29 de agosto de 1987

Vassula, he derramado sobre ti discernimiento y conocimientos. Has sido instruida por Mí. Te he dado Mi Pan de Mis reservas, te he dado los frutos de Mi jardín. He derramado sobre ti Mis Obras para iluminar este mundo, revelando Mi Rostro. Vamos, no olvides por qué te he elegido. Conténtate con lo que te doy, hija Mía. Te he dado en abundancia del árbol de la Vida, para alimentar también a los demás. Apóyate en Mí, confía en Mí. ¿Me darías todo lo que tienes?

Todo lo que tengo es Tuyo. No quiero guardar nada para mí sola.

Todo lo que tienes es efectivamente Mío, pero Yo te he dado libertad para elegir.

¿Para elegir qué, Señor?

Para elegir entre el mal y el bien. He dado a todos esa libertad de elección.

Entonces, si ésa es la única cosa que tengo, elijo quedarme Contigo.

Déjame, entonces, ligarte más estrechamente a Mí; déjame guiarte adonde soy más buscado.

Te amo, Padre, que se haga Tu Voluntad.

Ámame, hijita. Escúchame, no te voy a desencadenar para venir a Mí hasta que haya completado Mis Obras. Me voy a permitir utilizarte escribiendo Mis deseos. El Amor te ama. Dibuja Mi signo.

Jesucristo, Bienamado Hijo de Dios y Salvador.