30 de noviembre de 2022

¡ah, amadísima Mía! la paz esté contigo; escucha y escribe: Mi Cuerpo ha estado sufriendo una hemorragia desde el momento de su división y tú has sido testigo de esto; la hoja de la lanza sigue dentro de Mí;

¡ah, Señor! he transmitido, con Tu ayuda, Tu Palabra a los líderes de la Iglesia, a la jerarquía; he transmitido también tus deseos, pidiéndoles que sean todos uno; he dado a conocer Tus mensajes a las almas escogidas que me enviaste, y se han hecho colaboradoras de Tu Divina Obra de Salvación;

Tus llamadas a la Unidad y a celebrar una sola fecha de Pascua también les fueron transmitidas varias veces para acabar con la hemorragia que causa a tu Cuerpo la hoja de la lanza;

Vassula Mía, todos tus sacrificios y oraciones para acabar con esta división están siendo cultivadas; has viajado con Mis almas escogidas por tierras resecas, ¿quién se atreverá, pues, a decir, “qué han hecho”? Yo, que cuido todo lo que he creado, he convocado siempre a Mi pueblo con gran benevolencia, de modo que no estoy dispuesto a destruir lo que he creado, porque Mi Espíritu Imperecedero está en todos ellos; continuaré recordándoles cómo han pecado por su división, para que al fin puedan abrir sus corazones y confíen en Mí para cumplir Mis deseos;

sin embargo, un gran fuego está por llegar, como predicho, para barrer el resto de la maldad de los hombres que siguen negándose a volver a Mí; se niegan a confesar su culpa y a arrepentirse, rechazando acogerme en su corazón; despreciando Mis últimos avisos, despreciando y negándose a tomar Mi Mano que está tendida hacia ellos para levantarlos del fango de pecado en el que se encuentran; puesto que prefieren la oscuridad a la luz, seguirán sujetos en el mismo lugar, en esa madriguera, y sufrirán el destino inevitable, encadenados en la oscuridad; tenéis que entender Mi dolor y cómo Me herirá su destino, cuando eso ocurra; los virtuosos sentirán también la agonía de esas almas;

han llovido muchos avisos, pero, en su orgullo, esas almas los han ignorado; unos debido a su incredulidad cuando Yo hablo, y otros debido a su autocomplacencia hacia Mi Obra; 1

Señor, los he oído decir: “no necesitamos leer ni conocer los mensajes, ni saber de qué tratan, nos basta lo que ya nos has dado en las Escrituras; no es obligatorio leerlos”, dicen; este comportamiento me recuerda al mensaje de Fátima que no se distribuyó urgentemente y el mundo lo pagó con sangre, con la Segunda Guerra Mundial, como lo había profetizado Nuestra Señora de Fátima;

¡sí! ¿y ahora el polvo y las cenizas se encargan hoy de aconsejarme cuándo tengo que hablar? ¿cuánta más sangre habéis derramado sobre Mi Iglesia por negligencia?

os he entregado lo que amo entrañablemente, separándola de los suyos, agotándola con viajes para llevaros a todos Mi Obra Sagrada, pero tantos de vosotros Me habéis estado desafiando, ignorando rebeldemente Mi Obra con lengua locuaz e insincera; ¿no habéis leído, “la Palabra de Yahveh es la integridad misma? 2 realmente la autocomplacencia de los necios les está conduciendo a su propia ruina cuando deberían haber prestado oídos en vez a la Sabiduría;

¡éste es Ni Sagrado Escrito para la humanidad!

podéis compararlo a un árbol que he plantado en medio de cada población, junto a corrientes de agua, y con fruto rico y abundante; con hojas medicinales que no se marchitan nunca; así que nadie debe decir: “talad ese árbol que molesta nuestro entorno, taladlo y quemad sus ramas y ¡cuidado!¡no comáis su fruto!”- qué bienaventurados son los que comen su fruto: ¡recibirán ilimitado gozo en Mi Presencia!

esta generación se está hundiendo en una ciénaga y muchos están ya engullidos en sus profundidades, ¿puede vuestra generación alardear aún de su conocimiento? he dicho en el pasado que vendrán Embajadores desde Egipto a cantaros Mi Palabra que derramará sobre vosotros Luz y Paz; a esto, la bóveda del Cielo se inclinará sobre vosotros y proclamará Mi Obra Divina, alcanzando los confines de este mundo; pero muchos no han entendido todavía…

ahora venid a alimentaros de Mi Palabra: di a Mi pueblo que ansíe venir a habitar en Mi Casa donde disfrutarán de Mi Presencia y de Mi Dulzura, y verán Mi Bondad y les encantará descansar en la Belleza de Mi Casa, donde habita Mi Gloria;

estoy atada a Ti, Dios mío, sin el menor arrepentimiento,
sé que Tu Amor es incondicional y que das libremente Tus bendiciones,
sin embargo, déjame pagarte la deuda por salvar mi vida
y por haberme permitido apoyarme en Ti que me estas guiando paso a paso
a la Luz de los vivos; de modo que no permanezcas en silencio
¡no sea que vuelva a caer en el olvido! ¡utilízame como lo desees!

no estoy sordo a tus demandas, ¡recuerda que se Me conoce por ser el Todo Fiel! no te abandonaré jamás, el Amor te ama vete en paz… ic

 


1 Oí también ‘Mi Llamada’.

2 Sal 33, 4