15 de junio de 1995

Tu Palabra, mi Rey, es un bálsamo sanador.
Cuando mi vida era más indigna que la arcilla,
Tu Palabra fue pronunciada en mi oído
y lo invisible se hizo rápidamente visible,
y como un mundo desconocido para mí,
como una luz desconocida para el ciego,
de repente todas las cosas
brillaban con una luz resplandeciente.
Como estrellas radiantes
que iluminan los cielos de noche,
Tu Palabra me dio la visión para entrar en Tu Misterio.
Te bendigo, mi Señor, porque ahora Tu Amor
se ha hecho visible ante mis ojos,
llevando mi alma a vivir en lealtad a Ti
para siempre jamás.

¡Sí! Entra en el misterio de Mi Corazón y recibe Mi Paz.

Flor, no sustituyas nunca tu tiempo de escribir por otras cosas. Tienes todo el día y Me agradará si vienes a Mí en meditación. Recuerda: el amor es siempre paciente, así pues, sé tú también paciente. No corras adelantándome, como lo has hecho en estos días pasados… El amor, el verdadero amor, soportará pruebas, contratiempos y demás. Ponme a Mí en primer lugar y por encima de todo. Evangeliza con amor para el Amor y glorifícame. Rechaza, hija Mía, todo lo que conduce al mal, y sumérgete en todo lo que es bueno y santo, y que te conducirá a la vida eterna. Yo soy Santo y Bueno1. Tengo un ardiente deseo…

¿Qué deseo, Señor?

Ver Mi Iglesia unida y siendo una… Ora por la unidad y no escuches a aquellos que no quieren la unidad. El Divisor los mantiene separados y agresivos de espíritu. Cualquiera que no trabaja sinceramente y con todo su corazón por la unidad está afligiendo seriamente a Mi Espíritu Santo. Imploro a los que se congregan para unificar Mi Iglesia que graben estas palabras en sus mentes:

humildad y amor

La humildad y el amor son las llaves para la unidad. No es la elocuencia de palabra ni los largos discursos lo que les conducirá a la unidad. No es el intercambio mutuo de alabanzas lo que llevará a Mi Iglesia a ser una. Todas estas cosas Me cansan… La devastación y la ruina han penetrado en Mi Santuario, por tanto, ¿qué alabanzas pueden intercambiarse unos con otros? ¿Dónde está su honor?

Inclinaos para que podáis ver Mi Voluntad. Bajad vuestra voz para oír a la Salvación hablándoos desde las alturas de la gloria. Con vuestra conversión es como Me podrá oír vuestro corazón y podrá llevar a Mi Iglesia a ser una, unificando Mi Cuerpo. Con el esplendor de la Verdad es como recobraréis vuestra fragancia y haréis que todo el mundo se reconozca como parte de un solo cuerpo. Compartiendo es como llevaréis a todos a acercarse unos a otros. Para esto necesitáis cambiar en vuestro corazón y florecer con la conversión.

Si hacéis estas cosas y limpiáis vuestro corazón de pecado, Yo, a Mi vez, multiplicaré Mis remedios y os sanaré totalmente. Os concederé un crecimiento espiritual que llevará al resto de Mi creación a habitar bajo vuestro techo.

Si vosotros, los que dejasteis de ser, permitís que Mi Espíritu Santo, el Dador de Vida, os cautive, Yo conduciré vuestro corazón a una revolución espiritual de amor como jamás se ha visto en vuestra era…

Ah… hija, ruega para que la casa de Oriente y la de Occidente se unan como dos manos que se juntan para la plegaria, un par de manos similares y llenas de belleza al señalar juntas hacia el cielo, cuando están en oración. Que esas dos Manos, pertenecientes a un mismo cuerpo, trabajen juntas y compartan su capacidad y sus recursos la una con la otra… Que esas dos Manos Me eleven juntas, ah… ¿Cuándo Me elevarán sobre el Altar esas Manos de Mi Cuerpo, sosteniéndome juntas?2

¡Ah, venid! No quiero largos discursos. El que quiera ser el primero y el mejor entre vosotros debe ser el esclavo de todos. ¡Yo estoy aquí! ¡Miraos a vosotros mismos! Hay infinitos tesoros en Mi Corazón. Así que no digáis: “¿Dónde puedo encontrar respuestas?” Equipaos con este tesoro de Mi Corazón y reuniréis a los que se habían extraviado, y Yo reinaré sobre todos ellos y vosotros dedicaréis a la tierra entera el Tesoro de Mi Sagrado Corazón.

Y tú, hija: dándome tu tiempo Me complaces y Me honras. Amándome, Me llenas de gozo y Me glorificas. Deseándome, Me encantas. La cantidad de corazón que Me des es la que te será devuelta desde Mi Trono. Mi gracia está sobre ti y Mi Mano en la tuya… Descansa en Mí. Yo te amo y el Padre te ama porque tú Me amas.

Te amo. Amor…

Curaré a muchos más mediante estos mensajes. Haz tu parte, Vassula Mía, y Yo completaré tu trabajo con Mi Divinidad. Vamos, estaré contigo mientras haces tus otros pequeños deberes3. Yo, Jesús, te amo, recibe Mis bendiciones.


1 De repente nuestro Señor se detuvo, y con otro tono de voz, como alguien que quiere confiar un secreto, dijo lo que sigue.
2 Cristo se refiere a la Misa, durante la Plegaria Eucarística.
3 Quehaceres domésticos, por supuesto…