4 de octubre de 1991
(Para los peregrinos canadienses.)
Apoyaos en Mí, entregadme todas vuestras preocupaciones, arrojadlas todas en Mi Corazón y Yo las aniquilaré. Bendecidme como Yo os bendigo, amadme como Yo os amo.
¡Creación! ¡Daos cuenta de que todo lo que pido de vosotros es un amor correspondido! Yo os confiero bendiciones eternas, por lo tanto, hoy y todos los días, poned vuestra confianza en Mí. Extraed de los Pozos de Mi Corazón y Yo os llenaré, invistiéndoos de Mi esplendor. Conozco vuestras penurias y vuestra extrema pobreza, así que no temáis venir a Mí tal como sois,
–La pobreza Me seduce–
Acogedme como Yo os acojo.
Id en Paz y sed testigos de Aquel que os ama más que ningún otro. Sed testigos de Aquel que os ha ofrecido Su Sagrado Corazón.