6 de diciembre de 1990
(Mensaje para un alma consagrada.)
Mis labios han exclamado:
Ven, ven a Mí
y Yo te pastorearé. Nunca te fallaré,
ni Me olvidaré jamás de apacentarte.
Conmigo nunca tendrás hambre ni sed.
(Mensaje para un alma consagrada.)
Mis labios han exclamado:
Ven, ven a Mí
y Yo te pastorearé. Nunca te fallaré,
ni Me olvidaré jamás de apacentarte.
Conmigo nunca tendrás hambre ni sed.