nos separa no es otra que el mismo Satanás. Ahora bien, ¿era yo capaz de reunir a las Iglesias como Él quería? Sí, sólo permitiéndole a Él conducirme, con confianza y sin cuestionarle. Y así, con los colaboradores que Él me proporcionó, ‘trabajadores de Su abundante Viña’ como los llamó, seguimos trabajando, reuniendo a las Iglesias. Nuestro mayor éxito fue cuando conseguimos reunir en nuestra peregrinación al clero de 24 denominaciones distintas de iglesias cristianas ¡y celebraron Misa alrededor de un solo altar! Hubo cerca de 120 clérigos, acompañados por 700 laicos. El Espíritu del Señor, durante nuestras peregrinaciones, se apodera del corazón del clero y lo llena de la sed de querer ser uno, demostrándonos que lo que nos une es muchísimo más que lo que nos divide. Es algo que no se les impone, sino un deseo en su interior de compartir un solo Cáliz y comer del mismo Pan. Quizá este acto de haber vivido como una sola Iglesia en su diversidad es una visión del futuro; lo estábamos viviendo por adelantado.

Pocos años después de esa memorable peregrinación, fui enviada a Taiwán para dar testimonio. Mons. Joseph Ti-Kang, Arzobispo de Taipei, estaba muy abierto al mensaje de La Verdadera Vida en Dios y me recibió con una cálida bienvenida. Primero me hizo hablar a sus sacerdotes sobre cómo el Señor nos está llamando a la unidad en la diversidad, y pensé que sería fácil, puesto que Jesús me había entrenado, dándome muchos mensajes sobre ese tema, y por tanto sabía lo que tenía que decir. Pero más tarde, el arzobispo me llamó para decirme que había invitado a varios representantes oficiales (alrededor de 20) de otras religiones y le gustaría que yo les diera una charla interreligiosa. Me quedé desconcertada, porque no había hablado nunca antes a personas de otras creencias.

No estaba preparada en absoluto y me quejé a Jesús de que no debería darme esas descargas eléctricas por sorpresa, pero me dije, “que sea lo que sea…” Ese encuentro resultó tan bien y tan fácil que incluso conmovió sus corazones. Un musulmán lloraba porque, a través de las palabras que escuchaba, se sentía muy amado y por fin totalmente comprendido por alguien no musulmán. Este fue, pues, el primer paso que Jesús me hizo dar hacia el diálogo interreligioso. Me sumergió en ello despacio, haciéndome conocer luego a un Imán y a un Venerable Budista que vinieron a mi reunión cuando fui a Dhaka. Se les invitó junto a los cristianos. Cuando el Venerable de Dhaka se enteró de que uno de sus monjes había ido a la reunión, se quejó de que no se lo hubiera dicho para ir él también. Con lo cual, el Venerable me envió una nota diciéndome que quería conocerme, así que acepté su invitación. Y así es como descubrí al Venerable Mahathero Suddhananda – que ha fallecido recientemente y que Dios le tenga en Su Gloria– y vi la obra que estaba llevando a cabo. Educaba a huérfanos en una escuela y luego los ayudaba a entrar en universidades. Era para ellos un padre amoroso y La Verdadera Vida en Dios le ofreció ayuda de nuestros fondos de las Beth Myriam (obra de caridad para alimentar a los pobres). A partir de entonces, el Venerable Suddhananda me invitó varias veces para entregarme cada vez la Medalla de Oro de la Paz, por promover la paz y la reconciliación en el mundo. Mis charlas en su monasterio fueron escuchadas por monjes budistas, por hindúes y musulmanes y también por cristianos. A un profesor musulmán, que estaba presente, le gustó tanto mi primera charla que me invitó al día siguiente a hablar a los estudiantes de la universidad islámica. En ese momento, los hindúes vinieron a pedirme que diese otra charla a los estudiantes de su universidad.

Mientras la guerra seguía en Siria y la ciudad de Homs estaba totalmente destruida, mientras Aleppo también estaba siendo atacada, me invitaron a ir allá para realizar una serie de entrevistas en la televisión con Lea, la presentadora de Télé Lumière. No tenía la menor duda sobre si debía ir o no a un lugar donde rugía la guerra. Si Cristo me enviaba allí, debía ir. Empecé por Beirut. Télé Lumière organizó los diálogos interreligioso conmigo, junto con los imanes y jeques de las denominaciones Drusa, Chiíta y Sunita del Islam, y diferentes Metropolitas y Obispos cristianos. Después de todo la población del Líbano es una gran mezcla; musulmanes y cristianos viven juntos, en armonía. El tema de estas entrevistas era “Cómo vivir en paz con todos” y sobre los mensajes de La Verdadera Vida en Dios que Dios está enviando al mundo entero.

Me acompañaba el P. Rolf Schönenberger. Me confesó que no había participado nunca en un diálogo interreligioso, aunque no dudaba en hacerlo, confiando en nuestra Bendita Madre, que le guiaría, y fiándose del Espíritu Santo que le haría dar una charla excelente. La primera entrevista en Télé Lumière funcionó maravillosamente bien. Entre los presentes había obispos y jeques de los drusos, chiítas y sunitas. Cuando terminó la entrevista, el jeque chiíta, Mohamed Ali El- Hajj me preguntó si podía ir a hablar al día siguiente a su gente, pero yo me iba ese día, así que no pudo ser. Sin embargo, el jeque organizó mi vuelta a Beirut para dar la charla principal en un encuentro que preparaba con musulmanes y cristianos.

Después, el programa de la misión interreligiosa nos hizo viajar en coche de Beirut a Siria, vía Damasco, un viaje de ocho horas por una carretera muy peligrosa, con francotiradores tras las colinas. Cuando llegamos a Aleppo, me invitaron a conocer a varios jeques y obispos, participantes de las entrevistas, que me acogieron con gozo y cariño. Algunas de las entrevistas tuvieron lugar en iglesias, otras en lugares sagrados. Así que, de vez en cuando, contemplaba cómo el Señor me iba guiando, sin que yo buscara implicarme en diálogos interreligiosoes, porque estos se me presentaban solos; ¡parecía como si fuera succionada directamente hacia ellos!

Cuando volví de Siria, me sentí tentada un día por una pequeña duda, preguntándome si era esto realmente lo que el Señor quería. Nunca deja de mostrarme, cuando soy sincera, si estoy haciendo Su Voluntad o no. Descubrí poco después de mi vuelta a casa que el Papa Francisco había visitado una mezquita y abrazado, con todo respeto, a un imán. Estaba rodeado de imanes. Esto me recordó también la vez en que el Papa S. Juan Pablo II había visitado una mezquita y contactado también con el pueblo musulmán. De modo que estos encuentros interreligiosos no eran una coincidencia.

Mucha gente no entiende la unidad en la diversidad y su valor – mucho menos cuando me lleva a diálogos interreligiosos. Tampoco ven claro la iniciativa del Papa en favor del diálogo interreligioso, o es a menudo malinterpretada. No entienden la iniciativa del Espíritu Santo que el Papa esta sólo llevando a cabo por su devoción y fidelidad a Dios.

El Espíritu Santo está dando impulso a la Paz y la Unidad entre toda la humanidad. El Papa nos demuestra una profunda humildad y valor, siguiendo lo que el Espíritu Santo quiere, aunque sepa que habrá gente que no lo entienda y que será atacado sin misericordia. Muchas voces están murmurando por ahí, diciendo que el Papa está tratando de hacer un nuevo orden mundial y una religión universal. Así que, cada vez que abraza a un musulmán, hay voces que le acusan y le persiguen diciendo: “¡Lo veis! Es un traidor a Jesús – ha traicionado a Jesús completamente – ¡es un anticristo!””

La gente no entiende que nuestro Señor Jesús y nuestra Bendita Madre, en estos últimos días, nos llaman a la paz y la unidad – no lo perciben – no escuchan las palabras de nuestra Bendita Madre en Medjugorje: lo que Ella dijo sobre los musulmanes. Ignoran las palabras: “Paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”. Igual que los judíos no entendieron la curación de Jesús en sábado, cuando el tullido cargó con su camilla. Arguyeron: “¿Cómo se atreve a trabajar en sábado?” No lo entendieron… Tampoco entendieron que Dios hizo el sábado para el hombre y no el hombre para el sábado.

Por tanto, mi actitud hacia los no cristianos es una actitud de respeto, de amor fraternal, pero, sobre todo, de transmitir el amor de Jesús hacia ellos. Nací y crecí en Egipto, un país lleno de musulmanes, de buenos musulmanes. Los vecinos de nuestra casa, en Heliópolis, eran musulmanes y pertenecían a buenas familias. Mis padres tenían muy buena relación con ellos y vivíamos en paz.

La Madre Sta. Teresa de Calcuta trabajaba con hindúes. Los quería como a sus propios hijos. Dio testimonio del amor de Jesúsmostrándoles caridad y abrazándoles en el Nombre de Cristo. Nunca abrigó el menor prejuicio y nunca hizo la menor diferencia entre cristianos e hindúes, mostrando a todos el mismo amor y la misma ternura. Nunca les forzó a cambiar de fe, sino que los dejó libres de elegir. Era un ejemplo de lo que Jesús representa, y por eso llegó a santa. Porque nuestro Salvador nació y murió no sólo por nosotros, los cristianos, sino por Su creación entera. Vino a redimirnos a todos. Mostró Su amor, no sólo a los judíos, sino también a los gentiles. Su amor es para Su creación entera.

Debemos recordar dos cosas: Dios nos conoce por lo que realmente somos. Y, en segundo lugar: no debemos olvidar que somos embajadores de Paz y Unidad por Cristo, que está apelando al mundo a través de nosotros.

Vassula

 

Al Espíritu Santo le encanta dar forma a la unidad desde la más hermosa y armoniosa diversidad

 

 

 

 

 

 

 

Dios está con los que buscan la paz. Bendice cada paso que se realiza en su camino