7 de septiembre de 1987
La paz esté contigo, hija Mía. Recuerda las palabras que te voy a decir una vez más. Recuérdalas más especialmente ahora.
Yo, el Señor, estoy a la puerta y llamo. Si alguno de vosotros Me oye llamar y abre la puerta, entraré para compartir su comida junto a él. A los que salgan victoriosos les permitiré compartir Mi Trono, como Yo Mismo salí victorioso y ocupé Mi lugar junto a Mi Padre en Su Trono. Si alguien tiene oídos para oír que escuche lo que el Espíritu está diciendo a las Iglesias. Hija, díselo, díselo, recuérdales Mis palabras porque las han olvidado.
Jesús, ayúdame.
Siempre te ayudaré, Vassula.
(Yo suspiré.)
Gracias, Señor.