Querida Asamblea,

Me complazco en comenzar mi discurso citando a Gibran Khalil Gibran: «El amor sólo da de sí mismo y sólo toma de sí mismo. El amor no posee nada ni desea ser poseído por nadie, porque el amor es autosuficiente.»

También el Maestro Kamal Jumblatt, hablando del amor, dijo: «Es la profundidad lo que siempre debe estar en la base de cada enfoque, acción, opinión o refrán, incluso en medio de la batalla de violencia moral o material. La profundidad está coronada por el amor divino.»

Si nos fijamos en el amor divino, en las principales religiones del mundo, encontramos que, a pesar de sus grandes diferencias, que a menudo equivalen a contradicciones, el amor de Dios es el factor común de todas las religiones que preconizan el amor y la rectitud hacia el otro.

Y el amor divino es generoso y universal. A aquellos que están dispuestos [a amar], les permite caminar por cualquier camino que les parezca apropiado y consistente, según su condición y estado mental. Es decir, que de muchas maneras uno puede progresar en el amor divino.

Este viaje puede incluir elementos tales como: el amor – la belleza – el ascetismo – la adoración – la moralidad. Una persona puede estar dudando entre algunos o entre todos esos distintos caminos, pero el objetivo de todos ellos es el mismo: llegar al amor de Dios.

Verdaderamente, la mayoría de las personas que han elegido su camino hacia Dios están de acuerdo en que el amor es la meta principal del amor divino. Dios es el amor puro y místico que se dirige a todos con amor. El amor une a la gente de forma incondicional. Trabaja por el bien y la felicidad de los demás y busca disculpas para sus errores. Los fortalece en sus debilidades y les tiene piedad en sus caídas.

Hay amplio consenso en que la belleza permite al hombre alcanzar el amor divino. Esto incluye todo tipo de belleza. El hombre ve la belleza de las rosas, la gracia de los árboles, la dulzura de las aves, la magia del cielo; en cada criatura hay un signo de la belleza del Creador encendiendo en el corazón del hombre la llama del amor por su Creador, lo cual aumenta su belleza y proximidad al divino Amor. Por lo tanto, el gusto por la belleza es uno de los medios más seguros de preparar el corazón humano para recibir un haz de luz divina llena de amor.

Si practicamos el ascetismo, lo que queremos es dejar completamente de lado el mundo y sus placeres, para poner al alma en el camino recto. La elección de la pobreza y el hambre eliminan los deseos mundanos que impiden la búsqueda del amor divino. Todo buscador honesto reconoce la verdad acerca de sí mismo y los caminos del mundo que deben evitarse para buscar el amor verdadero.

En cuanto a la adoración, en que el hombre va directamente a su Señor, puede parecer un camino engorroso y difícil, pero en realidad es un momento de consuelo que el hombre puede gustar en medio de las preocupaciones del mundo. El hombre entra por la puerta de la adoración, la oración y la recitación de los libros sagrados, en un incesante recuerdo de Dios. Solo con su Señor, el hombre deja atrás la soledad y llega a la unión con Dios.

Por otro lado, la moralidad se ejerce cuando el hombre tiene en cuenta los atributos de Dios y trabaja duro para alcanzar ese alto nivel. Dios sólo envía bondad a todas las criaturas y la bondad es el signo del amor. La mejor manera de llegar a la luz del amor verdadero es a través de ese código moral que lleva al hombre al amor divino. Reconociendo que el camino a Dios está lleno de barreras que separan al hombre de sus deseos y beneficios mundanos, el hombre debe luchar a través de los detalles de estos esfuerzos sin valor mundano. Pero la luz divina que se coloca ante sus ojos le impide buscar cosas que Dios no quiere para él.

Amor divino: Los corazones reunidos sobre la base de la bondad se reúnen con honestidad y se comprometen a continuar de la misma manera. Tienen una relación fuerte y distintiva. Se alegran en conjunto y también sufren juntos. Ninguna pasión los divide y ningún demonio los guía. El amor es la única guía para el amor divino que los une.

Finalmente, extiendo una sincera palabra de agradecimiento a la señora Vassula Ryden, con un afecto lleno de todos los significados de la amistad y la fraternidad; un saludo de corazón a corazón, y digo estas palabras conmovida por el amor, el aprecio y el respeto. Aún si me dieran toda la elocuencia del habla, y sobresaliera en poesía y en prosa, continuaría siendo negligente e incompetente en el deber de agradecer a su amable invitación de asistir a esta conferencia, donde esperamos ansiosamente encontrarnos con amigos queridos, a través de los cuales aprendemos sobre el mundo entero y sobre todas las civilizaciones.

 

Nizam Bou Khzam