24 de abril de 2000

¡Ten piedad, Señor,
de esta ingrata generación
de la que yo también formo parte!

Despierta, hijita mía, y confía en Mí. ¿Acaso no te he mostrado Mi Gloria y lo que está reservado para el pueblo que Yo amo, cuando estabas en Tierra Santa?

Escucha: se sabía de un hombre que tenía que soplar sin descanso en un horno para producir algo de calor, y se sabe que el sol quema las montañas tres veces más, pero cuando Mi Espíritu, que es puro Fuego, emerge desde lo alto, se sabe que consume e inflama instantáneamente todo lo que toca… Porque ¿se conoce a alguien que haya resistido su incendio? Y Él inflama a todos los que Le aman, convirtiéndolos en antorchas vivas para que sus palabras puedan flamear en la noche de vuestra oscura generación. Y como una antorcha en la oscuridad, irradiarán Mis Palabras.

“¡Creación!, gritarán”, “¡Ve de nuevo al encuentro de tu Esposo1!” Y ellos irradiarán Mis Palabras, que derribarán las herejías y todo lo que es perverso. En Mi Nombre combatirán2 contra las armas ahorquilladas3. Quiero cultivar a esta sociedad y hacerles comprender que la inmortalidad se encuentra en ser allegados de Nuestra Santidad Trina y Una. Nuestra Real Munificencia mantendrá perseverantes a esas almas elegidas.

Ahora voy a compartir contigo Mi alegría. ¡Ah, Vassula! Le he observado y lo que he visto Me ha complacido. Le he consagrado con regia prodigalidad y le he ungido para presidir el culto y enseñar Mis decretos a Mi Casa, e ilustrar la tierra donde vive acerca de Mi ley, que está basada en el Amor. Aunque habrá quienes unirán sus fuerzas contra él, saldrá indemne. Habrá hombres envidiosos que le acosarán, pero Yo estaré a su lado4.

Yo os reanimé a todos5, ¿no es cierto? Os he concedido favores especiales, ¿no es así?

¡Ay, Vassula, Mi Santa Faz jamás se borrará de tu corazón porque Yo la he grabado en ti! Yo trasciendo tierra y cielo en majestad y esplendor, así que nunca te desalientes, ya que Yo Soy la Última e Insondable Sabiduría. Cuenta con Mi Sabiduría y recuerda: he puesto a tu lado a más de un príncipe celestial6 y, Vassula Mía, a través de tu debilidad, Yo traeré la unidad.

Y a ti que Me lees, te digo: mantente recto en la Santa Sabiduría, e íntegro, entonces cumplirás Mi Voluntad. Sólo tendrás que decir “¡sí!” y Yo te haré entrar inmediatamente en unión con Nuestra Unicidad y te llenaré de Mi Luz Trascendente, para que estés lleno de la absoluta plenitud de Nuestra Deidad Trina y Una; para que entiendas igualmente que la nobleza de la unidad se dará cuando tú también inclines tu cabeza con humildad, amor y voluntad de pasar desapercibido. La oración del hombre humilde atraviesa las nubes, dicen las Escrituras7 pero también perfora las mazmorras del maligno y hace añicos sus planes. Las oraciones del hombre humilde tienen doble efecto en beneficio Mío.

Si la gente, Vassula Mía, te vuelve a preguntar: “¿Qué dice el Señor en sus mensajes más recientes?”, diles:

“El Señor, mi Dios, no dice nada nuevo, por lo tanto, continuad manteniéndoos firmes e inamovibles en vuestra fe. En cuanto a esos que aún siguen dormidos, nuestro Salvador Jesucristo les dice: ‘Despertad de vuestro letargo como deberíais hacer, y dejad a un lado el pecado’. Dios también os ha llamado a vosotros y, hasta el día de hoy, no le habéis escuchado. Estáis rechazando Su Santidad Trina y Una y estáis rechazando a Aquel que os da el Espíritu Santo. Si pertenecéis a la Luz, pertenecéis entonces al día y, durante el día, tendríais que permanecer despiertos. Pero si preguntáis: ‘¿Qué dice el Señor en Su más reciente Mensaje?’, es porque aún no estáis enraizados en Aquel que os creó y aún no Le habéis entendido. No tenéis ningún entendimiento de Él, vuestro Dios. ¡Ah, si supierais qué encanto hay en Su Amor y qué atractivos tesoros esconde su Sagrado Corazón! Él os ha estado llamando desde que nacisteis. ¿Hasta cuándo vais a seguir descarriados? ¿No sabíais que bajo Su Mirada encontraréis la verdadera paz? Así pues, tú que moras en el desierto, no desesperes. El Amante de la humanidad, nuestro Señor Dios y nuestro Todo, está cerca de ti, ahora, para buscarte y llevarte a Su Casa y al interior de Su cámara privada1 en donde Él sellará tu corazón con Sus Besos Divinos. Todo aquel que te vea entonces, te llamará ‘desposado del Santísimo’ a Quien fue dada toda autoridad”.

“Y, por lo que toca a tus propios amigos, se preguntarán al verte surgir del desierto: “¿Quién es este que sube del desierto, apoyándose en una columna de puro incienso, cuya fragancia se esparce sobre nosotros y a través de la brisa?”. Entonces, inflamado de puro amor, responderás: “Como la canela y el acanto, he producido un perfume, en el Espíritu Santo, como de mirra selecta. En Él y por Él, he exhalado un aroma. ¡He sido transfigurado por el Divino Amor de mi Creador!”. “Pero… ¿quién era Aquel en quien te apoyabas?”. “¿Él? Es el Alfa y la Omega, el Amante de la humanidad que atrae a toda alma hacia Él para seguirle. ¿Acaso no os dais cuenta? Hace tiempo, cuando me conocisteis, yo era como nuestros antepasados del desierto y, como ellos, sólo perseguía la Frivolidad, volviéndome yo mismo frívolo. Ahora, la Primavera Misma me ha visitado y me ha hecho florecer. Él me ha perfumado y ha adornado mi alma con guirnaldas de gardenias. Bendijo mi alma en Su Nombre tres veces Santo y, ahora, también yo puedo decir: “He llegado a comprender a Dios, cuyo Amor es como un relámpago de fuego. Ahora soy un hijo de Dios. ¡Pues bien! Estoy en camino de ser deificado por haber aceptado a nuestro Padre y haber hecho las paces con Él… ¡Ah, qué alegría me embarga! Porque ahora no tengo fronteras con mi Creador; no, ninguna en absoluto… ¡No más fronteras!”

Por tanto, incluso el más desdichado recibirá una Visitación Divina, pues Mi Retorno es inminente. Visitaré a aquellos que no están siquiera familiarizados con Mis Obras Divinas. En su nulidad, no han adquirido nada y no tienen conocimiento de Mí, ni jamás han sabido que Yo-Soy-El-que-Soy es su Dueño y su Dios… En vuestros días, cuando el mal y la perversidad son inhalados diariamente por esta generación, Mi gran Amor Me obliga a inclinarme desde mi Trono y a abrir las reservas de gracias del Cielo, para derramarlas inmerecidamente sobre esta generación y salvarla. Podéis llamarlo: un período de gracias ilimitadas. Yo soy Aquel que tan generosamente envía el Espíritu Santo sobre vosotros, y no estoy haciendo esto por vuestros méritos, sino por la inefable condescendencia de Mi Amor.

Seguiré inundándoos de inmerecidas gracias, generación, en medio de vuestro caos, sumergiéndoos para elevaros a todos a tal nobleza que, cuando llegue el momento de presentaros ante el Padre, vuestra alma aparezca reluciente como el oro, pues Yo os habré revestido de Mí Mismo.

Escucha a Daniel, tu ángel guardián, escucha lo que tiene que decir como testigo:

“En vuestro estado terrenal, no seréis recibidos ante el Trono de Dios. Nadie ha sido recibido en semejante estado, pero vosotros seréis recibidos por Dios, para entrar en el Cielo, sólo cuando Cristo sea vuestra vestidura. Sólo entonces Dios os reconocerá…”

Sí, por eso es por lo que seguiré dándome continuamente a ti, dándote más de Mí Mismo y manifestándome en poder y gracia mientras te visite, adornando así tu alma con majestad y prodigalidad. A la vez, te embelleceré, te adornaré —como se engalana a una novia para su boda— con gracia divina y virtud, mientras Mi Boca te estará cantando poemas de Instrucción, revistiéndote de Sabiduría y Conocimiento de Mí, honrándonos en Nuestra Santidad Trina y Una.

El Rey, en Su benevolencia, saturará tu alma para levantarte de la prisión de tu carne y hacerte entrar en Mi Luz Sublime, una Luz diez mil veces más potente que el sol. Acercaos pues a Mí, los que desearíais ser deificados, y entrad en el gozo de Nuestra Santidad Trina y Una para convertiros, en Nuestra Divina Unión, en dioses por participación… Y a ti que haces que Mi Corazón te desee aún más en tu inefable debilidad, Vassula Mía, te digo: Sé una Conmigo, deja que Mi Mano protectora te guíe. Que Yo sea siempre tu única Alegría, el Sol de tu alma, la reluciente Senda de tu vida, la Iluminación de tus decisiones. Mis Ojos están sobre ti, puede decirse que fijos en ti.

Recuerda, bienamada: cuando estés sedienta, pequeña, ven a Mí, tu Esposo. Yo siempre tendré bebida que ofrecerte. No escuches los siseos ni las lenguas de las víboras. El Espíritu Santo te ha marcado con Su Sello Sagrado y te ha ofrecido Su amistad, marcándote como Nuestra. Ven a disfrutar un período de descanso en Nosotros. Y si un transeúnte te pregunta: “¿Dónde está tu descanso?”, contesta diciendo: “Mi descanso está en el Corazón de Jesucristo, Aquel que es el más próximo al Corazón del Padre”.


1 Dios: “Porque ahora tu Creador será tu Esposo…” (Is 54,5)
2 El Señor se refiere a los apóstoles de los Últimos Tiempos.
3 Entendí por “armas ahorquilladas” el diablo y sus demonios.
4 Jesús estaba hablando de un sacerdote greco-ortodoxo que le había gustado mucho. Sin embargo, Jesús anunció ya que su misión no discurrirá sin persecución, pero Él estará a su lado.
5 Cuando estábamos en Tierra Santa, éramos 450 peregrinos, familia de La Verdadera Vida en Dios, de 12 diferentes iglesias cristianas y procedentes de más de 50 países. 6 Cristo se refiere a los ángeles.
6 Si 35,17.
7 Yo entendí con esto que la cámara privada es el Corazón de nuestro Señor.