Jerusalem, Conferencia de la Verdadera Vida en Dios. Año 2000.

EMPUÑAD LA HOZ Y RECOGED ENÉRGICAMENTE UNA COSECHA QUE NUNCA PREPARASTEIS

Al comienzo de esta revelación, en Mayo de 1987, Jesucristo vino a mí y dijo:

“Si tuvieses que servirme, Yo no revelaría en ti nada más que la Pasión…”

Sin haber comprendido, pregunté:

“¿La Pasión?”

Sin considerar mi ignorancia, nuestro Señor continuó:

“Sí, la Pasión”.

Entonces, volviéndose a mí me hizo esta pregunta:

“¿Quieres servirMe?”.

Esta pregunta me sentó como una bomba.

Amigos míos, no creáis ni por un momento que tuve la actitud humilde de nuestra Bienaventurada Madre, que respondió a Dios con su Fiat inmediato y con el Magnificat, ni que tuve la actitud de los santos, sino que tuve la actitud de una cobarde, permaneciendo en silencio temblando de miedo y desconfianza. Esta actitud mía tan patética le dolió tan profundamente a Jesús en Su Corazón que fue como si me viese a mí misma clavándole otra espina en el Corazón. Jesús, sin esconder Su decepción, me dijo:

“Puedo habitar en ti a pesar de tu impresionante debilidad…”

Y se marchó.

El resto del día me sentí vacía y fue como si mi vida se estuviese consumiendo cada hora que pasaba. Por la noche mi alma ya se sentía arrepentida; mi mente decía: “¿Cómo es posible que tú, que no eres mejor que polvo y cenizas, tuvieses una opinión? ¿Cómo has podido tú, simple polvo, provocar y retar a Su Majestad?”

Y esto se prolongó durante toda la noche. Entonces decidí armarme del poco valor que me quedaba e ir al Señor con su misma pregunta. Y así hice. Llamé al Señor tímidamente; Él me respondió y dijo:

“La Paz sea contigo”

y respondí en mi lamentable ignorancia:

“y también Contigo; ¿quieres que yo Te sirva?”

Y Él, si así lo puedo decir, brincó de alegría y fue como si Él respirase de nuevo y dijo” “

“¡Lo quiero! Y lo quiero ardientemente, Vassula. Ven, y te enseñaré dónde y cómo podrás servirme.” […] Trabaja […] y sírveme como ahora. Manténte como eres. Necesito servidores que puedan servirme, donde más falta el Amor. Trabaja mucho, porque, donde tú estás, estás en medio del mal, de los no creyentes, estás en las más abyectas profundidades del pecado. Tú servirás a tu Dios donde reina la oscuridad, no tendrás descanso, tú Me servirás donde todo el bien es deformado en mal. Sí, sírveme en medio de la miseria, entre la crueldad y las iniquidades del mundo; sírveme entre la gente sin Dios, entre los que hacen burla de Mí, entre los que traspasan Mi Corazón; sírveme, entre los que Me flagelan, entre los que Me crucifican y Me escupen todavía. Oh, Vassula, ¡cómo sufro! Ven a consolarme […] esfuérzate y sufre conmigo, comparte Mi Cruz.” (24/5/87)

Y así, desde entonces nuestro Creador me instruyó y Él se convirtió en mi Educador personal.Me ha implantado en Su Carne, haciendo de mi una parte de Él para toda la Eternidad.

Entonces, ¿por qué os cuento todo esto? Porque os quiero recordar que también vosotros sois benditos por haber creído en Su mensaje.

Sois benditos por haber aceptado y dado vuestro Fiat a Dios para ayudar a reavivar Su Iglesia y sacarla de su Apostasía flagrante, haciendo lo que podéis, según la capacidad que Dios os ha dado.

Sois benditos por hacer lo que podéis para servir al prójimo. Sois benditos por multiplicar los talentos que nuestro Señor os ha entregado en confianza.

Sois benditos cuando, guiados por el Espíritu Santo, podéis traer un alma al Señor. Este es el servicio supremo que podéis ofrecer a Dios, ya que Dios aprecia un alma más que cualquier otra cosa.

Sois benditos si habéis aceptado convertiros en hacedores de la paz por la unidad y sembráis semillas que darán fruto en la pureza.

Sois benditos si habéis dejado a un lado vuestros motivos e intereses por los Motivos e Intereses de Cristo.

Y sois benditos si habéis buscado lo que es menos buscado en este mundo y lo habéis llevado a cabo con amor, y esto es la Cruz.

Y vosotros, vosotros que os habéis involucrado en los proyectos de Beth Myriam para dar de comer a los pobres, sois benditos, ya que nuestro Señor dijo, que lo que hagáis por el más pequeño de vosotros, lo hacéis por Mí.

Dejarme deciros unas palabras sobre los proyectos de Beth Myriam, que tienen como objetivo, no sólo dar retiros y proporcionar alimento espiritual, sino también las necesidades vitales de los pobres: una comida al día.

Es la Voluntad de Dios y no hay duda de ello hoy, ahora que Dios ha puesto Su Mano Poderosa en este proyecto, pero imploro a todos que dependan más del Espíritu Santo que está dispuesto a ser nuestra guía y la lámpara de nuestros pies. Por nuestra cuenta, no podríamos hacer nada, pero mediante el poder del Espíritu Santo, podemos multiplicar nuestros talentos. Si en algún momento, queridos amigos, uno empezara a fiarse de sus propias fuerzas, aunque su actuación revele celo, no pasará mucho tiempo antes de que se caiga, descubriendo que tan sólo estaba persiguiendo al viento.

Cuando estos proyectos están realizados con amor y humildad y se emprenden sin poner mucho de nosotros en ellos, sin depender de nuestra propia fuerza, Dios facilita la apertura de estas casas sin muchas idas y venidas por nuestra parte. Hoy tenemos ya en pleno funcionamiento dos de estas casas en Venezuela y una en Bangladesh que funciona igualmente gracias al señor Duleep, y habrá una dentro de poco en los Estados Unidos, Israel, Colombia y Perú. Esperemos que se extiendan por el mundo un día con la gracia de Dios. Estas obras de caridad son para probar nuestra fe en el Señor. Las Escrituras dicen: “así también la fe, si no tiene obras, está muerta en sí misma.” Sant. 2:17

Así pues, consideremos más este proyecto en nuestras vidas.

Queridos amigos de Dios, ¿os acordáis de cómo la última vez que nos reunimos aquí en Tierra Santa hablamos de cómo cultivar los mensajes de la Verdadera Vida en Dios? Recibimos instrucciones directas de Dios, y esto lo sabéis muy bien, que toda esta obra no me pertenece y que yo no puedo desplegar una pancarta e ir diciendo con un micrófono: “esto es todo obra mía, todo esto lo he hecho yo, mirad cuántos libros he producido, ¿y veis a cuántas naciones se han extendido?” “¡Eh, espera un momento!” me diría Dios, “¿Te he oído decir que todo esto es obra tuya?”

Pongamos las cosas en su sitio y gravemos en nuestras mentes que toda la obra de la Verdadera Vida en Dios es Su Obra Divina de Misericordia y se manifiesta porque Dios muestra Su Poder a través de esta obra y nadie, ni siquiera todo el infierno junto podrá deshacer Su Obra Divina, porque el Poder del Espíritu Santo es mayor. Así que, diciéndoos esto lo que os quiero inculcar es, hermanos y hermanas, que vayáis progresando aún más en la humildad y en el amor para que el Espíritu Santo pueda realizar Su Obra en vosotros y por medio de vosotros.

He oído cosas tristes varias veces el año pasado y también éste. He oído decir a la gente: “Ibamos a involucrarnos en la espiritualidad de la Verdadera Vida en Dios uniéndonos a su grupo de oración, pero cuando vimos que hay desunión entre ellos, conflictos y discordia, que hay falta de amor, entonces decidimos no estar con ellos.” Podéis pensar ahora que estas personas son unas vanidosas, creyéndose mejor que vosotros. Bueno, dejadme deciros lo que yo misma he observado entre vosotros. Me he dado cuenta de que uno se convierte en el campeón cuando llega el momento de ver la astilla que su hermano tiene en el ojo, cuando de hecho, tenéis en vuestro propio ojo, no sólo una tabla, ¡sino todo un bosque! Otras veces y en diversas ocasiones he oído: “Estos mensajes son preciosos y creemos en ellos, pero es esa gente que rodea a Vassula quienes no son buenos y los están destruyendo. ¿Por qué acepta ella a esa gente? ¡Qué pena que ella trabaje tan duro mientras que otros están destruyendo su obra!”Bueno, pues os digo que, si decís que vuestras vidas han cambiado y la causa de ello son estos mensajes, ¿entonces cómo es que algunos de vosotros adoptáis la actitud de anarquistas? ¿Cómo es que encontramos en nuestros propios grupos, rencor, amargura, murmuraciones, acusaciones, juicios, peleas sin fin, rivalidad, etc.? Decidme, ¿proceden estas cosas de Dios? Esto muestra que estas personas no se han percatado aún del mensaje de reconciliación y amor, ni se han arrepentido totalmente y que hay briznas de oscuridad aún dentro de ellos. Si supieseis cuántas veces Jesús vino a mí a quejarse de esas peleas entre vosotros, incluso enseñándomelas en visiones, y diciendo que están jugando a juegos peligrosos. Incluso hasta el día de hoy y esta hora, algunos de vosotros no os habláis y no hay paz entre vosotros, porque como dijo Jesús en un mensaje dado a un grupo en disputa, se echan la culpa los unos a los otros porque creen que ellos son los más justos.

Satanás está ávido de desacreditar la Obra de Dios, está deseando que os peleéis para que los demás digan: “pero este fruto no es bueno, está podrido.” Os pregunto: “¿Vais a aliaros con Satanás o con Dios? ¿Por qué aún dejáis al demonio que os use como su arma destructiva? ¿No os dais cuenta de que dejándoos llevar por su astucia, le habéis permitido que os convierta en su juguete? ¿No ha dicho Jesús: “por el amor que se tienen los unos a los otros, podréis reconocer que son verdaderamente Míos.” Así que, hagamos un esfuerzo por el amor de Dios y tratemos de ser perfectos y estar unidos.

Pedid al Espíritu Santo que os dé la virtud de la humildad. ¿Por qué iba Él a negaros esta virtud si se la pedís con convicción y con sinceridad? Y Él os la dará. Entonces, cuando hayamos sido reducidos a nada, en esta humildad extrema, el Espíritu Santo puede hacer las obras mayores en nosotros y también por medio de nosotros. Esta es la razón por la que el Espíritu Santo insiste en que no actuemos como dictadores por los títulos que algunos de vosotros tenéis al haber formado una Asociación. Al convertiros en dictadores estáis jugando con fuego.

No pretendo en absoluto desanimaros, porque sé cuántos esfuerzos habéis estado haciendo para extender esta obra y haciendo conocer estos mensajes, y alabo al Señor por habernos dado tantas personas que están dispuestas y están deseando y son celosas, de coger la hoz y recoger una cosecha abundante que ninguno de nosotros ha preparado, porque El que la ha preparado es nuestro Padre celestial y nosotros somos sus obreros.

Así, aunque seamos llamados, a pesar de nuestra tremenda miseria, para una obra apostólica, tenemos que mantenernos unidos. Jesús nos pide que vayamos a cristianizar a esta sociedad descristianizada. Es nuestro deber hacia Dios transmitir a otros lo que hemos recibido de Él.

Jesús dice que si decís que tenéis fe y no evangelizáis, es todo en vano. Evangelizar es también una obra de caridad porque lo hacéis para la salvación de las almas. Evangelizar es servir a Dios y al prójimo. Servir, como he dicho, es considerado también como un acto de caridad, porque os estaríais dando a los demás, estaríais sacrificándoos por otros. Incluso cuando rezáis por otros, esto también es un acto de caridad, porque rezar por los demás es también derramar sangre por otros. Jesús dice en las Escrituras: “Aquel que encuentre su vida la perderá; aquel que pierda su vida por amor a Mí la encontrará.”(Mt 10, 39)

Lo que pide aquí Jesús es daros más a otros, dar vuestras vidas a otros sin reservas. No seáis como esos que viven su vida para ellos mismos, siendo ellos los propios benefactores.

Sé que muchos de vosotros habéis sido llamados a evangelizar a partir de estos mensajes y también sé que haciéndolo, habéis obtenido los frutos. Sin embargo, repetiré una advertencia a aquellos que tienen tendencia de evocar temas que no tienen nada que ver con los mensajes, que sean muy cuidadosos cuando testimonien. Mantened los mensajes en su pureza, usando también pasajes de las Escrituras si queréis. No intentéis explicar profecías si aún están selladas y el Espíritu Santo no nos ha dado la luz para entenderlas. Podemos ir por muy mal camino si tratamos de dar nuestra propia opinión y ponemos en juego todo el Mensaje. Estoy diciendo esto porque sé que algunos lo han tratado de hacer y han ido por muy mal camino y tardé muchísimo tiempo en reparar estos errores.

Con toda sinceridad, me atrevo a decir que desde hace 14 años, Dios ha sido mi único Guía, mi Instructor y Profesor pero también mi Amigo, haciendo la vista gorda a la patética pecadora que soy y sin siquiera temer el que pueda estar rebajando Su obra, conversó conmigo. En muchos de sus mensajes dice muy claro que lo que me ha dado a mí, os lo ha dado también a vosotros; todo está dado para el beneficio de la Iglesia, para el beneficio de Su gente y para el beneficio de las generaciones futuras que han de venir.

Todos sabemos que cuando Dios se manifiesta no lo hace para decirnos meramente “hola, ¿cómo estás?” Cuando el mundo se ha convertido en un caos y le ha dado la espalda al amor de Dios, poniendo en peligro incluso todo el cosmos debido a su miseria, y cuando dentro de Su Propia Casa le han dado la espalda los Suyos, ¿se le conoce por quedarse callado y dejarlo todo en manos de Satanás? ¡Nunca! Como un Padre cariñoso, Él es consciente de Sus hijos y por ello viene desde Su Misericordia Infinita a llamarnos para que regresemos a Él y a inculcarnos un poco de sentido en nuestras cabezas.

Ahora estamos en el decimoquinto año de estos mensajes, y os pido a todos vosotros si es posible que dediquéis un momento de meditación esta noche cuando os retiréis a vuestros cuartos. Meditad sobre cómo hemos recibido tantas gracias no merecidas de la abundante Misericordia y Bondad de Dios. Y cómo el Rey de reyes nos trajo a Su casa Real a pesar de nuestros pecados y de nuestra condición lamentable. Y de cómo Él nos ha llamado por nuestro nombre, tratándonos con prodigalidad real. Meditad sobre Su Mano generosa que os invita, tal como sois, por el amor excesivo y exuberante que tiene por vosotros, para probarle, para probar Su amor dulce. Dejad que vuestra nada gane Su favor.

¿No os habéis dado cuenta de cómo Dios os ha revelado el cielo y la tierra y todas las maravillas que hay bajo el cielo llamándoos y poniéndoos a Su servicio? Así que alabad Su Santo Nombre, alabad a nuestro Señor y nuestro Dios, y cantar Su Himno de Amor allá donde vayáis, perfumando con Su fragancia este mundo frío. Sed uno. Recemos: Señor, danos Tu Reino, Para que podamos obtener incorruptibilidad Y la deidad para obtener la vida eterna. Amén.