Rev. Pastor Lianshan PEI
Profesor de Historia de la Iglesia en el Seminario Teológico de la Union protestante de Guangdong.
Me crié en una pobre y remota comunidad rural. Mis padres eran campesinos analfabetos que me amaban profundamente. Esperaban que yo fuera a la universidad y encontrara un trabajo lucrativo; deseaban que honrara a mi clan familiar.
En mi infancia fui a escuelas ateas. Nunca oí hablar de Jesucristo hasta que me encontré con uno de mis compañeros de clase en la escuela superior. Nunca imaginé que me iba a hacer cristiano y mucho menos pastor. En la escuela superior, un amigo cercano compartió conmigo la buena nueva de que Jesús es el Salvador. Justo cuando yo estaba muy preocupado con mis exámenes de entrada a la universidad, me dijo que Jesús podía darme paz y alegría en el corazón. Le pedí que me diera algún tiempo para pensar en ello. Al cabo de un par de días, me decidí a orar con él. Cuando me hice cristiano, mi amigo me dio un pequeño Nuevo Testamento con los Salmos. No había ninguna iglesia en esa área, de modo que no pude asistir a los cultos. Pero había un programa de radio cristiana emitido desde Hong Kong. Lo escuchaba casi cada noche, así que logré un conocimiento cristiano básico a través de las ondas…
Era difícil ser cristiano en un entorno no creyente. Era el único cristiano en el pueblo donde vivía. Sin compañeros cristianos con los que hablar, me sentí solo. Pedía a Dios que me diera una iglesia a la que ir. Seguí rezando por eso durante tres años. Un día, por casualidad, conocí a una señora anciana en el autobús de larga distancia que me llevaba a la ciudad. Se sentó a mi lado y oí que estaba cantando un himno. Traté de charlar con ella. Me dijo que era la responsable de la iglesia cristiana local y que en ese momento estaba yendo a una conferencia para formar un consejo cristiano. Yo estaba emocionadísimo de conocer a una cristiana. La acompañé hasta el lugar de la conferencia.
Me presentó a varios dirigentes de la iglesia. Desde entonces empecé a asistir a esa iglesia, y allí fui bautizado. Leía la Biblia día y noche. Oraba y lloraba de alegría. Confesé mis pecados y recibí a Jesucristo como mi propio Señor y Salvador. Tomé la decisión de entregar mi vida a Jesucristo y seguirle, vivir para Él y morir por Él.
Había fallado dos años consecutivos mis exámenes de entrada a la universidad. El tercer año me presenté a los exámenes de entrada en el seminario y a los exámenes de entrada en la universidad simultáneamente. Fui admitido por el Nanjing Union Theological Seminary, (Seminario Teológico de la Unión protestante de Nanjing). Aprobé también los exámenes de entrada en la universidad y fui aceptado por el Instituto Normal de Binzhou. Si hubiera ido allí, me hubiera convertido en profesor de escuela secundaria. ¡Pero cuando me enteré de su aceptación ya estaba sentado en un aula del seminario!
Estaba profundamente convencido de que debía ser el plan de Dios. Pueden imaginarse que, si me hubieran admitido antes en la universidad, mis padres me hubieran obligado a ir allí, porque la educación religiosa no está considerada como educación superior en la mente de la gente corriente. Di gracias a Dios por Su propio plan.
En el seminario estaba hambriento y sediento de aprendizaje teológico. Como no pertenecía a una familia cristiana, tenía una falta seria de conocimientos sobre la fe. Trabajé muy duro e hice un rápido progreso, incluso aprendiendo inglés: podía leer más libros teológicos. Era uno de los pocos universitarios no ingleses que podía leer teología en inglés…
En 1997, después de cuatro años en el Nanjing Union Theological Seminary, volví a mi iglesia local. Serví en ella cinco años y fui ordenado como pastor. Fue en esa iglesia donde obtuve mi experiencia parroquial. Predicaba cada domingo y dirigía el estudio de la Biblia durante la semana. Hice muchos amigos gracias a mi ministerio. Poco a poco, algunos jóvenes de mi iglesia se fueron comprometiendo a ir al seminario. Cuando volvieron después de su graduación, sentí que debía proseguir mis estudios. Volví al Nanjing Union Theological Seminary y obtuve un máster (Master’s Degree) en teología.
En 2005, fui nombrado profesor de Historia de la Iglesia en el Guangdong Union Theological Seminary (Seminario Teológico de la Unión protestante de Guangdong). Realmente disfruto de mi trabajo. Leyendo libros de historia he aprendido a apreciar muchas tradiciones confesionales diferentes dentro de la familia cristiana.
Durante estos años he vivido muchas experiencias. Fui enviado por el Consejo Cristiano de China a estudiar al Instituto ecuménico de Bossey, en Suiza. Allí conocí a muchos condiscípulos de varias tradiciones. Argumentamos y aprendimos juntos. El Instituto Ecuménico es una plataforma excelente para que los cristianos aprendan unos de otros. En Bossey, vivíamos y jugábamos juntos. Durante mi estancia en Suiza, visité la sede del Consejo Mundial de las Iglesias, en Ginebra.
Hacia el final de mis estudios, tuve la suerte de hacer un viaje de estudios al Vaticano. Fui a la sede del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los cristianos. La experiencia amplió mi visión y aguzó mi pensamiento. En poco tiempo me fui volviendo más tolerante. Mi mente estrecha se ensanchó; mi entendimiento superficial se profundizó. Todas las cosas que me fueron ocurriendo estaban muy por encima de mis expectativas, puesto que soy hijo de campesinos de una aldea remota.
En 2013, me invitó el YMCA de Nurenberg a trabajar de voluntario en Alemania durante dos meses. Viajé mucho por Alemania, Austria, Rumanía y la República Checa. También tuve la experiencia de servir un mes con los Gitanos en Rumanía. Todos los recuerdos son buenos y valiosos.
En 2015 estuve un año en el Seminario Teológico de Fuller, como profesor visitante. Aproveché el tiempo para asistir a algunos cursos. Empleando mi tiempo libre, visité diferentes iglesias por los Estados Unidos de América. Había hecho muchos amigos entre los Evangélicos y los Pentecostales. Agradezco muchísimo a Dios que me haya dado tantas oportunidades de aprender alrededor del mundo.
En 2018, me invitaron a asistir al Tercer Encuentro del Foro Global Cristiano, en representación del Consejo Cristiano de China. Mis ojos se reabrieron en el transcurso de mi camino con Jesucristo.
Por Su Gracia, soy lo que soy hoy día. Soy una vasija de barro, pero en mi interior está este tesoro. Ese tesoro es nuestro Señor Jesucristo.
Rev. Lianshan Pei
director del Departamento de Enseñanza e Investigación
y profesor de Historia de la Iglesia en el Seminario Teológico