14 de octubre de 1991
¿Señor?
Yo soy.
Evangeliza con amor para el Amor. Arráigate en Mí, hijita Mía. Entrégame todo a Mí y permíteme ser tu Director Espiritual, dirigiéndote y dándote Mis directrices para la unificación de Mis Iglesias. Tú has de ser un signo para ellos y aprenderán que, puesto que Yo Soy es Uno, vosotros también seréis uno como Nosotros somos Uno. Las Escrituras se cumplirán, porque Mi Oración Sacerdotal al Padre se cumplirá. Yo estoy en ti, así que no temas.
¡Eso es muy prometedor, Señor!
Tu misión, pequeña, es atraer a Mi pueblo bajo un solo Nombre, Mi Nombre, y partir el pan juntos. No hay por qué preocuparse. Haz todo lo que puedas y Yo haré el resto. Necesito humildad para poder llevar a cabo Mis Obras en ti, y así sacarlo todo a la superficie.
Tu generación sin fe, que Me hace derramar tanta Sangre, te rechazará, pero, Vassula Mía, Yo te mantendré en pie, a pesar de las impresionantes heridas que recibirás por parte de esta malvada generación. Recibirás ayuda desde arriba. Yo te he predicado a ti y a otros, no os detengáis ahí, transmitid las Enseñanzas que os he dado, tanto en público como en vuestras casas. Sé lo frágil que eres, pero sé también lo que he elegido.
Señor, estoy contenta de saber que vamos a estar unidos, aunque nadie sabe aún realmente cómo. Los problemas son aparentemente grandes y los cismas mayores aún. Como Tú dices: “El cayado del Pastor ha sido partido no sólo por la mitad, sino en mil pedazos”. Y Tu Cuerpo ha sido mutilado, dislocado y paralizado. Tú nos pides a todos que nos dobleguemos. ¿Cómo? ¿Qué hay que hacer? ¿Cuál es el primer paso? Yo soy griega ortodoxa y estoy compartiendo todo con mis hermanos católicos romanos, y no me diferencio bajo Tu Nombre cuando estoy con ellos. Ni tampoco ellos me tratan de modo diferente que a los suyos. También sé que muchos de ellos van a iglesias ortodoxas griegas o rusas…
¡Habla, hija!
Dame las palabras adecuadas, Señor.
Di: y a ellos no se les permite participar de Tu Cuerpo.
No. No se les permite, aunque nuestros Sacramentos sean los mismos. Sin embargo, a nosotros los ortodoxos, se nos permite compartir Tu Cuerpo. Incluso me dijeron que estaba excomulgada, por no decir más, porque voy donde los católicos romanos. ¡También me persiguen por ambos lados, porque mi confesor es católico romano! ¡Y Tú eres testigo de todo esto, mi Señor Jesús!
Sin embargo, llegará el día en que partirán el pan juntos en un solo altar y nadie impedirá que Mis Hijos vengan a Mí. Nadie les preguntará: “¿Eres ortodoxo?”1 Esta fortaleza que han levantado para dividiros está ya condenada por Mí. Esto es lo que has de enseñarles a creer y persuadirles para que lo hagan.
En cuanto a los que continúan divididos en cuerpo y espíritu, diferenciándose bajo Mi Santo Nombre, les digo, como dije a la iglesia de Sardes2: Tenéis fama de estar vivos a los ojos del mundo, pero no a los ojos de vuestro Creador. Revivid lo poco que os queda. Está a punto de morir y donde esté el cadáver se reunirán los buitres.
¡Uníos! ¡Congregaos! ¡Invocad Mi Nombre juntos! ¡Consagrad Mi Cuerpo y Mi Sangre juntos! ¡No persigáis el Camino! Humillaos y doblegaos para poder uniros y glorificarme. Habláis del Espíritu, pero no actuáis en el Espíritu. ¡Habláis del Camino, pero sois los primeros en obstruirlo! Qué poco Me conocéis…
Invocáis Mi Nombre y, sin embargo, asesináis a Mis Hijos entre el santuario y el altar. Os digo solemnemente que todo esto se os recordará el Día del Juicio. ¿Podéis presentaros ante Mí y decirme con sinceridad: “Estoy reconciliado con mis hermanos”? ¿Podéis decirme sinceramente, “no me he diferenciado entre hermanos bajo Tu Santo Nombre, los he tratado como a mis iguales”? Cuando presentéis vuestro caso ante Mí, os diré entonces a la cara: “Fuera de aquí. No habéis tratado a vuestros hermanos como a iguales. Habéis masacrado Mi Cuerpo diariamente. ¿Dónde está vuestro triunfo? Mientras Yo construía, vosotros derribabais. Mientras Yo reunía, vosotros dispersabais. ¡Mientras Yo unía, vosotros dividíais!”
A pesar de todo, incluso hoy, si venís a Mí tal como sois, Yo puedo sanaros, puedo transfiguraros, y Me glorificaréis. “¡Ay de las que estén encinta o con niños de pecho cuando llegue Mi Día!”. Escribe:3 ¡Ay de aquellos que Yo encuentre con el pecado enroscado en su interior, como si estuvieran encinta, y con adeptos formados por ellos y de su misma calaña! Pero se ha dicho que de vuestras propias filas saldrían hombres con un simulacro de la verdad en los labios para inducir a los discípulos a seguirlos4. Yo estoy gritando y tratando de atravesar vuestra sordera para salvaros. Y si os reprocho se debe a
La Inmensidad del Amor
que Yo tengo por vosotros.
Pero, en verdad os digo: Juntaré un día todas las partes separadas de Mi Cuerpo y las reuniré en una Única asamblea.
No llores, amigo Mío5, que Me amas. Soporta lo que Yo soporto. No obstante, consuélame y ten fe en Mí. Realizarás grandes obras en Mi Nombre. Sé tolerante como Yo soy tolerante. He estado hambriento, sediento y, a menudo, muriendo de inanición, y tú viniste en Mi ayuda. Continúa con tus buenas obras y Yo te recompensaré.
En verdad os digo: no estáis solos, Yo estoy con vosotros. Permaneced unidos en Mí y vivid en paz. Vosotros sois la posteridad de Mi Sangre y los herederos de Mi Reino. Diles que el Corazón del Señor es Amor, y que el Corazón de la Ley está basado en el Amor. Di a Mi pueblo que no quiero administradores en Mi Casa. No serán justificados en Mi Día, porque ellos mismos son los que han industrializado Mi Casa.
Os he enviado Mi Espíritu para que viva en vuestros corazones. Por eso el Espíritu que vive en vosotros os mostrará que Mi Iglesia será reconstruida dentro de vuestros corazones, y os reconoceréis los unos a los otros como hermanos en vuestro corazón.
¿Hermano, debo soportar una temporada más el dolor que he estado padeciendo año tras año? ¿O vas a darme descanso esta vez? ¿He de beber una temporada más el Cáliz de vuestra división? ¿O darás descanso a Mi Cuerpo, unificando, en atención a Mí, la Fiesta de Pascua?6
Unificando la fecha de Pascua, aliviarás Mi dolor, hermano, y te alegrarás en Mí y Yo en ti. Y devolveré la vista a muchos. “¡Mi Bienamado! ¡Mi Creador! ¡Aquel que es mi Esposo nos ha revelado cosas que ninguna mano humana podría haber llevado a cabo!”. Esto es lo que exclamaréis, una vez que hayáis recobrado la vista en Mi Nombre.
– Y Yo vendré a vosotros7 –
Os digo solemnemente: convocaos, reuníos todos vosotros y escuchad esta vez a vuestro Pastor:
Yo os guiaré por el camino que debéis ir.
Enviad Mi Mensaje a los confines de la tierra.
Ánimo, hija, sonríe cuando Yo sonría. Yo estoy contigo para guiar tus pasos hacia el Cielo.