31 de enero de 1988

Vassula, estamos los dos junto a ti.

(Justo antes, cuando estaba sentada en el sofá, había sentido la túnica de Jesús rozar mi brazo derecho. Él posó Su mano sobre mi hombro y me pareció sentir de nuevo vivamente Su Presencia. Me levanté para ir a escribir y noté que Santa María se sentaba junto a mí.)

El voto que Yo te pido es el de fidelidad. Sé fiel a Jesús. Que Él sea para ti el Primero. Estate dispuesta a hacer Su Voluntad.

Santa María, creo que todavía no me doy cuenta: sé que no me hago cargo plenamente de todo esto.

Hijita Mía, Dios ha puesto un velo ante tus ojos. Acepta Su modo de obrar en ti. Confía en Él.

Vassula, te estoy esperando en Mi iglesia1. Bendeciré a todos los que entren en Mi Casa. Sí, bendeciré a todos los que vengan a Mí.

Vassula, no te desanimes cuando lleguen las pruebas. Continúa orando. Ven a Mí. Bendice a los que te persigan, ora por tus opresores, retribuye el mal con el amor. Al final, Mi Corazón Inmaculado triunfará.

En Fátima realicé un Milagro grandioso para que todo el mundo creyera. Lo llamáis “El Milagro del Sol”. ¿Sabes, flor, que Dios permitió a tu espíritu entrar Allí? Has entrado en Su Morada, Vassula, ¡qué poco consciente eres del favor que Dios te ha concedido!

Sí, Santa María, nunca me doy plena cuenta, pero si ésta es la Voluntad de Dios, acepto las cosas como son.

Sí, no busques nunca el porqué. Acepta con gratitud todo lo que Dios te ofrece. Obedece los requerimientos de Dios con agrado. Manteniendo tus ojos velados, Él impide que tu alma se enajene con todas las gracias que derrama sobre ti. Te ha permitido entrar en Su Lugar Más Santo, donde millones de serafines rodean Su Trono, adorándole incesantemente. Sólo Sus más Santos Ángeles tienen derecho a entrar en la Santa Morada de Dios. Ahora sabes, hija Mía, el gran privilegio que te ha otorgado.

Santa María, perdóname por no darme bastante cuenta.

Intercederé por ti.

Gracias por ayudarme, Santa Madre.

Aquí está Jesús.

Vassula, Yo también estaré presente2. Bendeciré a todos los que vengan.

Ahora, ven. Siénteme, alégrame, sonríeme. Habla, y que Yo oiga tus palabras. Búscame junto a Mi Madre, tu Santa Madre. Estamos juntos. Te amo.


1 En Turín.
2 Jesús me lo hizo comprender en Turín, en la Casa de Santa María.